¿Sabías que en Colombia, un reciclador recoge entre 2 y 4 toneladas de material reciclable en promedio mensualmente, y que gracias a ese trabajo, cada año más de 900.000 toneladas de residuos sólidos logran ser aprovechados y reincorporados al ciclo productivo?
Según explicó Luis Alberto Romero Ocampo, presidente de la Junta Directiva de la Asociación Entidad Medioambiental de Recicladores, EMRS, agremiación con sede en Bogotá, el reciclaje “tiene entre sus propósitos: racionalizar el uso y consumo de las materias primas provenientes de los recursos naturales, recuperar los valores económicos y energéticos que hayan sido utilizados en los procesos productivos, reducir la cantidad de residuos sólidos que son enterrados, disminuir los impactos ambientales por demanda y uso de materias primas y por los procesos de disposición final, y en ese camino, los recicladores de oficio somos actores fundamentales”.
Según cifras oficiales, en Colombia se producen cerca de 12 millones de toneladas de residuos sólidos al año, de los cuales solo se aprovecha el 17 %, cuando este porcentaje podría llegar al 70%, en gran medida gracias a la labor de los recicladores. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los más de dos millones de recicladores de base que hay en América Latina aportan más del 50 % del material que se recupera.
Un aspecto importante para tener en cuenta, según Romero, “es que la gente entienda que lo que nosotros hacemos es prestar un servicio público por el cual los usuarios pagan, ya sea a través del recibo del agua o de la luz, y que ese dinero se invierte en el mejoramiento de los procesos de recolección, separación de la fuente, clasificación y aprovechamiento de los residuos, así como de las condiciones de vida de los recicladores y en su capacitación”.
Esto conlleva grandes beneficios ambientales puesto que al gestionar esos residuos adecuadamente, acotó Romero, se disminuyen entre otros, la tala de árboles por el reciclaje del papel, la explotación del petróleo, se deja de llevar la basura a los rellenos sanitarios que tanto daño ambiental ocasionan, se disminuye la contaminación del aire y del agua, se prolonga la vida útil de los materiales, se reincorporan a las cadenas productivas, posibilitando el crecimiento económico y la generación de empleo.
La importancia de la capacitación
Todos los días, Giselle Geraldine Rodríguez, una joven recicladora bogotana de 31 años, nieta e hija de recicladores, sale a recoger, clasificar y disponer los cientos de residuos que a diario dejan los residentes de la ciudad. Su jornada comienza en ocasiones a la madrugada, entre las 2:30 y 3:00 am, y otros días en las tardes hasta el amanecer, desde la localidad de Suba en Bogotá. Ella se moviliza en el carro que recibió como beneficiaria del proyecto de sustitución de vehículos de tracción animal que se llevó a cabo en el país.
“Hago rutas por barrios como Usaquén, Toberín, Cedritos, Colina Campestre, Mirandela, recogiendo material en el ‘globo’, la bolsa de lona que utilizamos para recolectarlo, muchas veces escarbando las bolsas que la gente deja en los nuevos contenedores (lo que ha hecho que no separen la “basura”) y en los conjuntos residenciales. Separo la gama de plásticos, tetra pak, cartón, vidrios, metales para después llevarlos al ECA, es decir, a la estación de clasificación y aprovechamiento, donde se clasifica, embala y compacta para su posterior venta”, cuenta Geraldine, quien además es la secretaria de Recicrecer, una de las asociaciones de recicladores legalmente constituidas en la capital.
Mientras tanto, en la localidad de Kennedy, los asociados de Entidad Medioambiental de Recicladores, EMRS, han empezado a implementar las rutas selectivas con las cuales se establecen unos horarios de recolección y de frecuencia, así como jornadas de sensibilización en torno a cómo garantizar la correcta separación de la fuente, y capacitaciones- principalmente en alianza con el Sena- en competencias laborales en selección, transporte, recolección y tratamiento de residuos sólidos, según explicó Luis Alberto Romero.
Es tal el compromiso de los recicladores y recicladoras, que además de aplicar sus conocimientos empíricos, transmitidos de generación en generación, también se esfuerzan por desarrollar habilidades que les permitan ofrecer un servicio integral y de mayor calidad, como lo hace Geraldine, que ya lleva a cuestas unos cuantos títulos: tecnóloga en control ambiental, tecnóloga en sistemas, y técnica auxiliar administrativa.
Cambiando el modelo
El trabajo de los miles de recicladores y recicladoras que a diario recorren las calles de las ciudades recogiendo los desechos, es fundamental para el planeta y su labor ha sido calificada como heroica con miras un planeta más sostenible, que exige profundos cambios sociales, económicos y ambientales. Entre ellos, gracias a importantes fallos de la Corte Constitucional, un cambio del modelo lineal de recolección, transporte y disposición final a una estrategia de economía circular en la que los los recicladores son protagonistas de primer orden.
“Hemos venido avanzando en lo que tiene que ver con la construcción de la política pública para el esquema de la actividad de aprovechamiento del servicio público de aseo y la formalización de los recicladores de oficio, a través del Decreto 596 de 2016, el Conpes 3874 de 2016, el plan de gestión de residuos sólidos del Decreto 345 de 2020, la Resolución 799 de 2021 del Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, entre otros, con el fin articular la gestión de los residuos sólidos desde un visión ambiental con el componente de servicios público y avanzar hacia una economía circular”, indica Romero.
Y aunque aún hay asignaturas pendientes, las 319 organizaciones de recicladores registradas en Colombia que emplean a más de 30.000 personas- según la Superintendencia de Servicio Públicos- siguen trabajando día a día, noche a noche, madrugada a madrugada, para llevar su sustento a casa, para crecer en su oficio, pero sobre todo convencidos de que su trabajo es un servicio, de que sin ellos, el reciclaje es basura, pero con ellos, el país y el mundo pueden avanzar y dejar un mejor planeta a las próximas generaciones.
Labor que reconoció hasta el Papa Francisco hace unos años en un mensaje a los recicladores del mundo: “ustedes reciclan y con esto producen dos cosas: un trabajo ecológico, necesario y, por otro lado, una producción que fraterniza y da dignidad al propio trabajo. Son creativos en la producción y también son creativos en el cuidado de la tierra, del mundo”.