Un pueblo, un artista: la historia de Andrés Maigual y su compromiso ecológico

Para los pueblos indígenas del departamento del Putumayo, la pintura es la mejor expresión artística con la que cuentan para sensibilizar a la sociedad e inculcar en ella el cuidado de la naturaleza. 

“Pero también es importante para describir aquellas imágenes que observamos cada vez que tomamos yagé”, comentó Andrés Maigual, gestor cultural de los pueblos indígenas Inga y Kamentzá del Valle de Sibundoy. 
Sus habilidades artísticas las heredó de sus padres y las perfeccionó con ayuda de sus hermanos, quienes en la zona también se dedican a la pintura y a la talla en madera.  

“Cuando era niño las primeras pinturas que plasmé sobre el papel estuvieron relacionadas con las montañas, los extensos bosques de eucalipto y los mágicos cantos de las aves. Y como olvidar a aquellos frailejones que a lo largo del municipio de Santiago se extienden por el alto Putumayo”, expresó. 
Para Andrés, cada despertar es un milagro porque asegura que en el Valle de Sibundoy son únicos los dorados amaneceres. 

“Cada rayo de luz que traspasa las hojas de los árboles, el sonido del viento y las coloridas mariposas que se posan en las rosas, margaritas y claveles son mi fuente de inspiración para inmortalizar sobre la tela aquellos paisajes que solo se disfrutan en estas prodigiosas tierras”, manifestó.

A la vez indicó que en sus composiciones también destaca los diarios quehaceres de sus comunidades y de tradicionales personajes que en la región se distinguen por el cuidado de la fauna y la flora.

“Ese el caso de un abuelito que en un solitario predio vivía junto a 15 perros callejeros. Aquellos animalitos tenían su propio nombre y estoy seguro que sufrieron mucho cuando falleció su amo, un adulto mayor que se ganó el aprecio de los pobladores por su carisma y respeto por la naturaleza”, expresó.

En homenaje a aquel hombre que superó los 70 años de edad, representó sobre el lienzo una de las tantas escenas en las que el adulto mayor aparece arribando a su morada en compañía de varios de sus fieles amigos. 

“Cosmos de colores”

“Descansar sobre la hierba es fantástico y más aún si el reposo se hace al caer la tarde. Lo digo porque después de las 6:30 p.m. cada vez que se mira al cielo; se observan montones de estrellas que a lo lejos titilan en el firmamento”, comentó el artista indígena. 

Aquellas imágenes también impulsan al artista a inmortalizarlas sobre la tela y por eso en su taller y galería de arte reposan pinturas alusivas al cosmos. 

“Aunque en mis obras predomina la realidad, en ellas también impongo la fantasía. Por eso para representar al cielo lo hago a través de un jardín, mientras que a las estrellas las dibujo como si fueran flores”, indicó el artista al subrayar que varias de sus composiciones también están presentes en imágenes ancestrales talladas en madera.

“Rostros en grafito”

En sus composiciones Andrés también tiene presentes sus primeros trazos que de niño hizo con grafito. 

“Esa técnica la utilizo para elaborar rostros, A lo largo de mi carrera artística son más de 100 los semblantes que elaborado sobre el papel”, comentó tras recordar que entre dichas obras sobresalen imágenes de sus padres y de diferentes autoridades indígenas que en el Valle de Sibundoy sobresalieron en la música, el canto y la agricultura