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En Gualmatán, al sur de Nariño, se vive la Fiesta de la Memoria

Recorremos una tradición ancestral de los pueblos Pastos y Quillasingas.

Por: Sandra Eraso Enríquez. Radio Nacional Pasto.

A 75 kilómetros de la capital del Departamento de Nariño, en un territorio que fue habitado por los pueblos Pastos y Quillasingas, se levanta el Monte Florido, nombre con el que también se lo conoce al municipio de Gualmatán, al sur, donde los paisajes se visten con los cultivos de sus moradores, tierra fértil guardadora y amante de tradiciones.

Cada último sábado de enero sus habitantes se levantan más temprano de lo corriente, alistan sus quehaceres con tiempo para tener la tarde disponible y salir a las calles para vivir la fiesta de la memoria.

Se trata del tradicional Desfile Histórico de Gualmatán, declarado como Patrimonio Cultural del municipio, evento cultural, enmarcado en la fiesta religiosa dedicada al Señor de Los Milagros a quien los habitantes le profesan su devoción y afecto.

El Desfile Histórico de Gualmatán hace parte de la vida de los gualmatenses, quienes año tras año esperan la fiesta ya sea para salir a mirarlo desde las calles o para participar en cada una de las 56 estampas que recorren el desfile, que van representando la historia del pueblo desde los tiempos prehispánicos hasta cuando lograron la municipalidad.

Esta fiesta es el motivo que une a la institucionalidad y a la ciudadanía para fomentar y fortalecer el sentido de pertenencia con el municipio, José Antonio Quiroz Coral, docente jubilado y participante del Desfile desde hace 49 años, manifestó al respecto:

“Se trata es de revivir diferentes aspectos de la vida del municipio para que todos los habitantes estén al tanto de quiénes somos, de dónde venimos qué es lo que pretendemos, que es lo que han hecho quienes nos sucedieron, nuestros antepasados, nuestros ancestros, que es lo que queremos y esas vivencias mantenerla vivas, hacerlas conocer de las generaciones que vienen atrás": José Antonio Quiroz Coral.

Este año se llevó a cabo la versión número 49 de esta fiesta cultural, que estuvo vestida de religiosidad, memoria y tradición

Con 56 estampas que representan su historia, pasos que adornados con música, alegría y una teatralidad innata los gualmatenses evocan los tiempos de la pedida de mano, la serenata campesina, el enteje, el enchacle, el carro escalera que les permitía trasladarse hasta la capital nariñense pasando por El Pedregal y Tangua.

Estas representaciones son las que hacen que los mayores recuerden con nostalgia cómo fueron aquellos tiempos y a los jóvenes conocer y valorar los caminos que los antepasados forjaron hasta estos días, las que con el correr del tiempo han evolucionado gracias a inversión de recursos de la Alcaldía y el apoyo incondicional de los pobladores, quienes viven y protegen el desfile.

Así lo recuerda el profesor Jorge, quien ha participado en varias estampas, comenta que la evolución de éstas ha sido grande, esto gracias a los trabajos de investigación y al aporte de recursos que se recibe de la institucionalidad.

“La evolución ha sido grande, las mismas exigencias de cada año y de cada época nos van metiendo en innovaciones que han permitido darle un cambio total.”

Este docente, jubilado del Magisterio de Nariño, oriundo del Municipio de Ipiales, Gualmatense por adopción, ha hecho parte del Desfile Histórico desde siempre, hace parte de su vida y cotidianidad, expresa que gracias a él, ha podido involucrarse en la investigación histórica lo que le ha permitido apropiarse de esta expresión artística tan rica en costumbres y expresiones locales.

“El desfile histórico me ha dejado muchos recuerdos, muchas enseñanzas y me ha dejado la satisfacción de haber incursionado en la parte investigativa.”

Así se vivió la 49 versión de este museo vivo, donde el principal ingrediente es la memoria, el gesto, la recreación con el talento de sus participantes, la alegría, el colorido, la danza y la música, la convivencia,, mucha música tradicional de las comunidades campesinas e indígenas; representados todos estos elementos por las comunidades de las veredas y los barrios, las instituciones, la comunidad organizada, grupos de adultos mayores, jóvenes y niños que dibujan y forjan en medio de su cotidianidad la identidad del sur.

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