¿Qué es la cuota de género en Colombia?
Las cuotas de género son medidas que buscan equilibrar que tanto hombres como mujeres puedan ser elegidos en votaciones, al fijar un porcentaje obligatorio de inscritos para el género que tenga menor representación. María Inés Tula, autora del libro "Mujeres y política. Un panorama sobre la adopción de las cuotas de género y sus efectos en América Latina y Colombia" define a las cuotas como una compensación hacia las mujeres que les permite acceder a la política de igual forma que los hombres.
La autora añade que estas se adoptaron por ley en diferentes países del mundo, pues se consideran una respuesta para revertir situaciones de desigualdad, por lo que su importancia radica en equilibrar la balanza para que el poder no se concentre en un solo género y así se tenga en cuenta las necesidades particulares de hombres y mujeres por igual.
Para lograrlo el Estado se vale de herramientas como el voto, la contratación o el nombramiento para cargos públicos. Según el Observatorio para la Igualdad de Género de la ONU, en Colombia se tiene registro de dos leyes que pretenden garantizar la participación política sin discriminación en razón del género.
La primera es la Ley 581 del 31 de mayo de 2000, que habla de un porcentaje de género que debe ser destinado a altos cargos, estos corresponden a aquellos que puedan participar en la toma de decisiones sobre bienes, políticas públicas y prestación de servicios.
Y el artículo 4 de la Ley Estatutaria 1475 que garantiza la equidad e igualdad de género de hombres, mujeres y demás orientaciones sexuales para participar de las actividades políticas, como dirigir partidos, acceder a los debates electorales, obtener representación y otras expresiones derivadas de su derecho a elegir y ser elegidas.
En las dos leyes antes mencionadas el porcentaje de participación destinado es del 30 %, sin embargo, el 12 de noviembre del 2020, el Congreso aprobó el proyecto de Código Electoral colombiano que busca la aplicación progresiva de la equidad de género que promueve la Constitución Política.
En específico el artículo 84 de este proyecto, afirma que “en las listas donde se elijan cinco o más curules para corporaciones de elección popular o las que se sometan a consulta, (...), deberán conformarse por un mínimo de 50% de mujeres”.
En otras palabras, si existe una votación donde se eligen más de cinco curules, la mitad de los candidatos deben ser mujeres. Esto también aplica para las consultas internas de los partidos, pero en caso que sean menos de cinco, se mantendrá el 30 % para cumplir con la cuota de género.
Sin embargo, para todas las elecciones del 2022 aún no se puede aplicar esta norma, debido a que se encuentra bajo revisión de la Corte Constitucional para determinar su viabilidad.
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Obstáculos a las cuotas de género
La Misión Observación Electoral MOE denunció que estas leyes no han sido suficientes para una real inclusión femenina o de otras identidades de género distintas a los hombres en la vida política, señalando las siguientes prácticas comunes aplicadas por los partidos en referencia a la cuota de género:
- No alternar géneros cuando se trata de listas cerradas
- No dar la misma exposición mediática a las candidatas
- Excluirlas de los debates
- Obligarlas a ceder sus curules
Estas acciones llevaron a la MOE a concluir en su libro “Cuotas de Género y Justicia en Colombia”, que en términos generales el Sistema de Resolución de Conflictos Electorales, mecanismo encaminado a equilibrar las cuotas de género, no cumple con las garantías mínimas para lograr la equidad. Los numerosos obstáculos que se presentan al momento de denunciar los incumplimientos de porcentajes de género, terminan afectando la capacidad de las mujeres para participar con igualdad de las elecciones como candidatas.
La solución planteada desde las leyes busca principalmente incentivar la participación en la política de las mujeres, tal como lo afirmó ONU Mujeres, PNUD e IDEA Internacional, “el derecho de las mujeres a participar plenamente en la vida política y pública, en condiciones igualitarias a los hombres, no se limita al derecho a votar y ser electas, sino a intervenir, libres de discriminación y violencia, en todos aquellos espacios donde se deliberan y deciden los asuntos públicos”.
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