Cuatro películas de Studio Ghibli que reflexionan sobre el cuidado del medio ambiente

Las obras cinematográficas producidas por la casa de animación japonesa Studio Ghibli han recibido numerosos elogios por los amantes y la crítica del cine alrededor del mundo. Desde 1985, han llevado a la pantalla grande más de 20 largometrajes que cautivan por su calidad artística e historias con un trasfondo complejo que abordan temas como la fortaleza de las mujeres para cambiar el mundo, historia de Japón y la urgencia por el cuidado del medio ambiente. 

Nausicaä en el valle del viento

Esta película, originalmente llamada Kaze no Tani no Naushika fue dirigida en 1984 por Hayao Miyazaki y nace de la adaptación del manga homónimo también escrito por él. 

La historia se desarrolla mil años después de la caída de un gran imperio industrializado, en un contexto en donde el mundo es un lugar inhabitable a causa de una fuerte toxicidad presente tanto en el aire como en el mar.

Sin embargo, hay un reducido número de sobrevivientes de la raza humana en un valle, en el cual este aire tóxico es disipado gracias a los fuertes vientos que por ahí pasan. Así mismo, el mundo en un intento por recuperarse genera una espesa e inhabitable vegetación y una superpoblación de insectos que son quienes se encargan de proteger a la tierra en este proceso de restauración.

El filme permite reconocer la importancia que radica en el cuidado de la naturaleza y del planeta en general, ya que este es el espacio en el que podemos desarrollarnos y existir conviviendo junto a otras especies.

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Pompoko

Originalmente llamada Heisei Tanuki Gassen Ponpoko, Pompoko es un filme de animación japonesa creado y dirigido por Isao Takahaya en 1994. La historia se desarrolla puntualmente en la creciente sociedad japonesa de los años 60, en una ciudad colindante con Tokio llamada Tama.

Todo transcurre en un entorno en el cual se busca expandir económica y productivamente a Japón con la construcción de carreteras y edificios destinados a la industria y a la vivienda, incluso a costa de la destrucción de bosques y montañas, lo cual genera un evidente gran impacto en el ecosistema de la zona. En este contexto, varios clanes de mapaches o tanukis (tradicionales en el folklore nipón) entran en alianza para poder hacer frente a la inminente destrucción de los humanos a las tierras donde habitan.

Esta pieza evidencia la constante tensión entre el concepto de las grandes metrópolis y las zonas rurales, pues el avance desmedido sustentado en el desarrollo pasa por encima de los derechos ambientales, lo que pone sobre la mesa la importancia que radica en el hecho de proteger y preservar la naturaleza.

La princesa Mononoke

Esta película, originalmente llamada Mononoke Hime, fue escrita y dirigida por Hayao Miyazaki en 1997. La historia se desarrolla durante la edad media en los bosques de Japón de la época.

Narra la historia de Ashitaka, un joven príncipe de una pequeña aldea que a lo largo de la historia se involucra con dos mundos completamente contrarios. Por un lado, conoce a Lady Eboshi, quien es la líder de una ciudad industrial en expansión que trabaja con el hierro y la pólvora. Por otro lado, conoce a San, una humana abandonada en el bosque y criada por unos espíritus lobo que lucha, junto con algunos otros espíritus guardianes del bosque, contra los humanos y sus continuos intentos por expandir su sociedad a costa del bienestar del bosque y quienes habitan en él. 

Esta obra evidencia la fuerte pugna que existe entre el desarrollo social e industrial que los humanos promueven y la necesaria protección que debe haber sobre la naturaleza, ya que esta representa un medio de sustento para todas las formas de vida que allí habitan, incluyendo a los humanos.

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Mi vecino Totoro

Tonari no Totoro, más conocida como 'Mi vecino Totoro', es un largometraje animado que fue dirigido por Hayao Miyazaki en 1988. La película, situada en la posguerra nipona, cuenta la historia de una pequeña familia que llega de la ciudad al campo con la intención de hacer de este lugar su nuevo hogar.

La película nos muestra la cotidianidad de Sarsuke y Mei, dos niñas que después de una serie de sucesos van aprendiendo importantes lecciones de fraternidad de la mano de los pequeños y grandes espíritus que aparecen a lo largo de la cinta que son guardianes del bosque.

Estos seres, incluido un gran espíritu llamado Totoro, muestran a Mei y a Satsuke la importancia y la belleza de la naturaleza, en este caso puntual, del bosque y la montaña, mostrando que estos son los escenarios en los cuales transcurre la vida y la cotidianidad de varios seres, incluidos los espirituales.