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Givive, un manizaleño invencible

Gilberto Villegas Velásquez, conocido en la ciudad como Givive, fue un personaje muy querido por los manizaleños, abogado de profesión, mago y carpintero de corazón y uno de los fundadores de la Plaza de Toros de la ciudad.

Además de su carisma Givive es recordado por sus ocurrencias y por sobrevivir a más de 15 accidentes graves:

Se cortó tres dedos, desde una construcción le cayó una tabla en la cabeza, sufrió cinco cornadas y fue víctima de envenenamiento en varias ocasiones, hechos que presagiaban un final complicado, sin embargo murió en la tranquilidad de su hogar a los 63 años por una isquemia cerebral.

Una historia ácida

Una de esas ocasiones en las que Givive casi pierde la vida, ocurrió en una de las veladas organizadas por las monjas para colectar dinero en pro de la reconstrucción de la Catedral incendiada en 1926:

“En medio del evento las monjas le sirvieron un trago de vino a mi papá y en ese momento él estaba haciendo unas pruebas con ácido, por error se tomó el ácido y cayó desmayado.

Lo llevaron a mi casa de pies y manos convencidos de que estaba pasado de tragos, y apenas hasta media noche mi mamá en medio de su rabia por la borrachera, notó que tenía la boca morada, así que lo llevaron al hospital, con tan buena suerte que el ácido le cauterizó una úlcera”, comentó su hija Luz Villegas Arango.

En otra ocasión Givive llevó una cajita con 13 ranas altamente venenosas a la casa de su hija, y a un amigo suyo se le ocurrió destaparlas para tomarles fotos. Obviamente las ranas saltaron por todas partes, la gente tuvo que salir corriendo mientras las buscaban, sin embargo solo aparecieron 12, lo que Givive solucionó con su perspicacia: “eso era que estaban mal contadas”.

Solidaridad manizaleña

Otra de esas historias que lo dejó entre la vida y la muerte, fue cuando participó en el programa 20 mil respuestas por sus preguntas, conducido por Gloria Valencia de Castaño.

El tema con el que participó fue el de las culebras y el asunto se volvió tan importante en Manizales que, como cuenta la hija de Givive la gente no podía ver ni una lombriz de tierra porque corrían a mostrársela.

Un día un sobrino político llegó con una culebra que se encontró en el corredor de una finca, el espécimen fue identificado como Coral con un veneno mortal neurotóxico, con tan mala suerte que mordió a Givive entre los dedos de la mano.

A raíz de eso estuvo 27 días en coma profundo recibiendo tratamientos de todos los estilos con suero polivalente, mientras llegaba de alguna parte el suero específico que se necesitaba para la mordedura de esa culebra, episodio que suscitó la solidaridad de los manizaleños.

“Había filas de gente en el hospital provenientes de pueblos recónditos que vinieron a traer todo tipo de remedios para aliviar a mi papa”, recordó Luz Villegas Arango.

Fue tanta la solidaridad que despertó el caso de Givive, que Enrique González, piloto de Cali, se vino con el antídoto en una noche de neblina espesa que impedía la visión a un metro de distancia.

Aún así, él voló sin importar las dificultades para aterrizar en el aeropuerto La Nubia. Por la radio hubo una campaña para que vinieran carros a iluminarlo, y a pesar del clima y de la noche llegaron tantas personas que alcanzaron a rodear toda la pista hasta que quedó completamente iluminada.

De ahí salieron corriendo para el hospital, pero resultó que ese no era el suero antiofídico específico; finalmente, el remedio llegó desde Venezuela.

Givive tuvo que a aprender a caminar de nuevo y tres meses después estaba de “vuelta al ruedo”, preparado para otro episodio donde sus ocurrencias lo llevaron continuamente a desafiar la muerte.

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