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Medicina Legal reveló que muerte de Javier Ordóñez fue homicidio y no autoinflingida

El examen forense reveló que al estudiante de Derecho se le estalle un riñón por la golpiza y que pudo morir desangrado.

En medio del juicio disciplinario que adelanta la Procuraduría General contra los expatrulleros Harby Rodríguez y Juan Camilo Lloreda por el caso del estudiante de Derecho Javier Ordóñez, el médico forense de Medicina Legal, Francisco José Calle, declaró que la muerte fue producida por terceros, catalogándolo como un homicidio.

“Estamos hablando de múltiples traumas contundentes. Por su naturaleza, no pudieron haber sido autoinfligidos, si no que son producidos por terceros. Esa es nuestra definición más amplia del homicidio”, explicó Calle.

Además, advirtió que no es común que a una persona se le estalle un riñón por una golpiza, por lo que los golpes que sufrió Ordóñez debieron ser muy fuertes, “lo menos frecuente es por trauma contundente, sería más frecuente en traumas penetrantes como impactos de bala”, señaló.

El médico forense puntualizó que el estudiante de Derecho perdió mucha sangre, lo que pudo ser una de las causas de su muerte. “Sería más o menos dos litros de sangre, quizás una tercera parte del volumen sanguíneo de una persona de contextura mediana. Una cantidad que eventualmente lleva al fallecimiento”, aseveró.

Calle afirmó que aunque se encontró plomo en el cuerpo, los fragmentos son muy pequeños para considerarlo una bala. “Creímos que esos fragmentos que se ven metálicos eran de los arpones del taser, pero cuando hicimos la exploración de los tejidos blancos, se confirmó que hay unos orificios muy irregulares. No parecía otro material distinto al plomo”, dijo.

También aseguró que en el cuerpo de Ordóñez encontraron lesiones producidas por el arma taser. “Externamente, en abdomen están descritas dos lesiones, cerca del ombligo dos lesiones, debajo de costilla dos también. Lumbar lado derecho, dos lesiones. Lumbar inferior, dos lesiones patrón. Aproximadamente entre 8 y 10 lesiones”.

Estos datos demostrarían que las versiones de los expatrulleros sobre que los golpes se los provocó el mismo Ordóñez o que solo descargaron las armas taser cuatro veces en el cuerpo del estudiante de Derecho son falsas.

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