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“La guerra es un camino que no queremos volver a transitar”: ‘Santiago’

Esta es la historia de ‘Santiago’, uno de los excombatientes de las Farc que fue beneficiado con la Ley de Amnistía 1820/2016.

‘Santiago’ * es uno de los excombatientes de las Farc que fue beneficiado con la Ley de Amnistía 1820 aprobada el 30 de diciembre del 2016, en el marco del acuerdo de paz pactado en La Habana (Cuba).

En los últimos ocho años su vida transcurrió en una cárcel del país, ahora, a 15 días de haber obtenido su libertad, habla de los planes que tiene para su nueva vida, de sus sentimientos, de su motivación por construir una nueva Colombia.

¿Por qué decide ingresar a las Farc?

Siendo estudiante de secundaria en un colegio oficial en Cali, empecé a conocer las ideas de izquierda. Hacia parte del movimiento estudiantil en los años ochenta y me involucré en la lucha por la defensa de la educación pública (….) buscábamos que la formación académica tuviera un sentido más humanista. Quienes nos identificábamos como de izquierda éramos tildados de guerrilleros y revolucionarios. Yo solo hacía actividad política, pero aparecí en una lista donde me amenazaban de muerte. En ese momento, tuve dos opciones, o me iba del país exiliado, o de plano me olvidaba de mis ideas. Como un acto en defensa de mi vida, decidí ingresar a la guerrilla de las Farc. Las motivaciones que me llevaron a entrar a la organización siguen intactas. La desigualdad social, el deseo de que nuestra población colombiana tuviera mejores condiciones de vida, en fin, que pudiéramos construir una mejor sociedad.

¿Cuál es su opinión sobre el acuerdo firmado entre el Gobierno Nacional y las Farc?

La historia nos llevó a buscar una salida diferente a la guerra. El acuerdo pactado dio la posibilidad de cambiar el rumbo del país. De salir de la guerra por medio del diálogo, buscando la medida más humana a un conflicto que durante años ha vivido Colombia. Cuando se dieron los primeros acercamientos, muchos pensamos que se había tomado la mejor decisión para la salud del país. Colombia necesitaba parar tanto derramamiento de sangre.

¿Cómo fue vivir el proceso desde la cárcel?

Desde nuestra condición de presos políticos, de presos de guerra, sentimos muchísima ilusión al enterarnos que existía la posibilidad de llegar al fin del conflicto por medio de una salida política. Desde el principio abrazamos y apoyamos el acuerdo. Nosotros estábamos pendientes sobre cómo sería el devenir histórico de este nuevo momento político de Colombia.

¿Ha cambiado su percepción del proceso ahora que es un hombre libre?

Siento que hay un incumplimiento por parte del Gobierno Nacional. Comparto la opinión de Humberto De La Calle cuando dice que los acuerdos son para cumplirlos. Las Farc hemos demostrado con nuestra permanencia en la palabra que estamos dispuestas a cumplir lo firmado. Nuestro capital político se mantiene en esa realidad, a pesar que el Gobierno Nacional ha tenido múltiples incumplimientos. Los presos políticos lo vivimos en carne propia. Hubo una admitía decretada el 30 de diciembre del 2016, hubo una dejación total de las armas por parte de las Farc, y sin embargo, hoy 20 de julio de 2017, siete meses después, muchos presos políticos siguen esperando el cumplimiento de la Ley 1820, donde se establece su liberación.

¿Cómo recuerda el momento en el que recibe su boleta de libertad?

Estremecedor. Cuando llega la boleta de libertad los sentimientos son encontrados. Uno anhela tanto la libertad que cuando la tiene encima parece que fuera mentira, como un espejismo. En lo primero que pensé fue en mis hijas, en mi familia. No creía que iba a estar nuevamente en libertad. Ahora siento que la unión familiar se puede fortalecer. Estando en la clandestinidad no era posible tener una relación permanente de hijo, hermano, padre.

¿Qué fue lo primero que hizo al estar en libertad?

Lo primero que uno hace cuando está en la calle, cuando ya tiene la certeza de que es libre, es llamar a los amigos, a la familia. Hasta ahora no me he visto con mi familia. Estamos deseando el momento de encontrarnos y abrazarnos después de tanto tiempo, de sentir que es cierto que estoy en libertad (…) Comer todas las cosas que durante tanto tiempo uno no pudo probar ni saborear.

¿Cuáles son sus perspectivas ahora?

Terminar mi carrera universitaria de sociología. Estando en la cárcel hice una tecnología en elaboración de proyecto con el SENA. En este nuevo capítulo de mi vida me gustaría hacer trabajo comunitario para buscar la igualdad con justicia social, ese es mi deseo.

¿Cuál es su mayor anhelo en este momento?

Mi sueño y algo que no pude hacer en mi vida fue ver crecer a mis hijas, de esos siempre me he lamentado. Ahora quiero aprovechar cualquier momento y circunstancia para estar al lado de ellas, caminar al lado de ellas. Quiero darles lo mejor de mí.

¿Cómo se ve en el futuro?

Quiero ser un ciudadano del común, que sea posible expresar mis ideas sin que mi vida corra peligro. Como Farc hemos empeñado nuestra palabra en que la violencia nunca más volverá a ser nuestra arma. La guerra es un camino que no queremos volver a transitar.

*Nombre cambiado a petición del entrevistado.

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