Así puedes ayudar en la gestión emocional de la primera infancia

La regulación emocional es uno de los mayores retos de los padres de familia o cuidadores, a la hora de enfrentarse a situaciones de “pataletas” con los más pequeños, pues estos momentos se convierten en episodios incómodos y en ocasiones difíciles de manejar.

De acuerdo a lo anterior, es necesario que, desde edades tempranas, los niños logren identificar sus emociones y reconocer aquello que les molesta o genera malestar emocional. Para ello, existen algunas estrategias que pueden minimizar este tipo de situaciones:

Enséñale a tu hijo a expresar y hablar de sus emociones: poner nombre a las emociones es una forma para que los niños aprenda a reconocerlas. Es necesario animar a los hijos para que nos expresen cómo se sienten y puedan descubrir que factor externo detona esa emoción.

Desarrollar la inteligencia emocional: este debe ser uno de los mayores retos para que los padres de familia o cuidadores logren con los hijos.

La inteligencia emocional se logra a partir del reconocimiento de cada emoción, no se trata de una práctica aislada sino de un trabajo diario en el que los niños sepan expresar de manera adecuada sus emociones. Esta habilidad no se logra de la noche a la mañana, por el contrario, es necesario que desde casa se generen espacios para que los niños y niñas puedan verbalizar sus emociones.

Mediante la práctica, los niños lograrán identificar algo tan simple como las expresiones faciales, el lenguaje corporal y otros rasgos que le van a permitir interactuar de manera adecuada con otras personas.

Reconocer lo que necesitan nuestros hijos: cada niño es un universo diferente, y por esta razón expresan y manejan sus emociones de distintas maneras, por ello es importante identificar qué es lo mejor para ellos a la hora de gestionar sus emociones.

Un manejo adecuado puede ser en primer lugar validar su emoción, en segundo lugar, pedirle que exprese con tranquilidad lo que siente y en tercer lugar buscar una solución frente a aquello que lo desborda, como por ejemplo el uso de su respiración o estrategias que logren regular su emoción.