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‘La hamaca grande’ y ‘El mochuelo’ ya extrañan a Adolfo Pacheco Anillo en San Jacinto

El maestro Adolfo Pacheco Anillo partió de este mundo terrenal, pero su legado está más vivo que nunca.
Rosember Anaya

Es un sábado distinto. En San Jacinto, Bolívar la mañana es fresca, pero el despertar es triste. Las canciones del maestro Adolfo Pacheco Anillo se escuchan en cada casa y esquina de esta tierra de los Montes de María. En enero, sí, en el mes en el que ‘Joche’ se cogió el mochuelo, Adolfo Pacheco Anillo voló dejando un gran vacío para el folclor sanjacintero y colombiano.

Las hamacas, que le dan la bienvenida a los visitantes cuando llegan a San Jacinto, están estáticas, no se mecen como si sintieran que el hombre que las dio a conocer por todo el mundo ha partido.

“Y llevo una hamaca grande más grande que Cerro e Maco, pa que el pueblo vallenato meciéndose en ella cante”, es una de las estrofas que retratan una de las canciones más representativas del maestro: ‘La Hamaca Grande’.

En San Jacinto todos querían que el maestro peleara como un gallo fino, así como lo hacía ‘El Cordobés’ y que le volviera a partir el gancho a la muerte, pero esta vez no sucedió. A sus 82 años y un 28 de enero de 2023, Adolfo Pacheco Anillo le dijo adiós a Colombia, pero su legado seguirá vigente por mucho tiempo.

“Vivo agradecido por estar cerca de este gran juglar de los Montes de María. Tendrán que pasar muchísimos años para que nazca otro talento de esta magnitud como lo es el maestro Adolfo Pacheco”, narró con nostalgia el acordeonista y cantante Yeison Landero, nieto de Andrés Landero, y quien grabó junto al juglar sanjacintero.

La voz de Dimas Solano se quiebra cuando evoca esos grandes momentos vividos junto a su maestro. El eterno corista del Adolfo Pacheco Anillo hace un esfuerzo para que las lágrimas no comiencen a bajar por sus mejillas.

“Cuando le abrí los ojos a este mundo ya él estaba en mi casa porque era muy amigo de mi papá. Él fue mi maestro en el colegio. A Adolfo Pacheco le debo mucho, mis primeras letras las aprendí con él y fue la persona que más me orientó en lo poquito que sé de la música”, apunta este sanjacintero que por más de 20 años estuvo al lado del compositor montemariano.

A medida que va transcurriendo el sábado, las canciones del maestro Adolfo Pacheco se siguen escuchando con más fuerza. Los sanjacinteros no ocultan su tristeza, pero se quedan con esas grandes canciones. “Hoy San Jacinto está de duelo, hay un dolor muy grande. Por todas las calles se escucha la música del maestro Adolfo. Hoy que perdemos al maestro sabemos lo que él significaba para el folclor, para San Jacinto y todo el mundo”, apuntó Jesús Arrieta, habitante de San Jacinto.

El mural en donde se refleja la figura del maestro Adolfo Pacheco se ha convertido en un altar.  Todos quieren una foto a lado de la pintura en donde sobresale el rostro sonriente del maestro Adolfo Pacheco Anillo.

Amplios parlantes adornan las calles mientras ‘La hamaca grande’ es entonada a todo pulmón. “Viva el maestro Adolfo Pacheco”, gritan una y otra vez varios residentes de la Calle 19 de San Jacinto, Bolívar.

El maestro Adolfo Pacheco Anillo partió de este mundo terrenal, pero su legado está más vivo que nunca por eso los sanjacinteros a su pueblo no lo cambian ni por un imperio.

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