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Alba del Castillo: medio siglo sin el 'Ruiseñor de América'

Esta semana conmemoramos 50 años de la desaparición física de la soprano Alba del Castillo, “el Ruiseñor de América”. Por eso es nuestra Artista de la Semana.

Pierro Mascheroni, director de orquesta italiano que se quedó a vivir entre nosotros, declaró al diario El Correo de Medellín lo siguiente acerca de una de sus alumnas predilectas: “En este último viaje a Italia he llevado un disco de Alba; lo he hecho escuchar por varios críticos honrados, competentes e imparciales, y aseguro que se quedaron admirados por la belleza y calidad de la voz de Alba del Castillo. Si Alba hubiese seguidos mis consejos, habría ido a Europa y hoy estaría viajando en Cadillac hacia una residencia con características de palacio porque aquella voz suya le daría el derecho de figurar como una de las grandes sopranos no de América, sino, simplemente, una de las grandes sopranos de la época presente”.

En parte tenía razón Mascheroni. La Compañía Colombiana de Tabaco, Coltabaco, le había hecho el ofrecimiento de becarla en el extranjero. Incluso esa misma empresa fue la que patrocinó el concurso radial por medio del cual el público determinó que Libia Lucía Agudelo Rebolledo, nacida en Medellín en febrero de 1935, se iba a llamar artísticamente Alba del Castillo. Todos los deseos del director italiano se hubieran podido concretar en su momento, pero tristemente el cáncer se llevó tempranamente, a sus 36 años, a la primera gran soprano coloratura de nuestro país.

Considerada un verdadero fenómeno dentro de la historia de la canción popular colombiana, Alba del Castillo, bautizada luego como El Ruiseñor de América, se hizo muy popular no sólo en Colombia sino en otros países como representante del canto de coloratura, el registro más agudo que alcanza una mujer. Y al igual que famosas colegas como la peruana Yma Sumac, se decantó por una carrera dentro de la música popular. Parte de su repertorio, que incluía música andina colombiana, boleros, copla andaluza, temas latinoamericanos y canción universal, fue el mismo asumido por la exitosa soprano peruana.

Los textos del disco “Smeraldi Musicali di Colombia”, grabación de temas colombianos en italiano para el público de ese país, la reseñan de esta manera: “En las venas de esta extraordinaria artista corre sangre india, hebrea, española y negra, y esta extraña mezcla puede ayudarnos a explicar su excepcional versatilidad interpretativa, prácticamente sin límites”.

Alba del Castillo empezó a estudiar a sus 12 años con el profesor Javier Mejía en su ciudad natal, y luego tomó lecciones de ópera y zarzuela con profesores como José María Tena y el propio Pietro Mascheroni. Muy pronto se hizo a un nombre dentro de la lírica y de la música popular tras su debut en 1945 en el Teatro Junín de Medellín y luego de una exitosa temporada en el Teatro Colón de Bogotá. No era extraño que el público quedara absorto por sus descomunales calidades vocales, que alcanzaban un rango de tres octavas y media, logrando rasgos de otras voces más bajas del registro femenino como la mezzosoprano y la contralto.

Pese a que su papel de Gilda en la ópera Rigoletto fue muy celebrado, la falta de apoyo local a la ópera hizo que se determinara por una carrera en los sonidos populares. La artista grabó tres trabajos discográficos oficiales en esa clave y participó de un par de grabaciones de circulación limitada, realizó una gira por todo el país con más colegas de la lírica nacional como Régulo Ramírez, Carlos Julio Ramírez y Julio César Alzate; y pudo viajar al menos en una oportunidad por Suramérica y Europa con su música. Tristemente el diagnóstico de cáncer, cuando apenas tenía 35 años, la hizo pasar temporadas en tratamiento e hizo que fuera perdiendo en forma paulatina sus capacidades vocales, hasta que su vida se apagó, el 2 de junio de 1971.

Esta semana conmemoramos 50 años de la desaparición física de la soprano Alba del Castillo, “el Ruiseñor de América”. Por eso es nuestra Artista de la Semana.

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