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Aquí tengo para un grito

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Aquí tengo para un grito

Aquí tengo para un grito

Cuando repara en el contenido político de la obra discográfica de una joven cantautora de mediados de los setenta, Leonora se propone encontrar a las mujeres que fueron la voz de la canción de protesta en nuestro país. De este modo, y después de rastrear las primeras experimentaciones de la canción social colombiana con el rock, descubre el legado olvidado de quien fuera la solista más prolífica de la canción de protesta nacional. Esta travesía la lleva a conversar, además, con quien fuera la adolescente que, junto a su hermano, hizo populares un puñado de canciones rebeldes que hacen parte de una obra luminosa que está en mora de ser considerada un clásico del rock y el pop hispanoamericanos.

El podcast “Sembradoras de estrella. Las primeras voces de la música juvenil en Colombia” es un proyecto ganador en 2024 de la “Beca de Creación y producción de contenidos audiovisuales, sonoros, editoriales o digitales” del Programa Nacional de Estímulos del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.

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Las cosas que yo canto
La curiosidad que le despertaron las canciones escritas por cantantes de la música moderna en Colombia conduce a Leonora al universo variado de las cantautoras de los años 60 y 70. En esa pesquisa desentraña una historia cargada de misoginia que derivó en el retiro temporal de una de las mayores estrellas de la música juvenil, y conoce de primera mano las candorosas circunstancias que llevaron a que una adolescente con vocación de misionera creara y cantara, junto a su hermana, las canciones de una de las discografías más preciosas del pop colombiano. Por si fuera poco, esta indagación le revela el nombre de una joven y olvidada cantora que firmó varias canciones de protesta.El podcast “Sembradoras de estrella. Las primeras voces de la música juvenil en Colombia” es un proyecto ganador en 2024 de la “Beca de Creación y producción de contenidos audiovisuales, sonoros, editoriales o digitales” del Programa Nacional de Estímulos del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
Siguiendo el rastro de las primeras voces femeninas de la música juvenil en Colombia en la década de los sesenta, Leonora se adentra en discotiendas, mercados de pulgas y librerías de segunda mano. Un libro autoeditado de memorias le permite conocer detalles del ascenso a la cima del pop de una artista revolucionaria apenas mencionada en los documentos sobre el rock local. Además, gracias a un par de discos recopilatorios descubre a algunas estrellas fugaces del rock colombiano que, tras grabar y lanzar pocas canciones, cambiaron de rumbo no sin antes dejar estelas tan luminosas que Leonora pudo seguirlas hasta encontrarlas para conversar con ellas: entre otras, una cantante más electrizante que muchas agrupaciones masculinas, y una futura cantautora que rápidamente se desencantó de la incipiente industria musical colombiana.
Al cuestionar la ausencia de las mujeres en la historia sobre los primeros años del rock en Colombia, Leonora Parra Moreno emprende una aventura que la conduce a los orígenes tropicales de nuestra música juvenil. Entre vinilos, periódicos y entrevistas, descubre que el primer disco colombiano dedicado enteramente al rocanrol fue grabado por una mujer, que una directora de orquesta se anticipó medio siglo a los tropicalismos lisérgicos contemporáneos, y que muchas de las canciones insólitas que anunciaron los primeros brotes de rock mestizo a mediados de los sesenta fueron cantadas también por mujeres. No sale de su asombro al constatar que todas ellas han sido marginadas del cuadro histórico del rock local.