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Expertos hacen un llamado a no compartir información falsa sobre la viruela del mono en internet

Las autoridades de diferentes países y los expertos hacen un llamado a la población a no dar credibilidad a informaciones falsas, y no compartir noticias sin sustento científico.
Noticias Falsas vuelven a surgir en el mundo con la viruela del mono
Foto de referencia: Pixabay
AFP

La viruela del mono sería una enfermedad "causada por vacunas" o las autoridades estaban al corriente del problema antes de que surgiera: los rumores y complots volvieron a brotar en internet, como ya sucedió con la pandemia del Covid-19.

La viruela del mono y la vacuna AstraZeneca

Publicaciones compartidas miles de veces en redes sociales desde mediados de mayo sugieren que la viruela del mono está relacionada con la vacuna contra el Covid-19 producida por Oxford/AstraZeneca, ya que entre sus componentes se encuentra un adenovirus de chimpancé. Pero la afirmación es falsa según los expertos

Ese adenovirus ha sido modificado genéticamente para que no se pueda reproducir en el cuerpo humano y, además, pertenece a una familia diferente a la del virus causante de la viruela del mono. Los expertos interrogados por AFP insisten en que ambos patógenos no guardan ninguna relación entre sí.

La viruela del mono ("monkeypox") debe su nombre a que fue detectada por primera vez en macacos, en 1958.

"Se llama 'viruela del mono', porque se identificó causando la enfermedad en monos, pero los monos no son los reservorios de la enfermedad. Lo más probable es que los reservorios en África, que es el continente de origen de este virus, sean los roedores”, dijo a AFP el profesor Flávio Guimarães Da Fonseca, presidente de la Sociedad Brasileña de Virología.

"Así que, obviamente, el hecho de que el adenovirus venga de los chimpancés y la viruela se llame 'viruela del mono', no tiene ninguna relación", precisó.

El adenovirus es utilizado en la vacuna como vector, es decir como vehículo para transportar las instrucciones genéticas hasta las células del vacunado, que puede a continuación crear su propia respuesta inmunitaria contra el Covid.

Como sucede con el resto de vacunas denominadas "de vector viral", el adenovirus ha sido modificado de forma que no contamina el organismo del sujeto vacunado.

La viruela y España

Un mensaje visto en Telegram por centenares de miles de usuarios se preguntaba por qué el gobierno español “adquirió” dos millones de dosis de la vacuna contra la viruela en 2019. Según esas teorías, esas vacunas demostrarían que las autoridades ya sabían que esos casos de viruela del mono iban a aparecer.

Los expertos afirman que esa enfermedad está erradicada pero su virus no, por lo que es normal que un país como España tenga reservas estratégicas del inmunizante.

El médico Jaime Jesús Pérez, vocal de la Asociación Española de Vacunología (AEV), explicó a AFP: "La viruela es una enfermedad que está erradicada, pero el virus sigue existiendo, tanto en Estados Unidos como en Rusia, en laboratorios de alta seguridad".

La viruela se considera erradicada desde 1979 gracias a la vacunación. Desde 1984 no se inmuniza a la población general.

La diagnosis

Otras publicaciones en redes sociales ironizaron sobre lo "rápido" que supuestamente se han desarrollado las pruebas de PCR para detectar el virus de la viruela del mono y advertían sobre resultados "falsos positivos, como con el Covid".

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que la forma más adecuada para diagnosticar la enfermedad, además de la clínica, es mediante una prueba de PCR. Esto es así desde hace años, mucho antes de la pandemia de Covid-19.

La prueba mediante PCR "se basa en el desarrollo de moléculas que únicamente van a reconocer la secuencia genética de ese microorganismo", dijo a AFP Factual Álvaro Fajardo, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Laboratorio de Virología Molecular (LVM) del Centro de investigaciones nucleares de Uruguay.

Por lo anterior, las autoridades de diferentes países y los expertos hacen un llamado a la población a no dar credibilidad a informaciones falsas, y no compartir noticias sin sustento científico y que no hayan sido verificadas a través de los canales oficiales de las instituciones de salud.

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