Pasar al contenido principal
CERRAR
Enviado por Anónimo (no verificado) el
Imagen portada
Descripción

Lo llamaron, entre muchas diferentes maneras, “El Tigre Sabanero”. Sin embargo, si hubo una distinción que le calzaba a la perfección al cantante y acordeonero Aniceto Molina fue la de “El Embajador de la Cumbia”. No es de extrañar que la noticia del deceso del gran compositor e intérprete, a sus 76 años en San Antonio, Texas, el pasado lunes 30 de marzo, haya sido ocupado las primeras planas de la prensa en México y Centroamérica, en países en los que el músico, nacido en El Campano, Córdoba, fue incluso más reconocido que en nuestro propio país.

Aniceto Molina empezó a tocar el acordeón a sus 12 años, como parte de la agrupación de su hermano Anastasio. Luego conformó la agrupación de quien sería su mentor, Aníbal Velásquez, y antes de tomar rumbo al extranjero pasó por Los Corraleros de Majagual y Los Caporales del Magdalena. Hasta que en 1973 llegaría su salida con destino a México D.F., en donde su sonido fue básico para redefinir la estética de la cumbia en ese país y en Centroamérica, al comando de su agrupación, La Luz Roja de San Marcos. Misma agrupación con la que trabajó en San Antonio, Texas, desde 1984, y con la que se disponía a continuar por estos días la celebración de sus 50 años de vida artística.

Reconocido por haber popularizado en otros países temas clásicos del repertorio vallenato y sabanero como “La burrita”, “A punta’e copa”, “La cumbia sampuesana” y “La cumbia cienaguera”; también se destacó como compositor de piezas como “La cabaña”, “Se perdió la burrita” y “Así soy yo”.

Paz en la tumba de Aniceto Molina, el Embajador de la Cumbia, nuestro Artista de la Semana.