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Artesanos de cascabeles y guasás: una pasión que sobrepasa generaciones

En Mitú y el Cali dos artesanos de la música fabrican con orgullo instrumentos con toda una tradición ancestral.

Por: Alejandra Restrepo.

La variedad de ritmos musicales en Colombia son enriquecidos por los instrumentos que nacen desde los frutos de la tierra, de árboles, semillas, frutos carnosos, cañas, cactus, ellos sirven de materia prima para darle sonido a la vida. Estos frutos son transformados por “Los artesanos de la música”.

Este es un recorrido por todas las regiones del país, de la mano de un equipo conformado por Moncho Viñas, Isaac Tacha, Luis Daniel Vega y yo, Alejandra Restrepo.

Para empezar el recorrido fue fundamental preguntarse, ¿qué instrumentos se repiten en los géneros, tan variados, de nuestro país? Eso nos llevó a pensar en los instrumentos de percusión menor, tan importantes para dar ritmo, marcar compases, llenar espacios y, al mismo tiempo, tan poco valorados, tan desconocidos. Los encontramos en la cumbia, el vallenato, la música del Pácifico, el joropo, la carranga del interior, la música de nuestros indígenas; en todas las regiones.

Los cascabeles de Mitú

En esta ocasión conoceremos a dos artesanos que construyen instrumentos de semillas, empezando por nuestros pueblos originarios, en Mitú con un instrumento que todos los humanos conocemos desde bebés: el cascabel.

Desde esta región al suroriente del país hablamos con Rodrigo López, ceramista, tejedor y artesano de cascabeles. Su familia es una de las pocas que aún conserva la tradición de la artesanía ancestral con barro azul Aruak, Rodrigo fabrica al lado de su hijo cestas, platos, calderos, tinajas y este instrumento musical.

“Mi abuelo era danzador, me acuerdo como un sueño de él, cuando danzó para entregar pescado con todos los trajes típicos, en un dabucurí (un ritual de agradecimiento), él y mi padre me enseñaron un poco y luego yo investigué”, explica Rodrigo López, mientras permanece sentado en el piso.

Rodrigo López - Artesano de cascabeles.

Artesanías Quwai es el nombre de su taller, que según cuenta tiene una importante trascendencia para su comunidad:

“Quwai es nuestro Dios mitológico, él existía antes que nosotros, la historia dice que él creó todo: los ríos y los animales. En la era de Quwai los animalitos eran personas que lo cuidaban”, indica Rodrigo.

Los cascabeles que fabrica se utilizan para diferentes rituales y celebraciones, tienen un proceso complejo; la recolección de las semillas sólo puede hacerse en una época del año, por eso no todos los danzantes pueden usarlos.

“Estos cascabeles solo se encuentran en la loma de cascabeles, una vez al año en verano, solo pueden llevarlos los danzadores principales y deben ir al ritmo de la voz, son los que marcan el paso”, dice.

Rodrigo López - Artesano de cascabeles.

El oficio de artesano es un orgullo para Rodrigo, desde 2005 está trabajando para que los jóvenes de su comunidad sigan con la tradición.

“Esto me gusta porque es algo nuestro, en 2005 vi que los jóvenes se interesaban en otras cosas y quise traerlos para que aprendan, mi hijo Jhon Fredy ya está trabajando conmigo y espero que en el futuro siga interesado en nuestras artesanías”, expresa.

Rodrigo López - Artesano de cascabeles.

Katanga: un taller de guasá en el Valle

De Mitú viajamos a Cali, allí conocimos a un artesano que lleva más de 30 años dedicado a la fabricación de marimbas, cununos, bombos y guasás.

El taller de este artesano, en el cual habitan más mujeres que hombres, es también fundación y lleva el nombre de África, como su piel: Katanga.

Su nombre es Addo Obed Ossu, oriundo del Pacífico colombiano con una sonrisa gigante que lamentablemente, dadas las circunstancias, el tapabocas no nos dejó disfrutar mucho.

“Yo nací en el Cauca y cuando estaba del tamaño de un Cununo, me quise meter en los grupos musicales; me dejaban mirando pero no me dejaban tocar nada, me escondían la información, aunque me gustaba bailar y tocar la música, mi enamoramiento fue siempre con la construcción de instrumentos”, explica.

Addo Obed Ossu, artesano guasá

Addo habla entre el conocimiento y la pasión, es una persona formada en la academia y moldeada por la sabiduría de su pueblo. Para construir sus instrumentos recoge los frutos de la tierra en Buenaventura, este puerto selvático, rico en flora y fauna. Addo tiene una relación estrecha con la comunidad y devuelve, junto a esta, estos frutos sembrando de nuevo.

“Yo tengo un momento dichoso cuando estoy metido en la naturaleza sacando mi materia prima, en la palma viendo su madurez, el corte, el cargue, la transformación de un tronco cualquiera en un instrumento y luego la alegría del cliente al recibirlo”, manifiesta con alegría.

El guasá, un idiófono de sacudimiento, contiene sus semillas en la guadua. Addo nos cuenta que la mejor está en el Pacífico porque retiene mucha agua y no tiene tanta fibra, y las semillas vienen de la achira, las mismas que se utilizan para las maracas.

Addo Obed Ossu, artesano guasá

Después de cortar, secar y limpiar la materia prima, la construcción del guasá necesita unas herramientas especiales, pero sobretodo: sabiduría, conocimiento del instrumento, oído y mucho corazón. En este taller cada una de las personas que trabaja ama la música, ama lo que hace y poco a poco Addo ha ido enseñando a sus hijos su oficio para poder perpetuar esos conocimientos.

“Vengo trabajando con mis hijos para que se metan en el cuento de la construcción de instrumentos desde lo musical, aunque son profesionales, les encanta este oficio y sé que seguirán mis pasos”, concluye Addo.

Addo Obed Ossu, artesano guasá

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