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CERRAR

La devastación causada por las dos guerras mundiales generó reflexiones sobre la condición humana y el sentido de la vida. Una nueva propuesta fue la noción del absurdo -prefigurada por el dramaturgo sueco A. Strindgerg a principios del siglo- que se plasma en los escritos de Sartre (A puerta cerrada) y de Camus (El mito de Sísifo), autores que ven en la acción comprometida el modo de superar este absurdo. Pero dramaturgos como Ionesco y Beckett develan el absurdo como situación sin salida. Obras donde no hay una historia, un lugar preciso, donde los personajes hablan un lenguaje sin lógica (influencia del surrealismo) dándose así un discurso irrisorio que pretende mostrar la ridiculez y lo irrisorio de la comunicación.

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