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General (r) Rito Alejo del Río negó participación en la Masacre de Mapiripán

El general en retiro, también negó tener vínculos con la Casa Castaño, jefe paramilitar.
Foto: Colprensa
Colprensa

El excomandante de la Brigada XVII del Ejército Nacional, general (r) Rito Alejo del Río, quien rindió versión libre ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), negó tener participación en la masacre de Mapiripán (Meta), ocurrida el 15 de julio de 1997.

Esta masacre, según la Unidad de Víctimas, tuvo su génesis el 12 de julio de ese año, cuando dos aviones provenientes de la región del Urabá antioqueño, desembarcaron a más de 100 miembros del ejército privado del clan Castaño Gil, máximos jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).

Estos hombres fueron recibidos en vehículos oficiales y transportados a una guarnición militar. Luego, se unieron a otro número similar de paramilitares venidos de otras regiones, según la Unidad.

Tras estos preparativos, es decir, el 15 de julio de 1997, “los hombres llegaron a las casas y, con listado en mano, sacaron a quienes en su criterio eran guerrilleros o colaboradores de las Farc. Tras torturarlos, los llevaron al matadero municipal donde los asesinaron. Hablan de descuartizamiento, decapitaciones, lanzadas al río”, dice la Unidad de Víctimas, quien agregó que hasta el momento no se conoce la cifra real de víctimas.

Para la época, el presunto comandante militar en la región era el general Rito Alejo del Río, sin embargo, este martes negó este hecho y dijo que él fue el primer sorprendido cuando se enteró de la noticia, porque él supo a los ocho días lo que había pasado.

Agregó que nunca hizo parte de esa masacre: "Ninguna, absolutamente ninguna. A mí me extraña, hay más de una declaración en donde se dice que no tuve nada que ver, porque eso lo dice mucha gente".

Y añadió: "que haya habido gente, y eso con el tiempo se va a descubrir, que se ha prestado para eso, vaya a saber quiénes son... pero (no es cierto) que yo haya tenido participación, empezando porque yo me encontraba días antes en el exterior, en San Remo, de Derechos Humanos. Cuando llegué a la brigada me encontré con ese problema".

Del Río añadió que no todo lo que pasó en Urabá puede ser su culpa, e incluso dijo que hay documentos que buscan enlodar su nombre y que nunca pensó que eso fuera a suceder. Sin embargo, no aportó ningún nombre para esclarecer estos hechos.

El general también negó tener vínculos con la Casa Castaño, porque, según él, ellos ya existían antes de que llegara.

"Dicen que yo fui el que llevé el paramilitarismo a toda esa área, y resulta que ellos ya existían por allá desde la década de los 80 (...) A mí me causó impacto la entrega de las propiedades al obispo, y posteriormente muchos aspectos que también se manejaron, porque la gente aseguraba por allá que los Castaño estaban más para el lado de la guerrilla que en su posición", argumentó.

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