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La defensora del agua en medio de la sed de La Guajira

Jakeline Romero Epiayu nació en el resguardo el Zahino, en el municipio de Barrancas, en la Baja Guajira, a 45 minutos de El Cerrejón. En 1976, el mismo año de su nacimiento, Colombia firmaba el contrato de asociación para la explotación del carbón en La Guajira. Sin saberlo, su destino estaría ligado a la de ese gigante que hoy se ha convertido en la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo.

Jakeline Romero Epiayu nació en el resguardo el Zahino, en el municipio de Barrancas, en la Baja Guajira, a 45 minutos de El Cerrejón. En 1976, el mismo año de su nacimiento, Colombia firmaba el contrato de asociación para la explotación del carbón en La Guajira. Sin saberlo, su destino estaría ligado a la de ese gigante que hoy se ha convertido en la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo.

Su niñez estuvo marcada por duros momentos que la fortalecieron para convertirse tiempo después en defensora de derechos humanos, primero, trabajando como líder social en las comunidades y luego formando parte del movimiento ‘Fuerza Mujeres Wayuu’, una organización que uniendo inspiraciones de mujeres de todo el departamento trabaja desde hace 12 años en defensa del territorio y en la protección del agua para las comunidades indígenas, que en los últimos años, han sufrido la vulneración de estos derechos fundamentales.

Recientemente, ‘Fuerza mujeres Wayuu’ ganó el Premio Nacional de Derechos Humanos otorgado por la organización no gubernamental Diakonia.

“Decimos que el agua es nuestra, no de las multinacionales. El agua es para la vida, el agua es para la gente, el agua es para la tierra. Y no debe ser fracturada ni debe ser destruida como viene pasando en el departamento de La Guajira en manos de la empresa multinacional El Cerrejón”, afirma Jakeline, con la convicción y el coraje de su sangre indígena, con la que además ha enfrentado amenazas de muerte.

“Me quito la manta del miedo y me pongo otra la del valor. Es el ejercicio que he aprendido en el tema de las amenazas”, agrega.

A pesar de todo esto, su voz no se silencia, por el contrario, se levanta con más fuerza para denunciar al mundo la vulneración de derechos humanos en la Guajira, donde la escasez de agua ha generado una de las crisis humanitarias más graves de los últimos años.

Esta es una historia de resistencia y valentía que nace en las entrañas del pueblo wayuu.

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