Una para Liévano

En medio de la euforia que viene con las fiestas de fin de año, es fácil olvidarnos de nosotros mismos. Y no es para menos: la permanente sensación de que nuestra vida no tiene sentido es más fácil paliarla si estamos permanentemente ocupando nuestro cerebro en "ser felices". Luego, cuando llegan enero y febrero, la resaca, las deudas y la necesidad de volver a empezar un año, nos llenan de desasosiego. El panorama es negativo, pero no es nada que no pueda solucionarse gracias a la cultura, en donde podemos compartir esas cosas que nos hacen felices.

Una revisión de la elegancia como idea; esta cualidad, despreciada por los intelectuales y sobrevalorada por la farándula, es una idea bastante más profunda de lo que parece, más interesante de lo que aparenta, puesto que las apariencias de ninguna manera son elegantes.

Una serie de breves reflexiones sobre la manera en que miramos el dolor ajeno, nuestra relación con el resto de la humanidad y en general, lo que me quedó de ese terrible viernes en que París fue atacada.

Salvo la Feria del Millón, no existe una iniciativa real de democratizar el arte en Colombia. Artbo y las ferias de octubre me parecen grandes oportunidades desperdiciadas, y dedico más o menos 10 minutos a explicar por qué.