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El Metro de Bogotá avanza, pero llegaría desconectado por retrasos en troncales claves

Un informe de Bogotá Cómo Vamos alerta que ninguna de las troncales alimentadoras estará completamente lista para ese momento.
Metro de Bogotá estaría desconectado por retrasos en troncales claves
Foto: 'X'/Metro de Bogotá
Carlos Ramos

El segundo boletín trimestral de Bogotá Cómo Vamos encendió las alarmas sobre el rezago en las troncales alimentadoras del sistema Metro, cuya primera línea (actualmente con un avance del 57,6%) está prevista para entrar en funcionamiento el 15 de marzo de 2028.

Según el informe, proyectos como la Avenida 68 acumulan un retraso de 18 meses, mientras que la Avenida Ciudad de Cali ya tiene 38 meses de desfase. Más preocupante aún es el caso del Corredor Verde por la Carrera Séptima, cuya ejecución ni siquiera ha comenzado y cuya entrega se estima para finales de 2029, al menos un año y medio después de que entre en operación el Metro.


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“Si las troncales alimentadoras no están listas, el metro entrará en funcionamiento sin integración real, lo que afectará su eficiencia, la movilidad de los usuarios y el impacto financiero del sistema”, advirtió Felipe Mariño, director de Bogotá Cómo Vamos.

El caso más complejo es el de la Av. Ciudad de Cali, cuyas obras comenzaron entre 2021 y 2022, pero su contrato principal fue caducado por incumplimientos. Si bien algunos tramos están cerca de finalizar, aún se espera la adjudicación de un nuevo contrato clave para completarla antes de 2028.

La Av. 68, por su parte, presenta un avance desigual entre sus nueve grupos contractuales. Mientras unos ya superan el 90%, otros han sido sancionados. Se han identificado más de 160 modificaciones contractuales, 14 prórrogas y cinco sanciones activas, reflejo de una gestión fragmentada y débil.

Desde el Concejo de Bogotá, órganos de control y sectores ciudadanos han hecho llamados a fortalecer la planeación, mejorar la coordinación entre entidades y ejercer un control más estricto sobre los contratistas. Solo en este frente, el distrito acumula más de 30 multas, seis caducidades y más de 40 procesos sancionatorios en curso por valor de $187 mil millones.

La ciudadanía también ha levantado la voz. En sesiones públicas, habitantes de zonas afectadas han denunciado graves afectaciones a la movilidad, inseguridad, acumulación de basuras, suspensión de rutas del SITP y perjuicios económicos para pequeños comercios.

Mariño concluye que el desafío no es solo técnico, sino también social y financiero. “Una integración efectiva no solo mejora la calidad de vida de las personas, también ayuda a cerrar la brecha entre el costo real del transporte y lo que pagan los usuarios. La eficiencia del sistema depende de que todos los componentes estén operativos desde el primer día”.

Bogotá, entonces, tiene menos de tres años para corregir el rumbo y garantizar que el Metro no llegue solo.

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