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Orión, una operación para no olvidar

Hace 20 años, un operativo militar sin precedentes en Medellín dejó cientos de capturas, desapariciones, desplazamientos y muertes, y un impacto imborrable para los habitantes de la Comuna 13.
Operación Orión en la Comuna 13 de Medellín: 20 años después
Foto: JOAQUIN SARMIENTO / AFP
Yaneth Jiménez Mayorga

El 16 de octubre de 2002, bajo el argumento de combatir y erradicar la violencia y tomar el control de la Comuna 13 de Medellín, se inició la Operación Orión, una intervención armada en la participaron más de 2.000 efectivos de la fuerza pública, organismos judiciales e informantes encapuchados contra las milicias urbanas y presuntos colaboradores de las guerrillas de las Farc-EP, el Eln y los Comandos Armados del Pueblo (CAP) que sembraban el terror y dominaban el sector de la capital antioqueña. 

Con el apoyo de helicópteros artillados y tanquetas, miembros de las Fuerzas Especiales Antiterroristas Urbanas del Ejército Nacional, liderados por el general de la IV Brigada Mario Montoya, de la Policía Metropolitana, al mando de Leonardo Gallego; el entonces Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), el Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía (CTI), e integrantes del Bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se tomaron las calles de la Comuna 13, en la que se ha sido calificada como la acción armada urbana más grande en el marco del conflicto armado colombiano. 

Durante cuatro días, que luego se extendieron hasta diciembre, una de las comunas más golpeadas por la violencia sufrió los embates de una ofensiva militar en la que se produjeron cientos de capturas, detenciones y requisas arbitrarias, desapariciones forzadas, desplazamientos interurbanos, asesinatos selectivos, allanamientos, redadas, búsqueda de armamento y de secuestrados. 


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Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, este operativo militar dejó más de 600 víctimas directas entre retenidos, desplazados, heridos, muertos y desaparecidos. Del total, hubo 105 personas desaparecidas forzosamente, 71 personas asesinadas por los paramilitares, 17 homicidios a manos de la fuerza pública y 80 civiles heridos.

Foto
Foto: Centro Nacional de Memoria Histórica 

Laboratorio de guerra  

De acuerdo con el Informe ‘La huella invisible de la guerra. Desplazamiento forzado en la Comuna 13’ del Grupo de Memoria Histórica, entre febrero y octubre de 2002 se llevaron a cabo en Medellín 11 operativos militares en los lugares que se consideraban eran los territorios controlados por la guerrilla, siendo estos: en febrero, la Operación Otoño I y la Operación Contrafuego; en marzo: la Operación Otoño II, y la Operación Marfil; en abril, la Operación Águila; en mayo, las Operaciones Horizonte II y Mariscal; en junio, la Operación Potestad; en agosto, la Operación Antorcha; en septiembre, la Operación Saturno; y en octubre la Operación Orión, las cuales hicieron parte de una estrategia que implementó el Estado colombiano con la que se pretendía pacificar la zona y recuperar el control del territorio. 

No obstante, esta confrontación armada impactó más profunda y directamente a la población civil, que quedó en medio de las amenazas, los enfrentamientos, el fuego cruzado y las medidas represivas tomadas por parte de la fuerza pública, convirtiendo a la capital antioqueña en lo que algunos han llamado un laboratorio de guerra. 


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El documento además señala que según información registrada en el Banco de Datos de Violencia Política del Centro de Investigación y Educación Popular, CINEP, en el desarrollo de esta operación la Fuerza Pública realizó más de 150 allanamientos y capturó a más de 355 personas, de las cuales 82 terminaron sindicadas, un civil murió, 38 más resultaron heridos y ocho fueron desaparecidos por el Ejército Nacional, paramilitares e integrantes del CTI. 

Así mismo, murieron 10 guerrilleros, un policía y dos soldados, y resultaron heridos cinco policías y nueve soldados, mientras no se registraron combates de la Fuerza Pública contra los paramilitares. 


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Según un informe de 2002 de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “el aumento de las acciones militares en las zonas urbanas y el fuerte incremento en el número de grupos milicianos, vinculados a las Farc-Ep, al Eln y a grupos paramilitares, produjeron un alza en los homicidios y las masacres en las ciudades”. Lo que se evidencia según las cifras oficiales, que indican que mientras en el 2001, 158 personas fueron desplazadas en la Comuna 13, en el 2002 ese número aumentó a más de 1.200 personas. 

La Operación Orión fue considerada un triunfo para la estrategia de seguridad democrática del recién iniciado gobierno de Álvaro Uribe Vélez y de la institucionalidad sobre la delincuencia en medio de un entorno de polarización social y el rechazo de los colombianos hacia la guerrilla de las Farc-EP, y una gran derrota para las guerrillas en la ciudad. No obstante, no significó el fin del conflicto armado, pues los grupos paramilitares se apoderaron del territorio cometiendo grandes violaciones a los derechos humanos hasta su desmovilización en el 2003. 

Hoy, 20 años después de la incursión armada, las pérdidas e impactos, el dolor y las heridas permanecen, las víctimas de la Comuna 13 no olvidan, siguen exigiendo verdad, justicia y reparación y garantías de no repetición, pero también se fortalecen como un territorio de esperanza, resistencia, reivindicaciones y resiliencia con el firme propósito de seguir construyendo paz, haciendo memoria y gritando al unísono: “Orión, nunca más”. 

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