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Docentes santandereanos quieren que sus alumnos se queden en el campo

Desde la academia santandereana no ocultan la preocupación por el éxodo de sus jóvenes hacia los centros urbanos.

Por: Diego Suárez. Radio Nacional de Colombia Bucaramanga.

Santander es considerado como uno de los departamentos con mayor riqueza y variedad agropecuaria en Colombia. Sin embargo, desde la academia no ocultan la preocupación por el éxodo de sus jóvenes hacia los centros urbanos, especialmente al Área Metropolitana de Bucaramanga y algunas capitales de provincia, con el fin de buscar mejores posibilidades de vida.

Para el integrante del Sindicato de Educadores de Santander (SES), Mauricio Martínez, uno de los principales retos que tiene la educación rural en el departamento es promover la permanencia de estudiantes en el campo, a través políticas públicas que los inviten a no abandonar sus sitios de origen.

“Se hace necesario crear una infraestructura que garantice modalidades de bachillerato enfocadas al desarrollo del sector agropecuario y que aseguren que esta población rural no siga en esa carrera loca de dejar los campos abandonados. Esto debe estar acompañado de un capital semilla para que puedan mantener las dinámicas de explotación del agro”, señaló.

Martínez sostuvo que otro de los retos que enfrenta el sector es asegurar una planta docente adecuada y permanente: “Sin demeritar los otros aspectos para la formación integral, definitivamente es fundamental una contratación oportuna de los profesores. Por esta fecha encontramos todavía instituciones que están cerca de que sus muchachos presenten las pruebas de Icfes y no han tenido una clase de física, química, inglés o matemáticas”.

El profesor Audilio Moreno, quien trabaja con un semillero de estudiantes dedicados a la investigación en la institución educativa El Tobal, en el municipio de Carcasí, coincide con su colega Martínez y enfatiza en que los jóvenes del campo deben formarse y educarse en las zonas rurales.

“Hay un potencial humano muy enriquecedor en el campo, pero el problema es que no tienen oportunidades para quedarse. Se debe hacer un llamado al Gobierno y a las universidades para que se busquen alternativas y los muchachos puedan crear sus propios modelos de empresa. La idea es que lo aprendido lo puedan aplicar en sus fincas a través de la agroindustria”, aseguró.

Por su parte, en la vereda Palmira de San Vicente de Chucurí, Luzmila González, rectora de la institución, cree que una de las principales apuestas que el departamento debe hacer para las zonas apartadas es generar una verdadera educación inclusiva.

“Que esto no solo sea de palabra, sino que vinculemos a los niños y niñas para que se sientan útiles en los procesos de desarrollo. En nuestra institución ya estamos trabajando con estudiantes que tienen dificultades, que no son solamente físicas. Buscamos que no se metan al mundo de las drogas o que no sean objeto de abusos sexuales y en ese sentido estamos haciendo convenios con entidades del Estado”, expuso la educadora.

Dijo que a la hora de evaluar retos no se debe olvidar la lamentable infraestructura de muchas escuelas en el campo santandereano. “En la institución educativa Llana Caliente, en una vereda del municipio, tienen problemas desde que ocurrió el sismo del 10 de marzo de 2015. Su salón que tiene unos 20 niños en primaria se encuentra en riesgo porque las paredes están a punto de caerse. La infraestructura de varias sedes deja mucho que desear”.

En medio de las peticiones de los docentes, desde la Gobernación de Santander aseguran que una de sus grandes apuestas es la Universidad del Campo, una iniciativa suscrita con la Universidad Industrial de Santander y la Unipaz, que cubre el 85 por ciento de una beca que pretende brindar a los jóvenes residentes en zonas rurales la posibilidad de estudiar carreras técnicas, tecnológicas o profesionales en el área agrícola, para que regresen a aplicar lo aprendido.

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