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Día Mundial del Agua: un asunto de conciencia

Por: Richard HernándezHoy se celebra, bajo el lema ‘Valoremos el agua’, el Día Mundial de este líquido tan valioso para los humanos. Según Naciones Unidas, 2. 200 millones de personas viven sin acceso al agua potable. La forma en que la valoramos determina cómo se gestiona y se comparte.

Por: Richard Hernández

Hoy se celebra, bajo el lema ‘Valoremos el agua’, el Día Mundial de este líquido tan valioso para los humanos. Según Naciones Unidas, 2. 200 millones de personas viven sin acceso al agua potable. La forma en que la valoramos determina cómo se gestiona y se comparte.

Guillermo Rueda Delgado, licenciado en Biología de la Universidad Pedagógica Nacional y magíster en Biología en la Universidad de los Andes, experto en gestión integral del recurso hídrico, contó que en los años 60 y 70 los franceses empezaron a hacer grandes suministradores de agua en los países africanos.

Posteriormente, en otras naciones comienzan a crear proyectos de suministro para las zonas suburbanas y las ciudades. Entonces nace la idea, publicitariamente bien hecha, de que los humanos somos despilfarradores de agua y que la culpa de la escasez es de nosotros.

“No es que no debamos tener conciencia, pero eso no es cierto. Los humanos usamos en países industrializados máximo el 4 % del total del agua que se utiliza en un país. No es cierto que la actividad humana inmediata tenga una consecuencia sobre ese valor. Sencillamente se le da esa idea para privatizar el servicio y convertir el acceso al agua, no en un derecho, sino en un beneficio que se debe cobrar más caro porque usted, cada vez, es más despilfarrador, y eso lo vemos en Bogotá”, señaló Rueda.

Según el fundador de Ecoyaco, con el recibo del agua y del acueducto lo bogotanos estamos pagando la planta de tratamiento de El Salitre que nos cobraron 5 veces más de lo que originalmente costaba y que no hace sino descontaminar el 20 por ciento del río Salitre, que no es más del 20 por ciento del río Bogotá. Entonces el valor del vital líquido no está en la escasez, sino en la relación intrínseca que tiene el bienestar humano con su uso.

“Hay un índice muy interesante que muestra los niveles de bienestar humano y su relación con el consumo de agua por parte de las personas y es directamente proporcional en los países o ciudades con mayor bienestar. Son los países que tienen mejores condiciones de suministro y de administración de ese recurso. Estamos hablando de ciudades como Zúrich, Hamburgo, Sao Paulo y Santiago de Chile”.

En Bogotá, comenta Rueda, todavía mantenemos la idea de tener la mejor agua de Suramérica y la gente sigue tomando agua del grifo olvidando que eso fue cierto en los años 80, cuando tuvimos como suministro Chingaza. Después se construyó San Rafael, que represa el río Teusacá y combinaron uno de los embalses más puros que es Chingaza con agua de la peor calidad que trae ese río cercano al municipio de La Calera.

Las proyecciones que tienen Naciones Unidas, la FAO y otros organismos multinacionales dicen que, para el 2050, un 70 por ciento de los humanos vamos a vivir en las ciudades. El clima de las ciudades, dice Rueda, tiene que ver con el agua, los grandes temporales que cambian radicalmente la estructura de las ciudades influyen en su movilidad y hasta en el olor de las mismas.

“Tenemos una ciudad que cada vez es más caliente. Pero es que cada vez se urbaniza más sobre humedales a los que consideramos como zonas improductivas. Entender que el valor del agua está en que cada proyecto y cada programa que se hace es nuestra responsabilidad. Comprenderlo, valorarlo y exigir que esos proyectos tengan un beneficio común”, afirmó el biólogo Guillermo Rueda.

Sobre los retos y desafíos que enfrenta el país en la gestión del agua, también consultamos a Leonardo Donado Garzón, profesor y egresado de la Universidad Nacional de Colombia e Ingeniero civil con profundización en agua y medio ambiente y magíster en Ingeniería de Recursos Hidráulicos.

“Cuando se hace gestión del agua, usualmente lo miramos como un recurso; es decir, que le damos mucha preponderancia a la transacción económica. Creo que uno de los principales retos es verle como un bien común, no verlo como algo transable sino como un bien que nos permite a todos obtener beneficios. Pero eso nos genera deberes, aparte de los derechos, y en esa tarea de todos los actores involucrados hay mucho por hacer en el país”, indicó Donado.

De esos deberes, uno es el conocimiento del agua. En ese aspecto dijo el experto que tenemos un atraso generalizado, porque contamos con un instituto de hidrología pobre para poder realizar esa misión tan importante para el país. Entonces existe un conocimiento parcial de nuestro país inferido a partir de información escasa; es decir, que la primera tarea grande consiste en generar conocimiento para definir de una forma mucho más certera, cuánta agua tenemos, la oferta.

Otro problema que resalta Donado es la demanda del agua, porque los datos son escasos. Las concesiones generalmente se dan por volúmenes. Eso no significa que ese sea el uso real del agua. Muchas veces las tasas de uso; es decir, lo que cobran las autoridades ambientales por usar el líquido, se invierten en la protección de la fuente. Una tasa muy baja que no llega a los 30 pesos por metro cúbico hace que cobrarla salga más caro a una autoridad ambiental que lo que se puede generar por dicho cobro.

Otra situación muy crítica que tenemos, después de usar el agua, es su tratamiento. Aquí el ingeniero sugiere consultar las citas del profesor Luis Alejandro Camacho, director del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de los Andes, donde reporta que los patógenos, que son todas esas bacterias de los coliformes que los bogotanos botamos a las aguas residuales, llegan vivos a Barranquilla. “Tenemos grandes problemas en la calidad, porque no hacemos una limpieza y un tratamiento adecuado de nuestras aguas residuales”.

En este día, el profesor Donado invita a conocer el agua, entenderla en su dimensión, en su oferta, en su demanda, en su calidad y en los riesgos generados. “Un asunto significativo es que el agua está en la naturaleza y presta unos servicios sistémicos que son importantes para ella. Entonces no podemos aislar y sacar el agua de sus cuencas. Una persona se puede quejar de que no tiene agua y puede poner una queja, pero la naturaleza no tiene esa comunicación. Esa conciencia la debemos tener desde nuestras actividades”.

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