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Menores trans en Colombia: entre el tabú y el amparo

“Sin infancias trans no se podría hablar de hombres y mujeres trans, la mayoría de ellos inician su identificación antes de ser mayores de edad”: Liga de Salud Trans.
Jeisson Cañón

Según un informe del año 2020 de la Organización de Estados Americanos (OEA), “la vivencia interna e individual del género, así como la expresión de género, son características de las personas que se pueden hacer presentes desde la niñez y/o la adolescencia”.

En efecto, la OEA indica que diversos estudios y encuestas retrospectivas dan cuenta de testimonios de que las personas trans y de género diverso toman conciencia de su identidad de género a una edad temprana.

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En Colombia actualmente no se tiene un estimado concreto de la cantidad de niños trans que hay en el país, pues el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), reporta más de 15 millones 900 mil niños, adolescentes y jóvenes entre 0 y 18 años, que equivalen a cerca del 30 % de la población nacional.
 
Rocío Guarín, madre de niña trans y activista, destaca que “a los niños se les debe dejar expresarse, qué se les debe brindar herramientas para que ellos se puedan defender y estar en diferentes espacios con seguridad”. 

Por esta misma línea, Eliana Robles, coordinadora de incidencia política de la Liga de salud Trans, asegura que “la principal discusión es entender, de qué hablamos cuando decimos que hay niñez e infancias que están explorando su identidad de género”.
 
“(…) Deben tener espacios para que esa exploración sea segura y que reciban la información confiable. Y es impactante que no se quiera hablar de ello, cuando eso aumenta el riesgo; porque van a encontrar información con sus ‘amigues’ en la calle o en Internet y no sabemos si esa información va a ser confiable”, añadió Eliana. 

Derechos fundamentales 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha exhortado a los Estados del mundo para que “faciliten el reconocimiento legal, rápido, transparente y accesible de su identidad de género, sin condiciones abusivas a niñas, niños y adolescentes trans y de género diverso”.

En Colombia, la Sentencia T-033/22, resultado de un proceso jurídico, aborda en general derechos de la población trans en el país, así como también la identidad de género y, por ende, procesos de tránsito, y la línea de jurisprudencia relacionada con el cambio de identidad de género.
 
Santiago Carvajal, abogado de la organización Fauds, añade que “los menores trans hoy en Colombia gozan de todos los derechos que cualquier otro niño, niña o adolescente cisgénero podría tener”.

Pero Santiago reflexiona sobre una realidad: “es muy triste que las personas Lgbtiq+ en territorios apartados, una de sus formas de proteger su vida y garantizar sus derechos, sea migrar a las grandes ciudades, por el tema de anonimizarse, por la oferta institucional que es mucho más fuerte en ciudades capitales”.


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En Colombia, uno de los requisitos para el trámite es la acreditación de la cédula de ciudadanía, que solo se da a adultos cuando cumplen 18 años. Sin embargo, en 2017, el Tribunal Constitucional estableció que debía autorizarse el cambio de marcador de género cuando pudiera acreditarse “la proximidad de la persona a la mayoría de edad”, dejando abierta la posibilidad a que adolescentes de 17, o quizás incluso 16 años, pudieran acceder al cambio registral.

Salud y riesgos 

Si bien, los procesos de hormonización (uso de medicación para modificar el cuerpo) y quirúrgicos en la mayoría de los casos comienzan luego de la mayoría de edad, aun con acompañamiento, tienen riesgos, por lo que la Doctora Silvia Chahín, endocrinóloga pediatra, advierte que “los padres tienen que saber que el niño o niña tiene que estar en unas muy buenas condiciones físicas y emocionales previas a la armonización cruzada. Si eso se da, uno podría eventualmente, según el caso, de pronto adelantar ese tratamiento.”

Además, destaca que la atención a población trans en Colombia tiene un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud como: psiquiatría, urología, cirugía plástica, entre otros, que intervienen en el tránsito de los pacientes hacia la adultez.
 
Eliana, desde la Liga de salud Trans, también destaca otro riesgo, con un ejemplo: “si una mujer trans está consumiendo estrógenos combinados, que sabemos que están desaconsejados por la evidencia científica internacional, pero ese es al que acude, porque ese es el que se toma una amiga o escuchó en el que servía y no recibe la asesoría médica que requiere, pues posiblemente en unos años esa persona va a tener que enfrentar riesgos tromboembólicos y otros en su salud hepática”.
 
La liga también resalta que “los bloqueadores de la pubertad, que no son tratamiento hormonal. Son un espacio para que frenar la expresión del de los desarrollos, de las características de sexuales, del sexo asignado al nacer, para que la persona tenga tiempo de resolver qué va a pasar con su identidad de género. Y solamente cuando cumplen dieciséis años, es que la evidencia científica y los estándares internacionales autorizan la entrega de hormonas o inicio del proceso de tratamiento hormonal de los menores”.

Apoyo familiar 

Asimismo, la Cidh ha destacado el papel crucial que juegan las familias en la creación de un entorno seguro y afectuoso, y reseña los principales desafíos que enfrentan niñas, niños y adolescentes trans y de género diverso en relación con el reconocimiento legal de la identidad de género, que son: hostigamiento escolar, salud mental, la atención sanitaria e impunidad frente a la violación de sus derechos.

La organización Fauds, conocedora de procesos de transición de género, asegura que “cuando las familias entran a un proceso de transición y no están muy seguras, apenas están conociendo la noticia, es normal que tengan temor, que tengan miedo. Normalmente, hay un papá o una mamá de esa pareja, en caso de tenerlos a los dos, que es un poquito más abierto. Que aun sin entender desde su lenguaje del amor como papá o mamá, está dispuesta a darlo todo por su hijo”.

Finalmente, Rocío deja una reflexión para las familias acompañantes, resaltando que “independientemente si podemos tener falencias en la salud o a nivel educativo, son cosas que se pueden remediar, si uno como papá hace el acompañamiento y ama a su hija o hijo”.

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