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El legado musical del Tolima pervive en los jóvenes con alma y sombrero

El Tolima es reconocida por su exquisito talento y legado musical que pervive en las nuevas generaciones.

Por: Alejandra Cuéllar Cedano

El Tolima es reconocida por su exquisito talento y legado musical que pervive en el tiempo gracias a la capacidad de las y los maestros en transmitir el conocimiento de estos sonidos autóctonos a las nuevas generaciones. Tal es el caso del grupo de música tradicional ‘Los Amigos’, que le apuestan en traspasar este legado a los más jóvenes.

Marco Aurelio Moreno y Gustavo Garzón Rodríguez, líderes de la agrupación hace 57 años, amenizan los días en el cálido municipio de Coyaima a través de la interpretación y composición de canciones que marcaron el ritmo de un sinnúmero de reuniones, eventos y fiestas.

Hoy en día las notas del Grupo Los Amigos siguen sonando en estas mismas tierras y bajo la dirección de estos mismos artistas, pero ahora enriquecidas con los talentos de Angie de 14 años y Jeferson Garzón Guzmán de 12, hijos del señor Gustavo, que junto a ellos han aprendido a interpretar la música tradicional colombiana con tal destreza que han ganado ya cinco concursos de música folclórica y campesina.

Gracias a la habilidad que corre por las venas de estos niños, sumado al esfuerzo y los dotes artísticos de sus mayores, el futuro del Grupo Los Amigos y de la música tradicional que interpretan es prometedor y vale la pena rescatar en este esfuerzo mancomunado de padres e hijos, claves para el mantenimiento del legado que desde la música se ha forjado durante décadas en el campo colombiano.

Talentos hechos a pulso

La vida artística de los líderes de este grupo ha estado signada por el aprendizaje de la música desde los saberes de sus familiares y la imitación empírica de la interpretación musical. Marco Aurelio Moreno narra que a los cinco años de edad su abuela le compró por primera vez un tiple, lo cual marcó su inicio en su carrera.

Rodeado de su abuelo, su padre, los amigos de su padre y los vecinos de su familia, el señor Marco presenciaba cómo ellos formaban conjuntos para animar fiestas donde él, atentamente, se fijaba en la interpretación del tiple para aprender a tocarlo.

“Ninguno me dijo “tiene que hacer esto” ni nada, yo mismo miraba y ponía en práctica y de ahí mismo fui pasando ya por ahí. A los añitos, ya en Natagaima, me amanecía tocando bailes con los viejos, con los grandes”, expresa Moreno.

Así mismo, Gustavo Garzón Rodríguez cuenta cómo empezó a tocar el tiple alrededor de los seis o siete años de edad con la enseñanza e inspiración de su padre, quien tocaba el instrumento y escuchaba tanto ritmos propios de la tradición campesina del interior del país, tales como bambucos y sanjuaneros hasta rancheras, merengues, vallenatos, cumbias y baladas.

Moreno recuerda que, en 1963, más o menos a los 12 años, conoció en Coyaima a Gustavo Garzón y prontamente empezaron a tocar juntos.

“Él tocaba guitarra y yo tocaba el tiple. Yo no sabía ni una nota de guitarra, la mayoría las aprendí con él”.

La amistad que construyeron junto al artista Silvestre Lozano fue determinante para bautizar al grupo como Los Amigos e iniciar como agrupación musical. Desde el comienzo este trío atrajo a amantes de la música folclórica, de tal manera que empezaron a llamarles para interpretar música en reuniones sociales de diversa índole.

“A veces cobramos y a veces no, no todo puede ser plata, ni todo regalado”, recuerda Garzón.

Gustavo ha transmitido estos conocimientos a sus hijos. Angie Garzón, su hija, dice que su padre le enseñó de manera divertida notas y punteos en tiple y guitarra, pero dice preferir el tiple.

“Nos reímos mucho y a veces si la cogemos bien, mi papá se pone feliz, y nosotros también”. Jeferson Garzón, su hijo, quien también fue alumno de guitarra de su padre, hoy en día prefiere tocar la tambora y aspira a que la música lo lleve “a ser alguien en la vida, a aprender más”.

Los ritmos que interpreta el grupo Los Amigos son ampliamente diversos, pero siempre bajo el prisma de la música tradicional colombiana. Al preguntarle a Marco Moreno por el género que interpreta responde: “de todo, menos esa música moderna. Le alimenta más un planazo a uno en la espalda”.

La entrega de estos artistas a la labor musical es evidente. Para Gustavo Garzón la música le permite alejarse de lo que considera negativo: “para mi es lo más bonito”, expresa. Igualmente, cuando se le pregunta a Moreno por la música -quien sabe interpretar alrededor de 1.500 canciones, de las cuales 20 son de su propia autoría- su respuesta es contundente: “estamos dándole a la música con alma, vida y sombrero hasta cuando Dios diga y Santa Cecilia que es la patrona de los músicos”.

Durante 57 años estos artistas se han separado y reencontrado en lo musical en distintas etapas. Sin embargo, la amistad entre ellos también ha sido decisiva para que la música del grupo Los Amigos se mantenga a flote. “A veces tenemos problemas, pero eso es pasajero”, según Gustavo Garzón.

El reto: preservar la música tradicional colombiana

En la actualidad, además de las enseñanzas que Gustavo Garzón y Marco Aurelio Moreno les heredaron, Angie y Jeferson Garzón Guzmán también cuentan con una preparación académica en la música gracias a su participación en los programas de enseñanza que ofrece la Casa de la Cultura de Coyaima a través de sus maestros, aprovechando también de manera intensiva el tiempo libre en el marco de la pandemia. Eso les permite contar con algunas posibilidades en términos formativos con las que sus mayores no contaron.

Sin embargo, es gracias al interés que sobre la música tradicional colombiana ha despertado en ellos sus padres, a través de lo que Angie Garzón describe como “una enseñanza de la antigüedad”, que han logrado desarrollar una labor destacada en el Grupo Los Amigos. “Uno enseña y puede enseñar a otros para que eso vuelva a vivir”, resalta Garzón.

Y es que animar a los niños a introducirse en la música no es una labor exclusivamente dirigida a los hijos del señor Gustavo. Según Marco Aurelio Moreno, en los diversos lugares donde van a tocar ellos entran en contacto con los más jóvenes para alentarles a continuar con la labor que implica mantener a flote la música tradicional. “Nosotros ya estamos viejos y ustedes quedan de reemplazo”, resalta Moreno.

De igual forma, el Grupo Los Amigos manifestó su preocupación a Radio Nacional de Colombia por la situación que se presenta en particular en los cabildos del Tolima, en donde el Estado ha entregado instrumentos musicales para mentener viva la música tradicional: “algunos niños han aprendido algo, otros no, otros están vendiendo los instrumentos o los están regalando”.

La invitación primordial que hace Gustavo Garzón a la niñez colombiana es a seguir la música tradicional colombiana, que es “lo que llena el corazón y el alma de vida”, mientras que Angie decidió expresar a través de la radio pública que, “si sienten el amor por la música, busquen la manera de aprender”.

De manera que, si el talento de Angie y Jeferson es constantemente destacado en el ámbito musical y el Grupo Los Amigos sigue a flote, estos reconocimientos son posibles también en virtud a la paciencia y la dedicación que estos adultos imprimieron en abrir un diálogo de saberes con sus descendientes para explorar en la práctica, en el día a día musical, el valor del compromiso.

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