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Los quillasingas: un pueblo que llora y ríe a través de la música

Si alguien se pregunta cómo suena el Alto Putumayo tendría que escuchar las músicas de los quillasingas.
Quillasingas: música para la madre tierra | Respira Amazonía
Fotos: Radio Nacional de Colombia
Daniel Santa

En el extenso Valle de Sibundoy del Alto Putumayo, hay un pueblo, una comunidad, que ha entendido su historia y sus costumbres según la lógica del canto y la danza. Quillasinga es su nombre. ¿Su gentilicio?, quillasingas. ¿Sus cabildos?, varios, muchos de ellos ubicados en el departamento de Nariño. Pero hoy exploraremos el espíritu musical de uno en particular: el Cabildo Quillasinga de La Montaña, ubicado en el municipio de Santiago.

Decir quillasingas es decir “gente nariz de luna” y, en consecuencia, “hijos de la luna”. Los quillasingas abrazan la Pachamama, la Madre Tierra, porque entienden que es ella la que otorga la fertilidad para la siembra y la cosecha. La Pachamama encarna las montañas y, por eso, el Cabildo Quillasinga del municipio de Santiago ha sabido llamarse justamente así: Cabildo Quillasinga de la Montaña.

Años de tradición han permitido que los cabildos quillasingas sigan reuniéndose para danzar en fechas especiales. Sus rituales de armonización y celebración, como la fiesta de Atun Quilla, en honor a la Luna Grande, siempre están acompañados de música. Este pueblo guarda sonido y voces que bien representan lo que es Colombia: alegría y dolor, fiesta y reflexión. Si alguien se pregunta cómo suena el Alto Putumayo tendría que escuchar las músicas de los quillasingas.

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“El son sureño”, “La guaneña” y “El mirranchurito” son algunos de los ritmos que el Cabildo Quillasinga de la Montaña celebra, ritmos que comparte con otras comunidades ancestrales como un acto de resistencia. Pero esa resistencia es protagonizada por orgullosos quillasingas como la cantora Deifilia Revelo de Ramos, la musicóloga Laura Erazo, el guitarrista José Heriberto Pinchao y un sinfín de hombres y mujeres más que, si no tocan un instrumento, sí que saben danzar con alegría.

“La verdad es que la vida me ha dado tantos golpes y tantas alegrías, que me ha enseñado a vivir alegre, a sacare jugo, aunque sea a las penas. Por eso mis canciones son llenas de recuerdos, llenas de nostalgia, como también de alegría, mucha alegría”, narra, con dulce voz, Deifilia Revelo, luego de entonar los versos de “El zorzal”: “Mas cierto día, mi triste historia / hacia esos lados me encaminó; / no estaba el nido, no estaba ella, / sola en el mundo quedaba yo”.

José Heriberto Pinchao, por su parte, aprendió a tocar la guitarra siguiendo el método de una pequeña cartilla. Cuenta que, desde hace diez años, Integración Campesina, su grupo de músicas tradicionales, rueda de casa en casa amañando fiestas y celebraciones familiares. Dice, además, que cada canción, cada reunión para el baile o la nostalgia, es un paso más en el duro camino de conservar las tradiciones musicales de los quillasingas.

“Por medio de llamadas, cuando les gusta que nosotros fuéramos a cantar, pues nos llaman y nos invitan a festejar un cumpleaños, bautizos, primeras comuniones, o también un velorio. Cuando hay un difunto también nos invitan a cantar canciones de una serenata para un difunto”, asegura Pinchao.

Son, pues, voces quillasingas que hacen de este el mejor preámbulo para un viaje de sonidos que de seguro disfrutarán. El especial “Respira Amazonía” de RTVC / Sistema de Medios Públicos, ofrece para ustedes, a través de Radio Nacional de Colombia, un paisaje sonoro en el que los sones y ritmos quillasingas salen a flote.

 

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