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Educación en cuarentena: música para comunidades rurales de Putumayo y Nariño

Una iniciativa que busca implementar clases de iniciación musical durante este tiempo de pandemia.

Por: Miguel Ángel Cortés

La música como un poderoso recurso para promover la unidad, la comunicación, el buen trato y la identidad cultural, es el mensaje que quiere transmitir la Fundación Centro Cultural La Tulpa del Valle de Sibundoy para las familias de zonas rurales del Alto Putumayo y Nariño, a través de un espacio gratuito de formación a distancia, en medio del confinamiento por la emergencia del Covid-19.

Se trata de ‘La Tulpa Raymi Takey Wasi Yachay Atun Pueblo – Escuela De Música Del Pueblo Grande’, una iniciativa que busca implementar clases de iniciación musical durante este tiempo de pandemia. La convocatoria está abierta con un cupo máximo para 100 personas que habiten en estas regiones del sur de Colombia.

“Sabemos que estos dos espacios de territorio cuentan con muchísimas comunidades que no cuentan con los recursos ni el acceso a internet y nuevas tecnologías, por lo que este proceso está pensado con llamadas telefónicas y videos tipo tutorial que vamos a estar subiendo en Facebook, YouTube y compartiendo en los grupos de WhatsApp con las personas inscritas”, explica Olimpo Herrera Jacanamijoy, docente y miembro del pueblo Inga del Alto Putumayo.

Las clases iniciarán el próximo lunes 15 de junio, pero habrá inscripciones abiertas hasta el día viernes 19 del mismo mes. Los interesados pueden comunicarse a través de la línea 316 762 19 90 vía telefónica o por WhatsApp, al igual que por las cuentas de Facebook e Instagram de la Fundación Centro Cultural La Tulpa.

“Los niños son la forma en que toda la familia puede recrear la música alrededor de las clases a distancia”, agrega el maestro, quien señala que el proyecto se pensó inicialmente con participación individual, pero se amplió el enfoque, teniendo en cuenta que muchos grupos familiares comparten más espacios en medio de la cuarentena.

“Nos dimos cuenta que las familias por el confinamiento permanecen más tiempo juntas, por lo que si se inscribe un miembro de la familia, los demás miembros también estarían predispuestos a acompañarlo y a desarrollar las actividades musicales, por eso pensamos en núcleos de familias, es decir que si se inscribe un niño, el acompañante puede ser su mamá, su papá, su abuelo o un adulto responsable”, señala Herrera.

Este programa de formación tendrá una duración de cuatro meses y cuenta con una planta de tres docentes músicos apoyados por el Ministerio De Cultura, quienes realizarán el proceso de enseñanza con acompañamiento telefónico dos veces a la semana y con ayuda de material audiovisual.

“La metodología está planeada con el envío dos videos semanales tipo tutorial, subir estos videos a nuestras plataformas y redes sociales. Además de esto, se organiza con el estudiante un espacio de dos llamadas a la semana, cada llamada es de 10 a 15 minutos”, comenta Herrera.

Las actividades propuestas buscan enseñar las bases de la música, además de impulsar la unidad familiar, el fortalecimiento de la comunicación, la convivencia y la identidad cultural de la región sur andina, todo en el marco de la educación y el arte musical.

“Están pensadas actividades lúdico-recreativas para la época de confinamiento; es decir, son actividades que se pueden desarrollar en la casa y que nos ayuden a hacer un acercamiento a las bases de la música. Está pensado también como un entrenamiento auditivo y rítmico que se pueda hacer de manera lúdica con el cuerpo y con elementos de la casa”, expone Olimpo.

Cada 15 días, los estudiantes deberán que presentar unas evidencias del trabajo que se realiza en conjunto con el profesor. Tendrán que enviar audios, videos y fotografías de los trabajos que han venido desarrollando

¿Cómo contribuir a esta causa?

Esta iniciativa también está buscando apoyo de patrocinadores, que a través de un aporte, ya sea económico o con insumos, para contribuyan con esta labor. Los fondos y materiales recaudados serán destinados para el desarrollo de los espacios de aprendizaje con las comunidades.

“Las personas que nos quieran colaborar estamos necesitando kits de alimentación, kits de aseo, kits educativos, los contemplamos como material para aprender música, es decir, cuadernos pentagramados, lápices, colores, instrumentos de todo tipo y un apoyo económico, si es posible. Todo lo que recolectemos lo vamos a entregar por medio de la Fundación a nuestros estudiantes”, indica Herrera.

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