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‘El lugar de las palabras’: el libro que transforma las cicatrices en poesía

La poeta bogotana María Gómez Lara junto al sello español Pre-Textos, lanza su libro titulado ‘El lugar de las palabras’.

Por: Jefferson Ramírez

En el 2017, a la poeta bogotana María Gómez Lara le extrajeron de su cabeza un pequeño tumor con forma de corazón. A raíz de ese suceso, ella, quien es candidata a doctora en poesía latinoamericana en Harvard, empezó a escribir para transformar su enfermedad en poesía. Tres años después, editado por el sello español Pre-Textos, lanza su libro titulado ‘El lugar de las palabras’.

“Este libro nació de una cosa que a mí me pasó, y es que tuve un tumor cerebral en un lugar relativamente cercano al lenguaje. Afortunadamente ya pasó. El libro no se trata de la experiencia misma de la enfermedad, sino de la posibilidad de transformarla en poesía, de lo que podemos hacer con las palabras, del lenguaje como cuerpo, y como cuerpo es frágil porque se puede romper”, relata María Gómez Lara, la autora del libro.

Gómez ha publicado los poemarios ‘Después del horizonte’ (2012), ‘Contratono’ (Visor, 2015) y ‘El lugar de las palabras’ (Pre-Textos, 2020). ‘Contratono’ mereció el XXVII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Creación Joven y además fue traducido al portugués por el poeta Nuno Júdice bajo el título ‘Nó de sombras’ (2015).

“El proceso de transformar la enfermedad en poesía tiene dos partes: La primera, el momento de la escritura inicial de los poemas, de cuando escribí los primeros borradores, que fue cuando todo esto estaba pasando; la segunda parte, el proceso de edición, de escoger los poemas, de cortar muchos poemas, de armar el libro, de encontrar la estructura y para eso, se requería tiempo y distancia”, menciona la poeta, quien tiene una maestría en escritura creativa en español de la Universidad de Nueva York y otra en literaturas y lenguas romances de la Universidad de Harvard.

La autora cuenta que el libro, antes de ser publicado, era un texto mucho más grande que ella llamaba “El Frankenstein” dado que abarcaba múltiples temas. Sin embargo, en la edición, sacó algunos poemas y unificó otros en un solo texto para que funcionen como una obra independiente.

“La estructura de este libro es, digamos, una estructura más o menos cronológica, más o menos narrativa. Es un libro de poemas que cuenta una historia. Los poemas dialogan entre ellos y se van organizando de manera progresiva. De hecho, hice unas veinte versiones del orden hasta llegar a la que hay ahora”, explica María.

La estructura del libro está dividida en 4 partes: la primera, “Para cubrirme la voz”, tiene que ver con la sorpresa, la noticia inicial, el diagnóstico; la segunda parte, “Nombrar una herida en las palabras”, refiere al lenguaje como cuerpo, planteando el interrogante sobre qué pasaría si se perdieran las palabras.

La tercera parte se titula “Lo que pase cuando corten mi materia”, poemas que principalmente son sobre el miedo, el cuerpo, y sobre el miedo a perder el cuerpo. Finalmente, la última parte, “Cómo me cosí esa cicatriz”, es sobre lo que pasa después, la manera de ir sanando las cicatrices tanto físicas como otro tipo de cicatrices.

“El poeta Darío Jaramillo dice que este libro se trata de una historia. Incluso, el editor de la editorial Pre-Textos (Manuel Borrás), donde está publicado este libro, dice que este es un poema largo en varias partes. Yo no pensé el libro de esa manera. Pensé que eran poemas independientes muy interconectados, pero tiene razón Manuel, en el sentido en que estos poemas sí están narrando una historia”, agrega la poeta bogotana.

La escritora afirma que con este libro quiere dejar una sensación o una intuición. “La intuición que yo tengo, la que sostiene mi poesía, la que me acompaña, es la fuerza en la fragilidad. Que somos frágiles, que podemos rompernos, que las cosas nos duelen, que tenemos miedo a la muerte, que estamos llenos de límites, de heridas y de cicatrices; pero también, justamente, ¡que eso es lo que nos hace fuertes! Que la piel sabe sanar, sabe cerrarse. Nuestras heridas cicatrizan. En nuestra fragilidad también podemos encontrar nuestra fortaleza”, relata.

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