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Una historia de colonos, guerra y paz en el río Orteguaza

Cada domingo Ferry Marcopolo narra a sus visitantes las historias sobre el río Orteguaza en Caquetá.
Fotos: Cortesía.
Katerine Vargas

‘Una historia de colonos, guerra y paz contada en el río’ es el título del guion que el capitán del Ferry Marcopolo narra a sus visitantes cada domingo o festivo durante recorridos de 20 kilómetros por el río Orteguaza. Se trata de uno de los afluentes más importantes de Caquetá, sobre el que Rubén Darío Polo Sierra, empezó a cambiar la perspectiva hace ya 16 años, cuando protagonizó la increíble idea de ofrecer turismo en medio de una de las épocas más álgidas del conflicto armado en el sur de Colombia. 

Este hombre, que actualmente tiene 56 años y es oriundo de Garzón Huila, llegó a Caquetá en el año 1994. Desde entonces se enamoró de “este mar verde” como se refiere a la naturaleza que integra el cauce del río Orteguaza. Luego de ser desplazado del corregimiento San Antonio de Getuchá en el municipio de Milán, llegó a vivir al corregimiento de Venecia en zona rural de Florencia, donde está ubicado el Puerto Arango. En ese lugar se desempeñó durante cinco años como corregidor. 

Rubén Darío o Marcopolo, como lo reconocen en la región, cuenta que en el año 2005 notó que ese puerto era muy visitado por familias que no encontraban a donde más ir, pues, aunque Florencia está rodeado de atractivos naturales, en ese entonces también estaba sitiada por grupos armados y no era fácil acceder a zonas rurales. Decenas de personas iban a disfrutar del atardecer y de ver las embarcaciones salir con destino a municipios como Milán, Solita o Solano.

En uno de esos atardeceres de abril fue que a Darío se le ocurrió la idea de hacer turismo de naturaleza ¿Porqué no construir una embarcación de 10 toneladas para salir a darle una vuelta a la gente y hacer senderismo fluvial? – Porque era una locura -, le decían sus amigos y conocidos. Era inconcebible para muchas personas vender planes turísticos en medio del conflicto armado, cuando la imagen de Caquetá en el resto del país era negativa. Era impensable contar una historia distinta sobre un río del que se narraban tristezas de familias que encontraban ahí a sus desaparecidos. 

Los ahorros de cinco años como corregidor, el trabajo en familia y la convicción le hicieron continuar su propósito. 16 años después reconoce que ese ha sido el mayor logro. “Dije voy a sacar alegría de este río, y creo que lo he logrado. La proeza más grande que hice de todo este cuento es haber podido vender turismo en medio de la guerra”, destacó.  

Miles de recorridos se han hecho desde el Ferry Marcopolo, una cómoda embarcación de cinco compartimientos, diseñada por Darío, adecuada con hamacas y sillas. Personas de todos los departamentos de Colombia y de más de 11 nacionalidades han disfrutado de siete horas de navegación sobre el Orteguaza, han avistado aves y mamíferos de la Amazonía colombiana, jugado voleibol en playas rivereñas y también han deleitado platos típicos de la región en medio de la manigua. 

Darío tiene un gran compromiso por el cuidado de la naturaleza, por eso busca que cada uno de sus visitantes, además de la alegría y relajación que proporciona el paseo en el Ferry, se lleve un llamado de atención. “Hago mucha claridad sobre las acciones ecológicas que nosotros desarrollemos no son para salvar el planeta, sino para salvar a las futuras generaciones que son nuestros hijos, nietos y bisnietos”, señaló reconociendo que en su discurso menciona que esta fase de la humanidad es la “era estupidozóica”, con el fin de que entre risas las personas se confronten con su sentido de responsabilidad frente a los efectos del cambio climático. 

La otra parte de su guion a bordo de la flota está enfocada en hacer memoria histórica para que la narrativa de la guerra en Caquetá no se repita. Reconoce que el proceso de paz que se adelantó entre la desmovilizada guerrilla de las Farc y el gobierno colombiano ha sido positivo, pues ha permitido atraer visitantes y exportar una buena imagen de las selvas, los ríos y las gentes de esta zona del país. “Es una paz imperfecta como la llamaron, pero pero esa paz imperfecta finalmente para nosotros, los que hemos vivido aquí por más de 30 años y quienes veníamos luchando, ha significado mucho”, comentó.  

Como Marco Polo, aquel navegante y comerciante italiano, oriundo de Venecia, quien fue reconocido por los relatos de sus aventuras en el siglo XIII, nuestro Marcopolo del siglo XXI, desde el corregimiento Venecia, en Florencia (Caquetá), continúa con su sueño cada fin de semana, ofreciendo recuerdos llenos de historia y naturaleza.  Quiere construir un nuevo Ferry con una estructura más moderna, convencido de que esta es la forma en la que quiere pasar el resto de su vida, aportando su grano de arena para que de Caquetá y del río Orteguaza se sigan contando historias de esperanza.   

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