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Las Emisoras de Paz en Colombia: la esperanza en medio del conflicto

A través del informe final, la Comisión de la Verdad recupera los relatos de la violencia, para presentar una memoria de los hechos que garantice la no repetición. Las 16 Emisoras de Paz juegan un papel importante en la reconciliación de Colombia. 
La verdad del conflicto en Colombia, contada desde las Emisoras de Paz 
Juan Miguel Narváez Eraso

Un año después de finalizado el trabajo de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, Radio Nacional de Colombia a través de sus 16 Emisoras de Paz le cuenta al País los hechos más trascendentales de las víctimas del conflicto armado, las esperanzadoras alianzas de los firmantes del Acuerdo de Paz y los pactos que garantizan la no repetición de los hechos que se dieron durante el conflicto armado.  

Desde Florida (Valle del Cauca), Bojayá (Chocó), Arauquita (Arauca), Puerto Leguízamo (Putumayo), Algeciras (Huila), El Tambo (Cauca), Chaparral (Tolima), Ituango (Antioquia), Convención (Norte de Santander), Fonseca (La Guajira), San Jacinto (Bolívar), Mesetas (Meta), Tumaco (Nariño), Fundación (Magdalena), San José del Guaviare (Guaviare) y San Vicente del Caguán (Caquetá); líderes, periodistas y técnicos de sonido llegan con sus historias a los más recónditos lugares de Colombia.

Casas de la Verdad 

En el Valle del Cauca, las víctimas destacan que una de las acciones más importantes se dio después de la apertura de las Casas de la Verdad en Cali y Buenaventura, lugares donde al menos 400 víctimas dieron testimonio de lo ocurrido en sus territorios durante el conflicto armado. 

A ello se sumó la presentación de informes ante la Jurisdicción Especial para la Paz JEP que hoy hacen parte del macrocaso 5, macrocaso 9 y de las víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado de los municipios de Florida, Pradera, Jamundí y Palmira.

Con sus testimonios escuchados en diferentes encuentros preparatorios para garantizar la dignidad y honrar los relatos de quienes han atravesado por aquellos hechos, las víctimas buscan que la JEP abra el macrocaso 11, dedicado exclusivamente a investigar y establecer la verdad sobre los delitos de violencia sexual y de género.

Así mismo en Buenaventura, las víctimas directas e indirectas del conflicto armado presenciaron la obra de arte de la Comisión de la Verdad titulada ‘Develaciones’ que según la anterior coordinadora territorial de esta entidad Eliana Sofia Angulo; facilitó el surgimiento de reflexiones desde otras narrativas, para que los hechos de violencia sucedidos a las comunidades afrodescendientes no se vuelvan a presentar. 

Además, los cantos propios de esta región como los alabaos fueron empleados en esta obra cultural para la armonización de espacios dedicados a la búsqueda de personas dadas por desaparecidas en el estero de Buenaventura.

Otro de los hechos relevantes en el Valle del Cauca sucedió en la Casa de la Memoria del Conflicto y la Reconciliación de la ciudad de Cali en donde se reunieron firmantes del Acuerdo de Paz, población Lgbti y personas que viven con VIH en un espacio de escucha para conocer y reconstruir la violencia que se ejerció contra dichas poblaciones en medio del conflicto armado. 

Ello permitió abrir más espacios para hacer procesos de memoria colectiva con el propósito de que los firmantes tengan escenarios para el reconocimiento de la verdad y las víctimas desarmen su espíritu y corazón.  Este evento estuvo acompañado por la ONU, el comité de monitoreo y evaluación y la Jurisdicción Especial para la Paz.    
 
Diálogo y reconciliación

En Tolima, Diana Trujillo exfuncionaria de la Comisión de la Verdad, recordó que un año después de la entrega del informe de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, encontró que las organizaciones que trabajaron de la mano con la Comisión, las instituciones, los organismos de cooperación, las organizaciones de víctimas, los firmantes de paz, medios de comunicación y artistas continuaron trabajando desde sus procesos en acciones que contribuyen a la verdad y a la no repetición.

“De las cosas más fuertes que han quedado de la Comisión son los espacios de dialogo entre contrarios. Antiguamente era muy difícil sentar a un excombatiente con una víctima, o a un firmante de paz con un militar”. 

“Ahora esos espacios se han ido abriendo de manera tranquila y con mucha confianza. Ello nos ha generado la construcción de acciones de sinceridad y profundidad en las verdades que nos van a funcionar muchísimo para que las acciones del conflicto no se vuelvan a repetir en el departamento de Tolima”, dijo. 

Las víctimas se han puesto en un lugar especial, pues la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad les dio un valor de posicionamiento y eso ha permitido que sean tenidas en cuenta, incluso en procesos de investigación donde ellas son protagonistas. Lo más importante de todo este proceso es que había mucho miedo al hablar y la Comisión abrió un poco ese umbral para que se empezara a hablar de lo que no se decía antes.

Ha sido un año de muchos frutos donde los honores se los llevan las organizaciones de base social y comunitaria; las cuales continúan haciendo muchas cosas hermosas desde el arte y la cultura tolimense. Mientras que en producciones como La Guerra de las Gallinas se evidencia el dolor de la violencia, en obras musicales en las que intervino Santiago Cruz; se percibe el valor de la paz; al transformar una pieza musical que interpretó a través de un grupo de estudiantes de un conservatorio para las víctimas. 

Es decir, Diana Trujillo muestra como el arte reconfigura todas las formas de hablar de la verdad para que la sociedad colombiana se siga apropiando de ella y la tenga como nuestro bien público.      


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Entre el miedo y la esperanza

En Magdalena, el impacto del conflicto armado persiste en las dimensiones económicas, sociales y ambientales. 


Frente a esos hechos, representantes de organizaciones acompañantes de poblaciones y comunidades víctimas del conflicto armado hablan sobre los impactos que viven actualmente  campesinos, afrodescendientes, pescadores y mujeres rurales tras las secuelas de la violencia y la reaparición de la misma.

En el marco de los diálogos y encuentros realizados por la Comisión de la Verdad, las organizaciones acompañantes a las víctimas del conflicto armado expresaron sus percepciones alrededor de lo que ha significado la reconfiguración de los proyectos de vida de las víctimas que todavía se ven afectados por los hechos de los grupos armados al margen de la ley.
Angélica Cotes, delegada de la Organización de las Naciones Unidas ONU, se refirió a los hechos que se pueden determinar desde la desconfianza que existe actualmente en las comunidades para iniciar procesos asociativos. Para la delegada; uno de los principales retos fue lograr que las comunidades afectadas por el conflicto trabajen en conjunto para superar el temor. 

Muchas personas sobre todo las mujeres, sentían miedo al reunirse en centros que eran importantes para ellas y ellos, porque que fueron epicentro de paramilitares, hecho por el cual ya no tenían voluntad de volver. 

Para la representante de la ONU; uno de los trabajos que podría determinar un cambio partiendo de la dimensión cultural y social está alrededor de la resignificación de los espacios.

La mayor dificultad en lograr el restablecimiento para las víctimas se debe a que la institucionalidad centralizó muchos procesos y rutas de reparación de las víctimas en espacios urbanos. Por lo tanto, argumentó que hay aún en muchos casos un total desconocimiento por parte de los funcionarios que llegaban con buena disposición, pero el hecho de no tener conocimiento del conflicto, de la realidad y del contexto, hizo que no fuera un proceso tan propositivo. 

Para la restitución de tierras, expresó que se demoraban mucho, porque no se tenían conocimiento de cuáles eran las obligaciones del Estado (desde la normativa) y rutas para dar garantías en tiempo real y con eficacia.

Desde la Comisión Colombiana de Juristas CCJ; Marcela Castellanos se refirió a los impactos más determinantes que se prolongaron alrededor de la estigmatización, exclusión y marginación; que considera, estaba vigente antes del conflicto. Por lo que, se facilitó la llegada de actores armados ilegales, el despojo violento, donde el campesinado dejó de tener tierras para ser jornalero de grandes terratenientes. 

Adicionalmente se refirió a aquellos campesinos que ahora son señalados de invasores de tierras y que los procesos de restitución reiteraron esa condición, negándoles el derecho de trabajar su propia tierra.

Otro importante aporte de la delegada de la CCJ respecto a los obstáculos para la no prolongación del empobrecimiento de las víctimas es que existe una idea donde se establece que los/las campesinos/as son improductivos/as. Sin embargo, la delegada sostiene que esto no es real y además aclara que esta tesis surge a partir del fortalecimiento en el Magdalena de los procesos agroindustriales, los que para la CCJ, solo han prologado el desplazamiento, la no restitución y el beneficio a ciertos intereses que no permiten la reconstrucción de los proyectos de vida de las víctimas del conflicto.

El diálogo se enfocó entorno a la dificultad central, alrededor de la garantía de restablecimiento de los proyectos de vida de las poblaciones y comunidades, cuyo eje para garantía de no repetición es la restitución de tierras. Respecto a dicho proceso, todas las organizaciones coincidieron en que las órdenes para dar cumplimiento a la restitución son muy bajos, pues afirman que la institucionalidad no demuestra mayor esfuerzo por cumplirles a las comunidades y tampoco existen rutas para las órdenes de restitución y derechos de las víctimas. 

Sanador informe 

Luego de los resultados finales de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad de la región macro Amazónica que comprende los departamentos de Putumayo, Caquetá, Guainía, Guaviare, Vaupés y Amazonas, este informe que en el año 2022 se conoció en Leticia permitió a las comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes reconocerse en medio del dolor vivido a lo largo del conflicto armado.

El informe además de mostrar testimonios y fotografías ha sido una gran alternativa para pensar en la creación de estrategias que permitan socializarlo en todos los entornos de la sociedad.

Además, se constituye en herramienta para llegar con alternativas de vida a aquellas comunidades que por más de 50 años han sufrido por cuenta de los desplazamientos forzados, homicidios selectivos y confinamientos de los pueblos indígenas. 
Quienes están al frente de dicho informe aseguran que el avance hasta ahora ha sido social, humanitario y cercano a las comunidades porque sus testimonios dieron cuenta que el dolor no se había manifestado de la misma manera que en otros territorios de Colombia, teniendo en cuanta que los pueblos indígenas tienen otra manera de concebir la tristeza, el dolor y de sanar las heridas espirituales a través de la medicina tradicional. 

Sensibles historias

Positivas acciones se viven en el departamento del Cauca tras la entrega del informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad. El recuento de todos los hechos que sucedieron en las épocas más álgidas del conflicto armado en esta región del suroccidente del país, permite evidenciar los horrores que trae la guerra que en su momento las comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes quedaron en medio de los ataques y confrontaciones armadas de la entonces guerrilla de las Farc-Ep.

Esta reflexión alrededor de dicho informe generó una mayor conciencia sobre la no repetición de acciones bélicas y de guerra en las zonas más apartadas del departamento del Cauca. El informe además permite tener una memoria histórica de los hechos de tristeza y dolor para que no se vuelvan a repetir.

Por ahora una de las aspiraciones de todos los defensores de los Derechos Humanos radica en que el informe de la Comisión de la Verdad llegue a todos los municipios del Cauca para que sus habitantes conozcan todos los detalles consignados en él. 

Herramientas contra la violencia

Pese a que los sectores de Alto Mira y Frontera en Tumaco, fueron priorizados en el informe de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad para que en dichos lugares no se vuelvan a repetir los hechos de violencia que empañaron a esta zona de la costa pacífica nariñense, predominan los desplazamientos, la violación de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario. 

Quienes han vivido de cerca el miedo que infunde la violencia, aseguran que esos hechos suceden tras los constantes enfrentamientos que se registran entre los grupos armados ilegales que en la zona se disputan el terreno para la siembra de cultivos de uso ilícito.      
  
Para la comunidad indígena Awá su situación actual es crítica. Expertos aseguran que es un pueblo que está en peligro de extinción y por eso consideran necesario respetar las consultas previas. 

Las minas antipersonas son otros factores de riesgo para los habitantes del Distrito de Tumaco. A ese problema se suman los abusos sexuales, cuyos reportes tienen alta incidencia en el municipio de Roberto Payán donde las mujeres siguen siendo violadas por integrantes de los grupos armados ilegales.

Pese a las recomendaciones hechas en el informe de la Comisión de la Verdad para que se respete la vida y la dignidad, no han sido tenidas en cuenta; por eso en esta región prevalece la violación de los Derechos Humanos.  

Ante esos casos, la comunidad ha creado lazos de resistencia entre indígenas y afrodescendientes quienes a través del arte buscan sobresalir y apostarle a la paz. Si bien es cierto el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilicitos, Pnis; no existe en la zona, las comunidades lideran procesos para hacer énfasis en nuevos procesos de sostenimiento productivo y económico. 

Es por ello que la mayoría de consejos comunitarios y resguardos indígenas asentados en zonas protegidas donde existían cultivos de uso ilícito se inclinaron por la piscicultura, la siembra de plátano, cacao y palma como alternativas económicas productivas instauradas por la Comisión pare el Esclarecimiento de la Verdad.  Si bien es cierto se desarrollan algunos encuentros educativos para socializar en los menores de edad el informe de la Comisión de la Verdad, varias iniciativas desaparecieron.    

“La Ruta de la Verdad”

En Norte de Santander, la fundación social y cultural ‘Quinta con Quinta’ en conjunto con la Comisión de la Verdad hicieron un proceso en los 40 municipios del departamento que se denominó la Ruta de la Verdad. 

En esta ruta se visitó cada municipio con el propósito de hacer pedagogía sobre el informe final, dejando también un material de consulta en las diferentes bibliotecas mediante alianzas municipales. 

También se está adelantando ‘El Arte de la Verdad’, propuesta que convoca a los artistas de la región para que desarrollen obras culturales relacionadas con el informe final de la Comisión Esclarecedora de la Verdad.

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