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Conejo, un pueblo que le sigue apostando a la paz

Onda Pacífica: el especial de Radio Nacional de Colombia y Colombia +20 llegó a esta comunidad de La Guajira donde luego de seis años de la firma del acuerdo de paz, excombatientes y comunidad siguen siendo ejemplo de reconciliación.
Conejo, un pueblo que le sigue apostando a la paz
Foto: Emelda Wberth
Emelda Wberth

A 14 kilómetros del casco urbano del municipio de Fonseca, en el sur de La Guajira, se encuentra el corregimiento de Conejo. Un pueblo de vocación agrícola y ganadera, situado al pie de la Serranía del Perijá, donde cada mes de noviembre se celebra el festival de Café y desde hace seis años también la firma de los Acuerdos de Paz.

Esta población de tres mil habitantes sufrió los embates del conflicto armado en Colombia, la gente fue víctima de desplazamientos, reclutamientos forzados y muchos conejeros murieron en medio del cruce de balas entre las Farc-Ep, los paramilitares y el Ejército Nacional.

Una comunidad que pasaba desapercibida, se hizo visible para La Guajira y el país cuando de manera decidida dijeron “sí” a los diálogos de paz, y tras la firma de los acuerdos en el año 2016 recibieron a cientos de farcianos, los mismos que en el año 2017 recorrieron por última vez las calles de Conejo portando sus armas, y acompañados por la gente hicieron el tránsito hasta la vereda Pondores donde se encuentra hasta ahora, el entonces Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR).

Ejemplo de reconciliación

Conejo

“Nosotros nunca hemos dudado que la paz es el camino, por eso siempre le hemos apostado a la reconciliación. Gracias al proceso de paz muchas familias han retornado al pueblo, nuestros campesinos han vuelto a sus fincas, y estamos muy comprometidos con el proceso que adelantan los excombatientes aquí en nuestro territorio”, expresa Rafael Villalba, líder nato de esta población.

En Conejo, la comunidad y los firmantes de paz realizan jornadas de integración deportivas y culturales, cuentan con una cooperativa con la cual sacan adelante sus proyectos productivos y emprendimientos; como dice el caficultor Albeiro Pinto “aquí ya no hay diferencias de unos y otros, ahora somos el mismo pueblo y estamos trabajando como hermanos”.


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Tras los seis años de la firma del Acuerdo de Paz, conejeros y excombatientes han logrado superar muchas barreras, pero aún siguen trabajando en cómo lograr erradicar otras formas de violencia como la discriminación y la estigmatización. 

“No ha sido fácil. Antes a los conejeros nos tildaban de guerrilleros y todavía en estos tiempos nos sigue pasando”, dice Mayerlis Aragón, lideresa de Conejo.

“Ser excombatiente o vivir en el ETCR implica que haya excesos en los controles que ejerce la fuerza pública, que muchas empresas nieguen oportunidades laborales, y que aún se den persecuciones”, manifiesta Edier Romero, habitante del antiguo ETCR en Pondores.

“Que se cumplan los acuerdos”

Conejo

Para los firmantes de paz que se cumplan cada uno de los puntos que fueron acordados en La Habana debe ser la prioridad del gobierno de Gustavo Petro. Los conejeros por su parte sienten que muchas promesas que les hicieron en su momento aún no se han cumplido.

“En Conejo no perdemos la esperanza que se cumplan esos compromisos. Esta es una comunidad que sigue firme con la paz, y espera que el gobierno nacional les abra las puertas a los campesinos. Necesitamos mejores vías de acceso, conectividad, contar con un buen sistema de acueducto, de alcantarillado, desarrollo de proyectos productivos, escenarios para la práctica del deporte, la recreación, la cultura, un megacolegio, y otros aspectos que hagan de Conejo un territorio de progreso”, aseguró el líder Rafael Villalba.

“Exigimos que se cumplan los acuerdos para que los excombatientes y sus familias puedan continuar con sus proyectos de vida, que nos brinden garantías de acceso a una vivienda digna, al trabajo, a la educación, que haya reparación a las víctimas, que se devuelvan las tierras a las comunidades, que las nuevas generaciones se formen para la paz y no para la guerra” expresa Edier Romero.

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