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Historias de colombianos: Natilla y buñuelos en NY

Son cerca de 4 mil kilómetros los que separan a Armenia, capital del bello Quindío, de Nueva York, “capital del mundo”. Pero hay historias que juntan a estas ciudades y que permiten pensar que independiente de la fuerte connotación comercial que han venido tomando las festividades de fin de año, lo más importante es la familia. Al menos, así lo piensa Nadya Carolina Ramírez, una joven y talentosa bióloga marina que desde hace cerca de 10 años está radicada en la reconocida ciudad norteamericana.

Junto a sus padres, María Eugenia y Germán, y su hermana, Alexandra, Carolina suele celebrar el 24 de diciembre y el fin de año con algunas de las tradiciones que años atrás gozaba junto a una familia grande, en Armenia, y en las que no podían faltar los tamales, los buñuelos, la natilla y la música ‘chucu - chucu’ de artistas como: Los hispanos, Los Billo’s Caracas boys y Pastor López.

Aunque el clima en Nueva York por estas épocas es frío y nevado -poco parecido al de Armenia, que en las noches decembrinas oscila los 17 grados centígrados-, ésta no es excusa para que Carolina y su familia dejen de celebrar al estilo colombiano y más que eso, al estilo paisa.

Carolina, actualmente, trabaja en el Museo de Historia Natural de Nueva York como educadora de niños de High School, y aunque su familia también ha ido adaptándose a tradiciones de los Estados Unidos como “Acción de Gracias”, que se conmemora el cuarto jueves del mes de noviembre, y se destaca por las grandes cenas con pavo, se mantienen en su memoria la noche de las velitas y otros momentos especiales de los diciembres colombianos.

Quienes quieren hacer las preparaciones gastronómicas tradicionales de Colombia en ‘la ciudad que no duerme’ no sufren demasiado, ya que allí también se consigue la masa para hacer arepas, buñuelos, natilla y otras tantas delicias autóctonas de nuestras tierras.

Pero un aspecto que llama la atención de vivir en una ciudad tan multicultural es que hay mucha gente que no celebra Navidad y para ellos diciembre es sólo un mes más. “Hay gente que no celebra nada. Por ejemplo, para los chinos año nuevo es en febrero. Depende de la cultura hay gente más festiva”, reseña Ramírez.

Sobre las novenas, que en Colombia van del 16 al 24 de diciembre, la bióloga cuenta que es una de las tradiciones que más extraña y que por tener un círculo familiar tan pequeño ya casi no celebra.

Sin embargo, sí recuerda villancicos tradicionales como el “Anton tiruliru liru”, que no puede dejar de sonar en las noches de 24 de diciembre en su vivienda, ubicada en uno de los barrios tradicionales de Nueva York.

Una de las cosas que varía un poco de la celebración de 24 de diciembre es que mientras que en Colombia, se comparten los regalos a las 12 de la noche, en los Estados Unidos, generalmente, los niños esperan hasta las primeras horas del día siguiente.

Carolina viaja constantemente a distintos lugares del mundo debido a su profesión de bióloga y no descarta un paso por Colombia en los próximos meses, ya que disfruta mucho parajes como los del Chocó, en donde la diversidad de especies se convierten en un paraíso para cualquiera y más para quienes comparten su profesión.

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