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Se fue Fernando González Pacheco, el hombre más importante en la historia de la televisión colombiana

En las últimas horas se confirmó el deceso en la Clínica del Country de uno de los personajes más queridos de la televisión colombiana, por una enfermedad crónica que padecía desde hace varios años
Aunque desde hacía un buen tiempo Fernando González Pacheco había decidido marginarse de las cámaras, en parte por algunos quebrantos de salud que lo mantenían resguardado en su apartamento del barrio El Nogal, en el norte de Bogotá, en el corazón de los colombianos quedarán esos grandes momentos de emoción, risas y entretenimiento en todo el sentido de la palabra que logró con programas como: "Operación jaja", "Animalandia", "Compre la Orquesta", "Quiere cacao", "El Programa del Millón" y "Charlas con Pacheco" por sólo mencionar algunos.
Pacheco, a secas como lo identifican la mayor parte de los habitantes del país mayores de 20 años que alcanzaron a ver, por lo menos, las últimas apariciones de este hombre que con rasgos de abuelito cantaba “Yo tengo ya la casita , presentaba concursos y entrevistaba políticos, escultores, escritores y directores, pero también personajes del común que por tener oficios menos pretensiosos, como el de mecánico o escobita, no dejaban de ser grandes hombres y tener vidas interesantes.
De hecho, menciona Daniel Samper, en una de las biografías más completas que se hicieron sobre Fernando González Pacheco, que él es: “Este tipo, que es al mismo tiempo el más popular, el más querido y el más feo de los colombianos, merece sin duda los tres títulos. Pero también merece un cuarto campeonato, y es el del hombre más sencillo del país .
Alfonso Lizarazo recuerda a Fernando González Pacheco
Daniel Samper Pizano y su recuerdo de Pacheco
Carlos Muñoz evoca a su amigo Pacheco
Pero cómo llegó Pacheco a Colombia, porque bien conocidas fueron sus raíces españolas y su gusto por tradiciones del país ibérico como la tauromaquía. Pues resulta que su llegada se dio a los cuatro años de edad, cuando España atravesaba por la Guerra Civil, gracias a su madre, cercana del entonces Presidente de la República, Eduardo Santos, quien les facilitó la inmigración hacia esta esquina de Suramérica.
Ya en Colombia, Pacheco cursó estudios en el colegio Francés e incluso hizo algunos semestres de Medicina en la Universidad Javeriana, pero no alcanzó a graduarse.
Siendo muy joven se vinculó a la ya extinta Flota Mercante Gran Colombiana, surcó los mares, viajó por el mundo y descubrió que “somos una pulga ante la inmensidad del mar .
En esas extensas jornadas en medio del océano, Pacheco se tomaba su tiempo para distraer a sus compañeros del barco con una sencilla guitarra con la cual interpretaba canciones y hacía disfrutar a los presentes. En una de esas veladas, fue precisamente donde lo halló el entonces dueño de la programadora Punch, Alberto Peñaranda, quien le insistió para que dejara el mar y se fuera a los estudios de televisión.
Fue en una temporada de vacaciones del año 1957, cuando dejó las embarcaciones y entró, formalmente, a la pantalla chica’. Eran otros tiempos, no existían los pregrabados y todos los contenidos se emitían en directo. Más que tener una cara bonita, se valoraba la capacidad de quien se ponía frente a la cámara para improvisar, entretener, mantener la atención y llegarle a los televidentes.
Estas últimas características fueron las que generaron el gran calado de Pacheco en este medio apenas naciente en el país.
Adiós y paz en la tumba de un hombre que marcó la historia de los medios de comunicación del país en la segunda mitad del siglo XX y los principios del XXI.
¡Gracias y hasta siempre a nuestro Pacheco!

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