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Seis curiosidades discográficas de Jorge Oñate, el Ruiseñor del Cesar

Les contamos algunas curiosidades biográficas y discográficas de El ruiseñor del César.

El mundo del vallenado lamenta hoy la muerte de este artista, que marcó una época para la tradición musical del país, con su voz y sus canciones. Retomamos este artículo de Luis Daniel Vega, para recorgar su legado.

Jorge Antonio Oñate González nació el 31 de marzo de 1949 en La Paz, antiguo Robles y hoy un municipio ubicado en el departamento del Cesar, en el área metropolitana de Valledupar. Desde muy temprana edad sintió el llamado del canto, asunto que no les gustó ni a sus padres ni a sus hermanos. Fue entonces su tía Julia Martínez quien, en contravía de la familia, aupó las dotes artísticas del joven precoz que cantaba a escondidas en las parrandas. Para evitar que continuara por el “mal camino”, Delfina Oñate, su madre, lo llevó a Bogotá y lo inscribió en el colegio de la Universidad Libre.

Fue en Bogotá donde su pariente Alonso Fernández Oñate –célebre compositor, político y abogado sandiegano- lo invitó a que le cantara doce composiciones. Estas fueron grabadas junto al acordeonero Emilio Oviedo y Los Guatapurí e incluidas en Festival vallenato, disco prensado en 1968 por el sello bogotano Vergara, que ya para esos años era famoso por haber publicado las tonadas del malogrado Julio Torres. El primer registro de Jorge Oñate incluye ‘Campesina vallenat’, un paseo con el que logró cierto reconocimiento. De esta manera empezó a correr el rumor de que había nacido una nueva voz en el vallenato.

Luego de aquel crudo debut, Jorge Oñate se unió a los Hermanos López con quienes escribió algunas de las páginas más recordadas de la historia del vallenato moderno. Junto a Miguel y Álvaro retomaron el formato que había instaurado Alfredo Gutiérrez –guacharaca, caja, cencerro, tumbadora, bajo y acordeón- e innovaron en el canto mezclando influencias que venían del bolero, la ranchera y el estilo de Luis Enrique Martínez.

La primera producción de la que sería una mancomunada fábrica de canciones se tituló Lo último en vallenato, publicado por CBS en 1970. A este le siguieron Diosa divina (1971), El jardincito (1972) y seis discos más publicados hasta el 75. En 1972, en la quinta edición del Festival de la Leyenda Vallenata, junto a Miguel López protagonizaron una hazaña que partió en dos la historia del festival: el acordeonero, acompañado en la voz por Oñate, se coronó rey sin cantar, asunto que hasta ese momento era imposible. López fue apodado por Andrés Landero ‘El rey mudo’.

Luego de separarse de los Hermanos López, Jorge Oñate unió fuerzas con Emilianito Zuleta con quien grabó un solo disco en 1975. La efímera dupla dejó para la posteridad La parranda y la mujer, que fue precedido por Los dos amigos, su primera colaboración junto al gran Nicolás Colacho Mendoza. Con el sanjuanero editó cuatro discos clásicos que definirían más adelante el estilo adoptado, entre otros, por el Binomio de Oro. Entre los nostálgicos existe el consenso de que ‘Ausencia’, un paseo de Santander Durán incluido en el disco La cumbre (1977) es tal vez uno de los vallenatos más hermosos de la historia.

Su tándem exitoso con Mendoza se acabó en 1978, año en el que se une a Chiche Martínez. Luego se juntó con Juancho Rois con quien estuvo hasta 1985. De esa fructífera simbiosis quedaron disco tan recordados como Ruiseñor de mi valle (1981) que alude específicamente a uno de los remoquetes más famosos de Jorge Oñate: El Ruiseñor del César.

Hasta finales de la década de los noventa Jorge Oñate fue artista exclusivo de CBS y Sony. Tuvo un paso fugaz por Universal hasta que en 2002 se unió a las filas de Discos Fuentes, sello con el que ha publicado seis discos en los que ha compartido con los acordeonistas Julián Rojas, Christian Camilo Peña y Fernando Rangel Molina. En 2016, luego de algunos años en silencio, lanzó Patrimonio cultural en el que se reencontró, dos décadas después con Alvarito López Carrillo.

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