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Agricultura y artesanías: emprendimiento y tradición para las mujeres en Leguízamo, Putumayo

Las integrantes de la Asociación de Mujeres Emprendedoras (AME) es una alternativa creada por madres cabeza de familia.
Fotos: AME
Angela Montilla

La Asociación de Mujeres Emprendedoras (AME) de Leguízamo, Putumayo, nació de la necesidad de madres cabeza de hogar de generar un sustento para ellas y sus familias. Actualmente sus integrantes se dedican a la elaboración de artesanías con material reciclable, además de la producción avícola y agropecuaria.

Aunque la asociación se fundó hace nueve años, durante el tiempo de la cuarentena por la pandemia del Covid-19, fueron estas mujeres las que con su chagra (huerta) alimentaron a sus familias y a algunos leguizameños también, lo que les ha dado reconocimiento en el territorio.

Sus integrantes tienen diferentes oficios en su vida diaria para la consecución de los recursos, pero dentro de estos buscan un espacio para reunirse y realizar sus trabajos en las artesanías, también trabajan en una chagra donde cultivan sus productos, y en la parte avícola, recolectan huevos de campo para su comercialización.

Algunas de las artesanías que realizan son: bolsos, carteras, sombreros y otros accesorios, estos productos los elaboran en diferentes materiales como el bejuco, el cumare, hojas de plátano secas, lana, entre otros.

Inés Chacón, representante legal de la asociación y quien ha estado al frente de este proyecto, gestionando los materiales y algunas actividades para vender sus productos, afirma que son “madres cabeza de familia, de bajos recursos y víctimas del conflicto armado”, por lo cual decidieron organizarse para generar nuevas oportunidades.

Esta asociación inició a través de procesos de formación colectivos con 35 mujeres, quienes recibieron capacitación por parte de Pastoral social, un servicio que brinda la iglesia católica con el fin de contribuir a la construcción del tejido social y promover el servicio a la comunidad. Con el paso del tiempo, algunas mujeres desistieron del proceso y actualmente la asociación cuenta con 12 integrantes.

Después de la formalización, las mujeres que integran la asociación empezaron a dedicarse a realizar artesanías con diferentes materiales, en su mayoría reciclables ya que uno de los pilares fundamentales es la conservación del medio ambiente.

Nidia Guerra, es una de las artesanas de la asociación, ella realiza arreglos florales en capacho u hojas de maíz y en satín. Para pintarlas utiliza diferentes materiales, especialmente el camucamu, una fruta amazónica de la región, dándole así una característica única a sus creaciones. Para Nidia, unirse a esta asociación es un espacio para cumplir el sueño que muchas de ellas tienen: “El sueño que nosotros tenemos es que esas madres cabezas de familia, tengan un trabajito más organizado y descansado para tener tiempo de atender a la familia, crear una microempresa y que tengamos entrada y que de ahí podamos sobrevivir, ese es el sueño”, puntualizó.

Estas mujeres artesanas, también trabajan la fibra de plátano y según Inés Chacón: “se hacen lámparas, vasos, platos; pero con un molino normal, se cocinan y luego se procesan, y a veces nos ha tocado ir al hombro a traer los tallos de plátano”.

En la asociación también se trabaja desde la perspectiva de la inclusión, como es el caso de Yasmina Riecoche Matías, una mujer indígena en situación de discapacidad, quien es una de las artesanas que ha promovido el trabajo con el material reciclable.

Según Yasmina: “el capacho de plátano y de maíz es uno de los materiales más duro de trabajar, pero es uno de los más fáciles de conseguir, a veces los vecinos nos traen y de eso hacemos” afirma, convirtiéndose así en uno de los materiales más rentables para trabajar.

Más que una asociación, ellas ven en AME una familia y en Yasmina una persona que las motiva a seguir adelante: «ella nos da mucha fuerza para nosotros seguir luchando, porque ella siempre dice “yo puedo”, y eso es lo que más nos motiva» son las palabras de Inés.

Algunos de los hijos de las integrantes de AME, asisten a los encuentros que ellas realizan cada mes o cada quince días, y también han aprendido a realizar algunas artesanías para apoyar a sus madres, generando así la transmisión de conocimientos a las nuevas generaciones.

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