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La lengua y el patrimonio, mantos que cubren a las comunidades indígenas del mundo

Desde hace 14 años la Muestra de Cine y Video Indígena de Colombia (Daupará), está reuniendo a pueblos originarios de distintos departamentos del territorio y de diferentes naciones del mundo. Aquí, nos sumergimos en un viaje al corazón de Guachucal, Nariño.
Mural en Nariño
Angélica Blanco Ríos
Angélica Blanco Ríos

Es septiembre, mes en el que se realiza, desde hace más de una década, la Muestra de Cine y Video Indígena de Colombia, que este año llegó hasta Nariño. 

Con ella, llegué yo, que tuve que recorrer más de cinco horas (entre un vuelo desde Bogotá y varios trayectos por carretera), para arribar en Guachucal, el segundo municipio más alto de Colombia (3.180 metros sobre el nivel del mar) y cuyo nombre significa “pueblo en lo alto del agua”.

Guachucal

Aquí, entre verdes montañas y vientos helados, se asientan varios resguardos indígenas: 

  • Resguardo de Guachucal.
  • Resguardo de Muellamues.
  • Resguardo de Colimba. 

Todos tienen algo en común, extrañan su lengua, una de las que se perdió en el proceso de colonización de América, pero una de las que buscan recuperar con dinámicas educativas, artísticas, ancestrales y también con el cine. 

Sí, el séptimo arte se ha convertido en una técnica para crear y proyectar lo que son: pueblos originarios, guardines de la vida, del medio ambiente, orgullosos de sus raíces, sobrevivientes, amantes de la cultura, la danza, los rituales y creativos por excelencia. 

En el mundo existen alrededor de 476 millones de Indígenas viviendo a lo largo de 90 países y según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco): “la situación de las lenguas es el reflejo de la de sus hablantes. En muchas regiones a nivel global están al borde de la desaparición, porque algunos gobiernos han procurado deliberadamente borrarlas del mapa, penalizando su uso, como ocurrió en América en las primeras épocas del colonialismo”.

Esta misma organización reveló que de las 65 lenguas indígenas que existen en Colombia, más de la mitad están en peligro de extinción y 12 de ellas en “situación crítica”; ante este panorama, líderes de varias comunidades se han dispuesto a innovar en los procesos de etnoeducación para revitalizar sus dialectos nativos entre los mayores, jóvenes y niños. 

"Aquí, los Pastos perdimos nuestra lengua cuando quisieron evangelizar a las comunidades a través de dos herramientas lingüísticas: el Runa Shimi o Kichwa, como lengua general Andina y, el español, como lengua extranjera; fue ahí cuando nuestras palabras cayeron en detrimento", relata Aldemar Rosero, representante del Consejo Mayor de Educadores Indígenas del pueblo de los Pastos, escritor y uno de los líderes y etnoeducadores que tiene Guachucal, Nariño. 

Y es que la historia cuenta que sus pobladores hablaban el idioma Pasto o Cuastu, una jerga compleja que se extinguió con una orden del Sínodo de Quito, que la catalogó como una profanación a la condición católica. 

"Decían que nosotros hablábamos directamente con el demonio. Satanizaron nuestra lenguas, pero tenemos la fe de que por ahí está la biblia y soñamos con recuperarla. Entre tanto, estamos ejecutando un ejercicio importante: hemos considerado que el kichwa​, quichua​ o quechua, conocida como la lengua de los valores andinos, también pueda ser hablada por los nuestros. Somos todo un pueblo", asegura. 

Sin embargo, entender la dinámica del pensamiento de los pobladores originarios se remonta a tiempos antiquísimos: "los indígenas sabemos que para que las lenguas sobrevivan tenemos también que respetar a nuestras mamás, que son las portadoras de la palabra y las tejedoras de vida. Adicional a ello, son nuestros taitas mayores los que 'guardan' toda esa sabiduría ancestral de la cual nos debemos empapar y son ellos los que nos convierten en seres concientes. Para nosotros la lengua en nuestro manto y cuando entendemos que el territorio nos habla, alcanzamos un nivel de conciencia mágico, espiritual y material, por eso considero que la tecnología y el cine nos pueden aportar grandes enseñanzas a futuro y grabar todas nuestras tradiciones es necesario", detalla. 
 

¿Cómo lo están haciendo a través del arte y del cine?

Hasta el próximo 30 de septiembre, en el extremo del suroccidente de Colombia, a media hora de Ipiales y cerca a la frontera con la República del Ecuador, un grupo de indígenas provenientes de distintos departamentos, pero también de México, Ecuador y Argentina, se reúnen para hablar de cine, tradiciones, patrimonio, derechos de autor y de sus lenguas. 

En uno de los conversatorios que fue denominado 'Tejiendo palabra', varios jóvenes expresaron la preocupación que tienen frente al panorama actual, pero también, a través de cortos, animaciones y documentales, contaron lo que están haciendo para revitalizar y refrescar sus territorios.

Tejiendo palabra

"Yo sé que los jóvenes podemos seguir fortaleciendo la lengua en las universidades, desde la niñez,
desde la ausencia, desde la música, desde el relato, desde las historias y desde el hogar. Creo, que cuantas más personas nos sumemos, tendremos mayores resultados y podremos así recuperar lo que un día perdimos", dice una de ellas en uno de los documentales que proyectaron en este evento. 

Patrimonio audiovisual, un tema crucial para rescatar los valores

En el camino que conduce hacia el Daupará, también me encontré a José Esteban Fuelpaz, secretario general de las autoridades indígenas Pastos. 

Él, asiste a esta muestra de cine hace varios años. A simple vista se nota que la tecnología es lo suyo. En una mochila tejida a mano ‘esconde’ micrófonos, un celular de alta gama con el que graba todo lo que ve y tiene todas las ganas de seguir aprendiendo sobre cómo, a través del video, del patrimonio fílmico y de los procesos creativos, pueden impulsar lo que vienen haciendo en cada una de las comunidades de los territorios ancestrales.

"El objetivo primordial de la muestra es dar a conocer las capacidades, el talento y los procesos de comunicación que vienen adelantando nuestros colectivos; todo relacionado con las historias indígenas", cuenta, mientras afirma que cuando escucha la palabra cine se le viene a la mente la idiosincracia que buscan rescatar a pulso y con esfuerzo. 

Por su parte, Yelena Mendoza, asesora del Ministerio de Cultura, en la dirección de Cine y Medios Interactivos, quien dictó un taller en el Duapará, sobre 'Formación de patrimonio autiovisual', concluye que a nivel nacional, las entidades deben apoyar este tipo de iniciativas con el propósito de preservar la memoria, con un enfoque indígena.


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"Para Colombia es importante que se hable de este tema. Nosotros conocemos como patrimonio audiovisual la gestión, la conservación y la preservación de todos los contenidos (en el caso audiovisual) en video, fotografía, en formato sonoro, que contienen información de los pueblos indígenas y es necesario generar procesos sobre ellos para que podamos acceder. Buscamos darles una puesta en valor, para que las nuevas generaciones se apropien de estos contenidos y ayudar así a la preservación de la memoria, porque puntualmente, en lo sonoro y en lo audiovisual, encontramos vestidos, culturas, lenguas, que quizá en el futuro ya no existan y sin duda generarán conocimiento sobre estas realidades", detalla. 

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