Héctor Martignon es un músico cabal, experto en latin jazz. Ha tocado al lado de otros grandes como Ray Barreto, Celia Cruz y Carlinhos Brown, sólo por mencionar algunos. Orquestas alrededor del mundo tocan su música y hasta un libro tiene su sello. Él y sus sonidos le dan la vuelta al planeta de manera constante, pero desde hace 25 años forma parte de la cuota colombiana en la capital del mundo.
A pesar de haber vivido diez años en Alemania, uno en Brasil y haber estado varias veces de visita en Nueva York, llegar a Estados Unidos como inmigrante no fue tan sencillo: “Al principio fue muy, muy difícil, muy duro. Cuando había estado acá un par de semanas todo fue muy divertido, muy aventuroso, pero cuando vine a vivir acá ya la cosa era diferente”.
Además, las islas no son sólo un tema geográfico. Nueva York, para Héctor, es un mundo aparte. “Hay el nivel Estados Unidos y hay el nivel Nueva York. Hay gente en Queens que nunca ha hablado inglés, que se fue aislando del hecho de vivir en Estados Unidos. Uno tiene la opción de reafirmar su cultura o disolverse dentro de esa ensalada”.
Héctor tiene una fuerte influencia de la música clásica y fue pionero en los años 70 entre los grupos que trasladaron sus composiciones al jazz, mezclando a autores como Bach también con ritmos latinos.
“La música clásica ha sido siempre muy importante para mí. Sigue siendo la base, la fuente de donde salen mis ideas, la disciplina, el estudio de la forma y la teoría. Siempre una fuente de inspiración”.
Su talento y el contexto de la época, hicieron que fuera rápido comenzar a trabajar cuando llegó a la gran manzana el 4 de enero de 1989. Héctor cuenta que en esa época había música en vivo de todo tipo, todo el tiempo, en toda la ciudad: “Había días en los que yo hacía cuatro presentaciones en un día. Hoy eso es casi impensable, la ciudad y la cultura han cambiado muchísimo. Ya la gente anda con sus audífonos, se acabó la música en vivo. ¡Se acabó la música! En muchas formas se ha vuelto un evento especial”.
Es que la tecnología constituye un reto para quienes hacen música de calidad. Al menos así lo siente Héctor que relaciona este cambio con el aislamiento producido por herramientas como Internet, ipods y otros reproductores y teléfonos inteligentes. Según el músico, esto también ha afectado la calidad de las producciones.
Pero Héctor sigue vigente, viaja por todo el mundo con sus proyectos e invitado por otros músicos. En el ámbito pedagógico transmite todo su talento y también ayuda a preparar a los aspirantes a Juilliard. Compone para todos los campos artísticos donde los sonidos son clave, como el cine, el teatro o la televisión. Ha hecho música para las famosas conferencias TED e incluso, sus notas le han aportado a la ciencia, al ser usadas por el CERN para el Gran Acelerador de Partículas que descubrió el Bosón de Higgs.
Bandagrande es su proyecto más reciente, un formato casi sinfónico de Big Band con el que está terminando de grabar un disco y que reúne la amalgama de su vida.
Héctor Martignon es otro colombiano en Nueva York, una de nuestras mejores representaciones musicales en el exterior. Otro ejemplo de que cuando las metas están claras, el camino se abona para abrirle paso a nuestros sueños.
Por Juliana Cañaveral