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Diablos y cusillos: símbolos culturales del pueblo Quillacinga, de Nariño, que se visibilizan en el cine

Estos personajes que muestran la idiosincrasia del pueblo Quillacinga representan en Pasto la alegría, la fertilidad y la gobernanza en sus territorios.
Pueblo Quillasinga
Suministradas.
Juan Miguel Narváez Erazo

Desde Tumaco, en Nariño, hasta Uribia, en La Guajira, los pueblos indígenas de Colombia tienen la oportunidad de visibilizar sus diarios quehaceres a través del cine.

En el sur del país, ‘El Diablo Danzante del Galeras’ y los osos o cusillos, son los personajes más representativos del pueblo indígena Quillacinga que empezaron a visibilizarse a través del séptimo arte. 

Es así como gestores culturales de la zona Andina, que han visto en el cine una buena oportunidad para mostrar y conservar las tradiciones de sus pueblos originarios, aseguran que las producciones audiovisuales que giran en torno a dichos personajes tienen como punto de partida las narraciones orales de los taitas las cuales guardan relación con antiquísimas celebraciones culturales.

“Cuentan los mayores, que hace más de un siglo la cima del volcán Galeras era el escenario preferido de los diablos danzantes; quienes luego bailar armónicamente en el cráter descendían de él, para unirse a nuestras celebraciones ancestrales.

Esta es una leyenda de nuestras creencias populares del corregimiento de Obonuco, que ahora la representamos a mitad de cada año para cerrar el ciclo de las cosechas de maíz y de otros productos que suelen darse en las veredas San Felipe, Bellavista, Mosquera y Santander”, comenta David Esteban Pupiales, gestor cultural del pueblo indígena Quillacinga, del municipio de Pasto y promotor del Décimo Cuarto Festival de Cine Indígena.    

Cine Nariño

Creencias como estas, que hacen parte de la tradición oral del pueblo originario del occidente de Pasto, cobran vida cada 21 de junio; fecha en la que celebra la ‘Fiesta de la Cosecha’.

“En nuestro imaginario colectivo perviven aquellas escenas descriptas por nuestras autoridades ancestrales en las que narran que varios de aquellos diablos, una vez terminaban de bailar en la parte más alta del Urkunina (montaña de fuego), descendían alegremente caminando en fila hasta llegar a la plaza principal del corregimiento de Obonuco”, detalla David Esteban Pupiales mientras señala con sus dedos unos estrechos senderos que a lo lejos del corregimiento se pierden en los bosques de eucalipto, que reposan en las faldas del Galeras. 

A la vez explica que una vez los demonios llegaban al centro de Obonuco, los diablos se camuflaban entre los indígenas que felices danzaban y cantaban a la madre naturaleza, en agradecimiento a la abundancia y a las cosechas. 

Cine Nariño

“En ese entonces, los mayores que evidenciaron la manera sobre cómo los diablos se enmarañaban entre la multitud, dejaron por sentado que en determinados momentos los demonios se disfrazaban de mojigangas, osos o cusillos para pasar desapercibidos”, relata el gestor cultural al subrayar que historias como esas (que muestran la idiosincrasia de los Quillacinga) son importantes y necesitan llevarse al cine.

Al tiempo que contempla los rastrojos de los que hasta junio (de este año) fueron un extenso cultivo de maíz; David Esteban subraya que el ‘Diablo del Galeras’ no tiene connotaciones occidentales, eso sí, aclara que aquel personaje que rige las actuales tradiciones de los Quillasingas no es el que habitualmente se conoce.   

“Por el contrario, él, es un diablo guardián, festivo y protector de los territorios ancestrales. Y así lo hemos comentado, representado y visibilizado a través de cortos documentales que comenzaron a salir del territorio para que otros pueblos indígenas del departamento de Nariño y de otras regiones de Colombia, conozcan nuestras tradiciones”, dice e indica que el ‘Diablo danzante del Galeras’ es también un referente del Carnaval de Negros y Blancos.   

Cine Nariño

Perrero, justicia y naturaleza

“Los cusillos u osos son otros personajes de nuestro pueblo indígena que buscamos visibilizarlos a través del cine. Ellos son muy particulares, representan al hombre y a la mujer y con el paso del tiempo han ganado un espacio muy transcendental en los desfiles de los músicos y danzantes ancestrales”; manifiesta; tras indicar que en los homenajes de mitad de año juegan un rol importante.

En dichas celebraciones, la pareja de osos o cusillos, quienes habitualmente cubren sus cuerpos con sacas o costales tejidos por una tupida fibra de cabuya, son los encargados de abrir el camino a los diablos y cuadrilllas de danzantes en cuyas fiestas desfilan por las principales calles de Obonuco. 


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“En cada homenaje a la madre naturaleza son cientas las personas que se congregan en las vías y en la plaza principal para observar el colorido y tradicional desfile.  Y son los osos o cusillos los encargados de despejar los caminos para que los bailarines sigan su recorrido”, indica el gestor cultural del pueblo Quillacinga, quien al observar uno de los atuendos de dichos personajes trajo a su mente un par de palabras que en cierta celebración pronunció uno de los mayores respecto a ellos.

“El oso o cusillo con el fuete en la mano abre la bomba para que bailen los danzantes. Pero ellos, también están con el perrero mirando que los bailarines no pierdan el ritmo de la música”, expresa tras manifestar que el perrero o palo de madera que lleva un látigo de cuero atado en la punta; es para el pueblo indígena símbolo de autoridad, de justicia propia, significado que para él, que también vale la pena transmitirlo a través del cine. 

Según recuerda lo narrado por sus ancestros, en un principio aquellos personajes eran vestidos en el monte por los mayores. Entre árboles y hojarascas, indica que a aquellos personajes los cubrían con musgo y barbacha, entre otros elementos de la naturaleza, porque están ligados a la pachamama.

“Luego de esta fantástica descripción, quiero destacar que la jocosidad es otra cualidad que identifica a los osos o cusillos de Obonuco, si se tiene en cuenta que dichos personajes tienen otros significados en las comunidades ancestrales de Jongovito y de otros corregimientos de Pasto”, concluye el gestor cultural del pueblo Quillacinga.  

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