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Ómicron, ¿un riesgo para la salud de la economía?

Faltan estudios para determinar qué tan letal puede ser la variable y si, efectivamente, las vacunas existentes pueden ser igual de efectivas contra ella.
CLAUDIO REYES / AFP
Colprensa

El pasado 24 de noviembre se confirmó en Sudáfrica el primer caso detectado en el mundo de la variante ómicron del Covid-19. Tras varios análisis, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a esta como una “variante de preocupación”, que quiere decir que en ómicron han sido detectadas varias mutaciones que pueden representar un riesgo para el aumento de contagios y complicaciones por la enfermedad.

De inmediato, empezaron a aplicarse en diferentes países del mundo restricciones a la movilidad aérea similares a las que se aplicaron en los momentos más difíciles de la pandemia del COVID-19. También empezaron a detectarse casos de contagio con la nueva variante en Hong Kong, Israel y Bélgica. La posibilidad de regresar a confinamientos forzosos empezó a barajarse de nuevo, a pesar de los avances que ha tenido la aplicación de las vacunas en buenas partes del mundo.

Colombia no ha sido ajena a estas especulaciones y temores.

Sin embargo, los epidemiólogos han sido cautos. Hasta el momento, son necesarios más estudios para determinar qué tan letal puede ser esta variable y si, efectivamente, las vacunas existentes pueden ser igual de efectivas contra ómicron. Así lo han recalcado varios epidemiólogos como Carlos Trillo, de la Universidad del Rosario, quien es enfático en que, si bien hay que conservar los protocolos de bioseguridad, no se puede hablar todavía de una lista confirmada de afectaciones provocadas por la nueva variante del virus.

“Hay que observar que, desde Sudáfrica para acá, no se ha identificado ningún cambio de comportamiento; se comporta muy parecido a Delta. Pero lo que sí queda claro es que la vacuna es eficaz y protege del riesgo mortal del virus. Todavía no se tienen muchos datos, pero en los poquitos que se tienen no se ve mayor agresividad, todo visto desde el comportamiento epidemiológico”, agregó a su turno Fernanda Gutiérrez, viróloga de la Universidad Javeriana.

Pese al optimismo de los epidemiólogos, hay temor de que los efectos en la economía se sientan, pese a que, como lo prevén entidades como Corficolombiana y Anif, la reactivación va por buen camino, considerando que los sectores de servicios y comercio son los que mejor rendimiento han presentado a nivel nacional.

“Los resultados de los principales indicadores económicos en agosto continúan demostrando el buen ritmo de recuperación que presenta la economía nacional. Tal es así que, sectores como la industria y el comercio han logrado consolidar unos niveles de producción y ventas superiores a los registrados en el periodo pre-pandemia. Sin embargo, los resultados del Indicador de Seguimiento a la Economía dan cuenta de que el ritmo de recuperación comienza a moderarse”, señaló Anif en su informe correspondiente al 5 de noviembre de 2021.

David Pérez Reyna, docente de la Universidad de Los Andes, señala que la aparición de ómicron sí puede llegar a tener efectos sobre la recuperación económica, pero más por las decisiones que tomen los gobiernos que por los efectos sobre la salud de la variante. El académico considera que en Colombia y otros países se han tomado medidas arbitrarias.

“En la medida en que se tomen decisiones sin razón, la recuperación económica se va a ver afectada ya sea directamente (si son medidas que cierren sectores) o indirectamente (a través de menos confianza)”, señaló.

Pérez Reyna aprovechó para describir un escenario económico en caso de que ómicron resulte ser más grave de lo visto hasta ahora: los efectos sobre la salud y la afectación en los sistemas de urgencias provocarían varias alteraciones sociales y económicas ya conocidas en los últimos dos años. Y en cualquiera de los dos casos, el analista considera que los confinamientos ya no son una opción.

“Colombia no está en condiciones de soportar otra ola de confinamientos. Ni económica ni mentalmente lo está. Ni el gobierno nacional ni el local tienen la capacidad fiscal de ofrecer los apoyos para personas que no puedan trabajar virtualmente que ofrecieron el año pasado, que de todas maneras no evitaron que aumentara la pobreza. Volver a hacer un confinamiento como los que la alcaldesa de Bogotá abogó aún en abril de este año sería nefasto para la economía y, sobre todo, para el bienestar de las personas”, expone.

Opinión similar es la de Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, quien considera que, además del retroceso en la recuperación económica, el impacto más fuerte lo sufriría el sector del empleo, desencadenando así una serie de consecuencias poco deseables para el país. “Como sociedad debemos apelar a la responsabilidad individual con la vacunación y con el cumplimiento de los estándares de bioseguridad”, agregó.

El analista José Roberto Acosta dice que la pandemia ha dejado dos lecciones: que los confinamientos quedan superados como primera línea de contención, reemplazados por la vacunación; y el hecho de que la vacunación debe ser priorizada en cuanto a distribución de dosis y la aplicación de las mismas.

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