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Los 15 años de Radiónica: memorias de la legendaria Frecuencia Joven

Era una época en la cual no había acceso a internet con facilidad, y los conocimientos musicales venían de la escucha.

Por: Alejandra Restrepo

El 1 de mayo de 1995, conocido como el Día del Trabajo, entré a la Frecuencia Joven de la Radiodifusora Nacional de Colombia, 99.1 FM, hoy Radiónica. En ese momento era la única voz femenina, tenía varias tareas, entre ellas, las franjas musicales de las tardes, especiales de los fines de semana, transmisiones y otras.

Empecé unos meses después de haberse encendido esa llama de esperanza para los jóvenes de Bogotá, la emisora empezaba a crecer en audiencia, las personas que buscaban voces especializadas, pero amenas, de su misma edad, conocedores de casi todos los géneros que se oían, bailaban y disfrutaban en el momento, en MTV, en bares como Kalimán, Bulldog, La Florhisteria, Astrolabio y otros.

Expertos en arte y literatura, cine, una radio que llegara a todos, a los que no alcanzaban otras. La música que se programaba era minuciosamente escuchada y elegida, sin necesidad de estar posicionada en listas.

Era una época en la cual no había acceso a internet con facilidad, y los conocimientos musicales venían de la escucha, lectura de revistas importadas, biografías e incluso de las experiencias vividas en otros países.

Esos oyentes, muy jóvenes en su mayoría, recibieron la 99.1 con gran alegría. También hubo detractores, algunas personas que tenían el deseo de seguir manteniendo los sonidos de la música andina y clásica como las únicas con espacio para sonar en la radio pública.

El equipo de esta nueva frecuencia era muy joven, algunos de nosotros ya habíamos pasado por la radio comercial, Willy Vergara era uno de los más conocedores de la magia de la radio; Moncho Viñas; Daniel Casas, quien era el encargado de la programación, y experto en música anglo; yo había estado un par de años en Caracol.

Otros tenían grandes conocimientos, pero no mucha experiencia al aire, sin embargo, aunque ninguno tenía el estilo de los discjockeys de las radios jóvenes comerciales, todos eran muy frescos al aire, tenían conversaciones desenfadadas en las cuales salía al aire un montón de conocimiento que valía la pena escuchar.

Para conocer mejor la historia de la emisora, hablé con Sylvia Motta, directora de 99.1 por muchos años y gestora del proyecto, quien señaló que nació bajo la premisa de la juventud como ese potencial humano al que cualquier Estado debe conquistar, señalando que en el joven se cifra el futuro.

Foto: cortesía Alejandra Restrepo.

“La Radiodifusora Nacional de Colombia, como medio estatal, debía contar con un espacio pensado en función de ese grupo humano. Decidimos ampliar el espectro, pues en aquel momento la programación estaba centrada en la música erudita y en la música colombiana, por eso consideramos que el rock, siendo uno de los géneros que determinaba el entorno cultural de los jóvenes, su manera de moverse en el mundo, debía tener cabida en la programación”, expuso.

En enero de 1995 nació el proyecto que cambió la manera de ver, de sentir y escuchar la radio pública en Bogotá. El 6 de enero de 1995, 99.1 FM, la frecuencia joven de la Radiodifusora Nacional de Colombia nace con la clara intención de abrir un espacio de interacción con la juventud.

“Donde se planteara una relación de pluralidad y no de verticalidad, en donde se lograra abrir un espacio de expresión al talento nacional, que no lograba tener cabida en los esquemas de radio convencional comercial y en donde además de recrear se pudiera ilustrar al joven, bajo un parámetro estético y crítico, respecto al universo musical que conformaría nuestra programación”, recuerda la exdirectora.

Motta cuenta que para hacer realidad este proyecto fue necesario un equipo de conocedores, que poco a poco se fue ampliando. El diseño inicial de la emisora tuvo lugar el segundo semestre de 1994 y se convocó a un grupo de músicos y expertos con quienes se definirían los parámetros conceptuales y estéticos del universo musical de la emisora.

En este grupo estaban Piyo Jaramillo, músico de Compañía Ilimitada; Italo Lamboglia, músico y conocedor de jazz y rock; Moncho Viñas, experto en Salsa; Juan Pablo Restrepo experto en blues y rock en español; Daniel Casas, quien venía de radio anglo y sería el director de programación.

“Si bien el rock era el género que tendría la mayor proporción dentro de la parrilla de la programación, 99.1 se concibió como una radio plural, y así abarcar un público diverso: jazz, blues, rap, electrónica, música étnica, soul, salsa, reggae, cine, literatura, por eso buscamos verdaderos especialistas: Andrés Durán, en rock, Willy Vergara, en reggae; Caoba Níquel, en rap; Mauricio Tamayo, en rock europeo, Héctor Mora, en rock nacional y muchos expertos más”, explicó Sylvia quien también saludó y felicitó a Radiónica en sus 15 años.

Fue una hermosa época en la cual vivimos por primera vez Rock Al Parque, con la satisfacción de conocer el rostro de nuestros oyentes, pues muchas de las agrupaciones que iban llegando año a año a este Festival, eran las que sonaban en 99.1 FM, no en las radios comerciales. Esas 100 mil almas cantando al unísono las canciones de Fobia, Desorden Público, Puya, Robie Draco Rosa, La Maldita Vecindad, Café Tacvba y otros, eran las mismas almas que se pegaban día tras día a las novedades que ofrecía la Frecuencia joven de la Radiodifusora Nacional de Colombia.

Las mismas orejas que tenían más ganas de leer, de ir al cine a la Cinemateca Distrital, de conocer más acerca de las bandas nacionales que apenas nacían o de la música que se hacía en África o en Portugal, todos los contenidos de los que hablábamos en lo que hoy es Radiónica.

Yo salí en 2004, después de ires y venires, con una barriga grandota de 8 meses de embarazo y con la satisfacción de saber que mi hija cantaría rock en español, jazz, grunge, reggae, soul y todo lo que escuchó mientras estaba en el vientre y su mamá hablaba de música y artes en 99.1.

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