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El libro de Trujillo: un ejercicio de reparación

Fue escrito a mano, en hojas de cuaderno, en pedazos de cartulina, en papel periódico. Fue hecho por estudiantes, monaguillos, carpinteros, campesinos, y hasta amas de casa. Nunca fue publicado, se mantiene guardado en una caja de cartón al cuidado de una religiosa. Y pese a estas circunstancias, acaba de ser nombrado patrimonio documental de la humanidad por la Unesco.

Con un sencillo evento en el Centro Nacional de Memoria Histórica, el libro ‘Tiberio vive hoy: testimonios de la vida de un mártir’ fue oficialmente incluido en el Registro de Memoria del Mundo de la Unesco.

Este libro cuenta la historia del padre Tiberio Fernández Mafla, la víctima más emblemática de la masacre de Trujillo, mediante un compendio de cartas, relatos y dibujos hechos por los trujillences para homenajear al sacerdote.

“Hemos querido destacar el contenido simbólico de este documento para que sea preservado, para que nuestros pueblos se apropien de él y para garantizar que su contenido sea difundido”, explicó Saadia Sánchez Vegas la portavoz de la Unesco.

En el evento, Gonzalo Sánchez, director del CNMH, destacó que se reconociera el valor de este manuscrito, ya que fue uno de los primeros ejercicios de memoria que se hicieron el país en la historia reciente, y que surgió de la iniciativa misma de la víctimas como una de las tantas formas de resistir a la barbarie que dejó de la masacre de Trujillo. “Es un libro legado, que responde a un proceso colectivo de resistencia que no ha parado en este municipio del norte del Valle del Cauca”, afirmó Sánchez.

Por su parte, Orlando Naranjo, representante legal de Afavit agradeció al Archivo de los Derechos Humanos del CNMH por haber postulado el libro para ser incluido en el registro y agregó: “Este reconocimiento se convierte para nosotros en un eje reparador, pero al mismo en una memoria que ya no nos pertenece, que ahora es del mundo entero.

Un ejercicio de restauración

No se trata de un dibujo infantil común y corriente. No está viendo la representación de un paseo familiar al río. Observe las piernas separadas de sus cuerpos, las cabezas despegadas, una de las cuales es arrastrada por la corriente, y el carro de la Cruz Roja. Note el contraste de la ternura de las letras infantiles con la dureza de lo que dicen: "este es el río Cauca donde tiraron los caraberes".

El dibujo, hecho por una niña de 10 años, muestra una de las macabras escenas que se repitieron una y otra vez en la llamada Masacre de Trujillo (Valle), entre 1986 y 1994.

Allí, una alianza entre narcotraficantes, paramilitares y miembros de la Fuerza Pública azotó los municipios de Riofrío, Bolívar y Trujillo, perpetrando masacres, torturas, desapariciones forzadas y homicidios selectivos contra la población inerme. Fue allí donde se inauguró el uso de "instrumentos y procedimientos de tortura y del terror" tan despiadados como el desmembramiento con motosierras.

Pero esta no es la historia de esa masacre, sino la historia del libro que surgió como homenaje al padre Tiberio Fernández Mafla, la víctima más emblemática de estos hechos, cuyo martirio se ha convertido en símbolo del sufrimiento de todo un pueblo.

Este dibujo hace parte de ese libro, un compendio de cartas, relatos e imágenes (ver fotogalería) que fue hecho entre 2002 y 2003, de puño y letra de decenas de habitantes de Trujillo, y cuya copia digital hoy se custodia y estará a disposición para su consulta en el Archivo de Derechos Humanos del CNMH.

La hermana Maritze Trigos, una de las lideresas que trabaja por la construcción de la memoria histórica en Trujillo, cuenta que en el año 2002, cuando se acercaba la inauguración del parque monumento en memoria de las víctimas -y el traslado a ese lugar de los restos de algunas de ellas- María Elena Correa, una de las viudas de la Asociación de Familiares de Víctimas de Trujillo (AFAVIT), le propuso la idea de hacerle un libro a Tiberio que debería ser "todo escrito a mano, nada de computador, nada de máquinas… que sea hecho por nosotros que conocimos al padre, que vivimos con él", cuenta la hermana.

A partir de ahí, le plantearon la idea a la comunidad y empezaron a organizar el proyecto. La idea era hacer cuatro capítulos que dieran cuenta del contexto en dónde ocurrió la masacre, la infancia del sacerdote, su vida como párroco y, por último, su suplicio. Tras definir los capítulos y el formato, empezaron una serie de talleres para que la gente reunida hablara, escribiera y dibujara episodios de la vida del párroco a partir de sus recuerdos.

Más que una emocionante biografía, que lo es, el libro es la demostración de que ante la barbarie, la creatividad y el trabajo colectivo son la mejor forma de resistir. Para la hermana Maritze, "su martirio produce indignación, pero al mismo tiempo plantea desafíos y retos para el momento histórico de hoy, en que el pueblo sigue siendo amenazado".

Conozca más de la historia:

Una biografía muy especial

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