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Silleteros de Medellín: cuando las flores se hacen tradición

Alrededor de las silletas y los silleteros, hay detalles que, de pronto, pasan desapercibidos.
Así se prepara un silletero en Medellín | Feria de las Flores
Foto: Daniel Santa
Daniel Santa

Muchas cosas suceden en el corregimiento Santa Elena, de Medellín por estos días. Turistas de todas las facturas, música festiva, fogones de leña, platos típicos, olor a aguardiente y flores, muchas flores, se mezclan para crear algo así como un estado de ánimo general, popular, colectivo, que solo es comprensible bajo un solo rótulo: la Feria de las Flores.

Al menos 17 familias silleteras reciben, horas previas al Desfile de Silleteros, a miles de curiosos que ven, en esas filigranas de colores que emergen de la tierra, el milagro antioqueño más bello de todos los tiempos. Entonces, se acercan para observar cómo los 520 silleteros que desfilaron este año crean, de la nada, esas obras de arte natural que hacen de Medellín una verdadera ciudad de primavera eterna.

Cada silletero va coloreando de flores, con sumo detalle, su silleta. Luchan contra el cansancio y el sueño, enfrentan la ansiedad propia de los artistas, pelean contra el frío de la noche y sin embargo, sonríen, saludan amablemente, toman café; van de su casa al patio, del patio al jardín, del jardín a la cocina, de la cocina al patio, y en ese ritual duran, digamos, decenas de horas de intensa actividad creativa.

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Pero, alrededor de las silletas y los silleteros, hay detalles que, de pronto, pasan desapercibidos: la textura de una flor, un traje típico que espera, un altar de premios, unas manos antiguas, una rosa en el cabello… 20 fotografías no bastan para atestiguarlo todo, pero al menos sirven para darnos una idea de lo bello que puede llegar a ser el ritmo cotidiano de la vida de una familia silletera.

Así se prepara un silletero en Medellín | Feria de las Flores
Una corona de flores se convierte en el marco perfecto para una foto. ¿Cuántos turistas posarán allí? El cielo comienza a iluminar los verdes de todos los colores de las montañas de Antioquia.
Así se prepara un silletero en Medellín | Feria de las Flores
El armazón: una estructura de madera y chusco. Un silletero de verdad nunca tala el bosque para armarlo, pues para ellos sería una contradicción violentar la naturaleza. Usan, por eso, madera industrial para soportar silletas de hasta dos metros y treinta centímetros. 
Así se prepara un silletero en Medellín | Feria de las Flores
Su nombre es Daniela Zapata. Ha participado en cuatro ediciones del Desfile de Silleteros tras heredar, a sus 24 años, el contrato de participación de José Luis, su padre ya retirado. “Cuando cargo una silleta, vienen a mi recuerdo mi abuelo y mi papá”, dice. La gerbera es su flor favorita. 
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
No es cuestión de un día, ni de una semana de fiesta. Las flores en Santa Elena adornan cada pared, cada balcón, cada puerta, los 365 días del año. Allá, detrás de aquella ventana, una silleta florece.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Y con ustedes, el crisantemo. Uno quisiera ser insecto para perderse entre sus pétalos diminutos. “Las flores son creación divina. Ni el mejor pintor puede hacerlas. Son una hermosura. De eso hemos vivido toda la vida: de flores”, dice, a sus 56 años, el silletero Carlos José Atehortúa. 
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
En Santa Elena todo lleva flores. Entre el mar de reliquias de un estadero familiar, estas “pintas” sobresalen por su color.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
El sol ha curtido las manos fuertes del campesino y, sin embargo, cortan con tal delicadeza ese puñado de pompones. Aquí, todo se conjuga: el milagro de la tierra, la flor ya madura y las manos del silletero.
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Ana Isabel Atehortúa. 85 años a la sazón, su rostro lo dice todo. Las flores se fueron a vivir a su camisa. Con sus ojos ya apagados cuenta: “A mi mamá le encantaban las flores, y yo le seguí el ejemplo. Mi papá las cultivaba y bajaba a venderlas al Mercado de Guayaquil”. Doña Ana va a lo esencial: “La que más me gusta es la rosa, me parece hermosa”.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Anturios, aves de paraíso, araucarias, pinochos, siemprevivas, vira-viras, rosas, girasoles, gladiolos… ¡Qué nombres sonoros! Ellas aguardan, en el florido corredor de una finca, a que venga el silletero.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Una casa silletera que tiene los colores de las flores. Las puestas abiertas, siempre. Penden del alero algunas materas. A su lado, el bosque virgen.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Una finca silletera es un santuario en el que se entremezclan el sagrado corazón de Jesús, la Virgen del Carmen, la Santa Biblia abierta, algunas estampas y santos, premios de antiguas silletas, escapularios, flores que parecen ofrendas y, claro está, silletas a mitad de camino.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Pensamiento. Sí, así la llaman: pensamiento. Un nombre práctico para una flor en la que cualquiera se detiene y, sin darse cuenta, de un momento a otro, está pensando, y pensando, y pensando en su asombrosa belleza.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Creativa, sabia con las manos, amante de los detalles, perfeccionista. Este año, Faritza Guarín lleva 750 horas haciendo silletas. Pero el lunes, ya agotada, ve desfilar a su esposo frente a la multitud y, en ese momento, dice ella, volverá a sentir verdaderamente la felicidad.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Comerciales, emblemáticas, monumentales, artísticas, tradicionales. Son varias las categorías en las que pueden participar los silleteros. Algunas silletas miden hasta dos metros treinta. Dicen los silleteros que, cuando escuchan el aplauso de la multitud, desaparece el cansancio y la silleta se hace más liviana.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Hay quienes se acercan para observar las margaritas y, después de detallarlas, dicen: “Parecen de mentiras”. Como si la realidad no pudiera alcanzar este grado de belleza.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
No, no es lazo; es un tejido de araucaria. O mejor decir: un tejido perfecto de araucaria. Aquí, el fondo dorado de una silleta a medio hacer que, de por sí, ya denota un trabajo exhaustivo.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
La centenaria sabiduría de unas manos que le enseñan, a las más jóvenes, el arte inigualable de las flores. Tantas generaciones haciendo honor a una tradición que ya es patrimonio.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Alpargatas: usadas en antaño por los campesinos más pudientes. Pantalón negro: para disimular las manchas de tierra. Tapapinche: delantal útil para guardar la plata y el tabaco. Camisa blanca: símbolo de elegancia. Carriel: palabra derivada del anglicismo to carry y objeto legendario con más de 18 bolsillos (algunos secretos) en que los arrieros cargaban estampas de la virgen, dados, navajas, pañuelos, espejos, mechones de cabello de la amada, etc. Machete: abridor de trochas. Ruana: para burlar el frío. Sombrero: para proteger el rostro del sol durante la jornada.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Cientos de estatis. Pequeñas, resistentes, perfectas para fondos extendidos, para asegurar los pequeños detalles.
Desfile Silleteros | Feria de las Flores
Y, de pronto, un hombre emergió de una pared de flores.

 

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