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Protestas en la Universidad de Caldas por presunto caso de violación sexual

Una joven habría sido agredida sexualmente en uno de los baños de la sede Bicentenario. Las jóvenes estudiantes piden atención urgente.
Ana María Mesa

Estudiantes de la Universidad de Caldas protestaron este jueves en la institución educativa por un caso de violación que se habría presentado dentro de la sede Bicentenario, más conocida como La Micaela.

Los hechos se habrían presentado en horas de la mañana del miércoles 12 de octubre, en un baño de la edificación perteneciente a la Universidad de Caldas donde funcionan los programas de la Facultad de Artes y Humanidades.

Las jóvenes que protestaron señalaron que desde hace tiempo han denunciado situaciones peligrosas e irregulares en esta sede, y que a pesar de que lo han puesto en conocimiento de las directivas y de los profesores, hasta ahora no se habían tomado medidas para atender los reclamos.

“Hace una semana se vienen presentando casos de chicos que entran encapuchados a los baños de la facultad Bicentenario, estaban encerrando a las chicas para acosarlas, eso escaló y hoy nos abusaron a una chica sexualmente. Es horrible porque no nos sentimos seguras ni para ir al baño en nuestra propia universidad. A raíz de esto teníamos planeada una asamblea feminista por el mismo tema y hoy nos sucede este hecho que nos hace reunirnos como mujeres, como activistas, como feministas, como universidad, porque tenemos el deber de cuidarnos nosotras porque la Universidad no está haciendo nada”, dijo Daniela Rico, estudiante de Desarrollo Familiar y activista feminista.

La situación desencadenó nuevamente en un ejercicio de denuncia donde algunas jóvenes volvieron a mencionar con nombres propios profesores y compañeros que las acosan, lo que para Laura León, estudiante de sociología y líder feminista de la universidad, es el síntoma de que la ruta de atención no está funcionando.

“La Universidad de Caldas tiene un histórico de casos de acoso, de abuso sexual, de tocamientos y muchas otras cosas, y el trámite que se le ha dado ha sido revictimizante, insuficiente o no se le da el trámite. Hoy tenemos una política de género que es muy buena en contenido, pero la forma en cómo se implementa es compleja. Las estudiantes hoy en día no tienen garantías para denunciar porque están teniendo clase con sus abusadores, o están teniendo espacios compartidos con compañeros que las han acosado”, dijo la joven activista.

Las paredes de la sede bicentenario se llenaron inmediatamente de mensajes de protesta, algunos de ellos dicen cosas como “atención, violadores en los baños”, “La Universidad de Caldas no es un lugar seguro para las mujeres”, “van a caer”, “para cuándo las cátedras de género obligatorias”, “si no escuchan una voz que escuchen la unión de todas”, “malditos violadores”, “las paredes se limpian las chicas no vuelven”, “sabemos lo que hiciste”, “pedimos justicia”, entre otros.

Las voces

Durante estos dos días la conversación dentro de la Universidad se ha mantenido centrada alrededor de estos hechos. En los baños donde ocurrió el abuso encontramos a tres jóvenes que prefieren mantener el anonimato y que contaron algunas de las cosas que, explican, están sucediendo dentro de la Universidad.

“Prácticamente la Universidad es como mi casa, porque ni en mi casa paso tanto tiempo como aquí, básicamente tenemos un abusador en nuestra casa. La noticia fue muy horrible porque uno se acostumbra a escuchar que las mujeres están siendo constantemente violentadas, pero la Universidad no ha hecho nada. Conocemos compañeros que lo han hecho y que hasta el día de hoy salieron a la luz, pero esto ya venía, ya venía… Dejamos avanzar tanto el problema que ahora es completamente grande”.

“Yo tengo baldados de historias. Cuando entré a la Universidad y vi Cálculo I, yo tenía 18 años, y un profesor que fue mencionado hoy me acosaba constantemente. Llegaron a pasar cosas como que una vez salí de clase y me preguntó: ¿para dónde va? Yo le dije que iba a trabajar y me ofreció plata para que me fuera para su apartamento. En otra clase tuvimos que pedirle a la profesora que no nos pusiera en el mismo grupo con un compañero que es conocido por acosar a las niñas… entonces son cosas que todo el mundo sabe”.

“Hay otro caso con un señor que fue vicerrector acá en la universidad, que ya ha tenido varias denuncias, pero sigue completamente normal. Yo jamás entraba a la oficina de él sola, iba con una amiga o con un compañero, por miedo a quedarme sola con él. Dejamos pasar las cosas porque son figuras de poder que pueden afectar la vida académica de uno”.

También hablamos con dos profesoras de la Universidad que nos pidieron reserva de la fuente. Esto fue lo que nos dijeron:

“La política de género de la Universidad es muy joven. Es un texto muy bien construido que tiene tras de sí una investigación muy larga que hizo la clínica sociojurídica donde se hizo incluso una comparación y todo el estudio jurisprudencial de las políticas de género del país y de Latinoamérica, incluso con normas internacionales. Está muy bien hecha. Pero entre el dicho y el hecho hay mucho trecho, y entre las normas y su aplicación, así como el cambio de las prácticas. Si bien la política de género se aprobó el año pasado, faltan todavía muchas cosas para que su aplicación sea efectiva”,

“Es necesario que la administración admita la gravedad de los hechos y que no se trata de casos aislados, sino de situaciones sistemáticas que se presentan hace mucho tiempo. No es fácil porque implica consecuencias de tipo disciplinario y tal vez penales para profesores que a través de los años tienen las mismas prácticas y que se han convertido en vacas sagradas. Además, faltan recursos para la creación de una oficina de asuntos de género que pueda aplicar con todo el rigor las herramientas que existen en el papel. Hoy en día las denuncias son tramitadas a través de la oficina de bienestar universitario que no tienen apropiada la política y que no están convencidas de sus beneficios. Adicionalmente, falta un protocolo que una la política de género con la ruta de atención, así como un formato para la elaboración de las denuncias, tareas que están a cargo del Consejo Superior de la Universidad”, señaló otra docente.

La Institucionalidad

Por su parte, la rectora (e), Luisa Fernanda Giraldo, manifestó su rechazo a estos hechos y dijo que, aunque la situación es compleja invita a los estudiantes a denunciar.

“Desde el punto de vista de la institución yo quiero hacer un llamado y manifestar nuestro rechazo absoluto de cualquier tipo de agresión basada en género y que atente contra las identidades y las diversidades sexuales. Este es un asunto un poco complejo, pero quiero llamar a la mayor tranquilidad, y sobre todo a la mayor confianza y colaboración para que este tipo de asuntos se denuncien y ojalá no ocurran en la institución, pero en caso de que esto se dé, pongamos todo el empeño por denunciarlos y por supuesto para que las instituciones y organismos competentes tomen las decisiones requeridas”.

Mientras tanto, la denuncia puntual por el caso de violación fue interpuesta ante el CTI de la Fiscalía, quienes adelantan la investigación. Por ahora han dicho que no entregarán información sobre la materia hasta tanto no haya imputaciones. La joven agredida fue atendida por esta unidad y por médicos, la ruta de atención fue activada y se encuentra acompañada.

Como medidas inmediatas la universidad se comprometió a instalar unas cámaras de seguridad cerca de los sitios donde se han presentado agresiones sexuales y casos de acoso. El viernes no habrá clases en la sede donde se presentaron los hechos.

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