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El jardín en Tabio que se dedica a salvar árboles y darles una nueva vida

En el municipio cundinamarqués emerge un refugio donde árboles que están a punto de morir o han sido descartados llegan para ser recuperados, restaurados y conservados.
Cajara, proyecto de recuperación y restauración de árboles
Crédito: Radio Nacional de Colombia
Yaneth Jimenez Mayorga

Como una analogía del viejo hospital de los muñecos, en la vereda de Lourdes en el municipio de Tabio, en Cundinamarca, María Isabel Guerrero y Ricardo Villegas Tafur dedican su tiempo y conocimiento a recoger, restaurar, recuperar, cuidar y conservar árboles de diversas especies para darles una segunda oportunidad de vida.

Urapanes, ciruelos, arces, pinos, bugambilias, acacias, “chefleras”, cauchos sabaneros, cipreses, anturios, entre otras cientos de especies de árboles rescatadas de la basura o salvadas de talas indiscriminadas, conforman el jardín de la finca de 3.400 metros cuadrados en la que desde hace más de 30 años. Villegas, escultor de profesión, amante y rescatista de árboles por vocación, empezó un sueño. 

“Por temas laborales de mi mamá nos trasladamos a Venezuela. Allí vivimos en una finca en las afueras de Caracas. Recuerdo mucho que había unas plantas sembradas en recipientes. Un señor que trabajaba con nosotros me dijo que si quería aprender cómo sembrarlas. Me regaló las plantas, junto con un libro (que aún conservo) en el que explicaban la técnica del bonsai para el cuidado de los árboles y en el que había unas fotografías de árboles milenarios hermosos. Yo me enamoré, fue amor a primera vista”, contó Villegas. 

El jardín en Tabio que se dedica a salvar árboles
Crédito: Radio Nacional de Colombia

Ricardo recuerda especialmente una frase que su amigo le dijo: “Dedícate a cuidar la naturaleza”, eso le marcó, y fue como el “primer llamado que tuve de los árboles”, dijo.

Desde entonces, el artista plástico ha dedicado gran parte de su vida a recuperar y cuidar con esmero, disciplina, estudio y mucho respeto los casi 2.000 árboles que hoy conforman ‘Tajara, Arte y naturaleza’, el proyecto que inició en forma hace cerca de 10 años junto a María Isabel Guerrero Jaramillo, su compañera de vida, apasionada emprendedora y ambientalista. 


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“Al ser humano se le olvida o no comprende que los árboles son seres vivos. Estudios demuestran que ellos se comunican. Una investigación de la Universidad de Tel Aviv documentó que las plantas emiten unos sonidos inaudibles para el oído humano cuando son golpeadas o cuando están expuestas a estrés que amenaza su vida”, apuntó Guerrero.

Añadió que el planeta sufre de maltrato vegetal, que son básicamente hechos como las podas indiscriminadas, el robo de las plantas, costumbres como regalar flores o plantas en ciertas fechas, el no brindarles las condiciones mìnimas y necesarias, o el considerarlas  basura cuando pierden algo de su estética, “olvidando que los árboles están en el planeta solo para protegernos, para darnos oxígeno, alimento, medicina. Es su razón de ser. Sin embargo, no los respetamos ni cuidamos ni valoramos, menos cuando se trata de árboles adultos”.

El jardín en Tabio que se dedica a salvar árboles
Crédito: Radio Nacional de Colombia

El reconocerlos como seres vivos y mejorar la relación con ellos sigue siendo una asignatura pendiente que exige acciones urgentes. Es vital sensibilizar a las personas, crear estrategias que permitan difundir y apropiar el conocimiento, y generar espacios de conversación en torno a su cuidado y conservación.  

“Eso es lo que buscamos con Tajara: enseñar con metodologías pedagógicas la manera adecuada de hacerlo a través de visitas guiadas en el jardín, el mantenimiento de las plantas, el servicio de guardería y los talleres para enseñar la técnica de bonsai. Actualmente realizamos charlas virtuales mientras regresamos poco a poco a la presencialidad”, explican Villegas y Guerrero. 

Una nueva vida 

La finca jardín, a la que se accede a pie o en vehículo por una vía destapada y que poco a poco toma más forma de bosque, alberga los árboles que han rescatado los dos apasionados ambientalistas. 

“Tenemos un urapán que recogí en 1977 que habían abandonado sobre la Avenida NQS con calle 110; un caucho sabanero que fue recuperado en los 90 luego de que en un vivero lo descartaron porque ya no era un producto comercial; tenemos unos ciruelos de más de 50 años  que nos dieron en Sopó, luego de que en una finca los cambiaran por el cultivo de papá”, señaló Villegas.

“De un edificio en Cedritos nos llamaron porque iban a quitar unos guayacanes y allá llegamos a recogerlos; hay una acacia que la empresa de energía había talado y arrancado totalmente para evitar que las cuerdas de la energía se vieran afectadas, pero cuya raíz estaba viva, y aquí sigue en pié”, agregó. 

El jardín en Tabio que se dedica a salvar árboles
Crédito: Radio Nacional de Colombia

En Tajara hay árboles nativos, exóticos, endémicos y de otras regiones. “Ha ocurrido algo muy interesante y es que se ha creado un microclima donde podríamos decir que todos los árboles se han protegido entre sí. Se ha consolidado un ecosistema donde conviven pájaros, abejas, árboles y mariposas. Unido a las prácticas de compostaje que realizamos que nos permiten que todos los procesos sean naturales sin tener que usar fertilizantes ni químicos”, indicó Guerrero. 

La técnica que utilizan en Tajara para cultivarlos y recuperarlos es la de bonsai, que consiste en sembrar los árboles y plantas maduros en macetas y controlar sus dimensiones por medio de la poda y el trasplante. 


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“Nosotros enseñamos el arte del bonsai de una manera diferente. Lo hacemos desde el respeto por la conservación y la protección del árbol, no como un objeto que se interviene. Y lo hacemos a través de un sistema de propagación con el cual se obtienen ejemplares idénticos de la planta que hemos recogido para darles una segunda oportunidad a esos árboles de mayor edad”, explicó Guerrero. 

“Me especialicé en la propagación por medio de acodos, utilizada sobre todo para el manejo de especies en vía de extinción,  que permite obtener un árbol ya maduro en poco tiempo. Si la rama tiene 50 años, en cuestión de seis meses se puede lograr tener un árbol de 50 años”, dijo Villegas. 

En el camino de consolidar el proyecto, Tajara ofrece también el servicio de guardería de árboles, una propuesta novedosa para quienes viajan y no tienen quien cuide sus plantas y para quienes no saben cómo hacer el manejo adecuado de la planta. 

“Nuestra ilusión es lograr expandir el mensaje, que cada vez más personas tengan esa posibilidad de entender que también se puede rescatar una planta y darle otra oportunidad. Solo es cuestión de acceder al conocimiento y entender que hay más posibilidades de vida. Queremos que Tajara sea un banco de vida, un semillero de rescate, recuperación y conservación de árboles y de la memoria”, concluyeron Villegas y Guerrero. 
 

El jardín en Tabio que se dedica a salvar árboles
Crédito: Radio Nacional de Colombia

 

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