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La historia después de Enrique Buenaventura

El Teatro Experimental de Cali, se encuentra en pleno centro de Cali, en esos barrios de casas antiguas con grandes solares llenos de árboles. En una de esas casitas con ladrillo a la vista, reja metálica y láminas plásticas de colores está el TEC, el legado grande que dejó Buenaventura.

Enrique Buenaventura fue la persona que le dio forma al teatro colombiano, basado en las experiencias personales de cada actor y en un método peculiar de creación colectiva, que lo llevó hasta Francia en la década del 60, enseñando su método ante entidades con prestigio internacional como el Teatro de las Naciones, en París.

Cabe decir que ya había sido director varios años de la Escuela de Teatro de Bellas Artes en la ciudad de Cali.

Pero más que un viajero, poeta, marinero, contestatario, ensayista, dramaturgo y pintor, Buenaventura tenía una chispa que pasaba a punta de tinto y empanadas con un ají que haría saltar hasta el más envalentonado y que hasta el día de hoy, se sirve en cada uno de los almuerzos colectivos en que los 15 integrantes del teatro comparten antes de la jornada de la tarde.

El TEC comenzó en 1955 y cómo dice Jacqueline Vidal, compañera del gran hombre de las tablas, “Enrique y yo lo construimos con las manos”. De allí en adelante fue el centro de formación de reconocidos actores que han pasado por la televisión nacional y sigue siendo un semillero de actores que le dan vida a los escritos del Maestro, que partió ya hace 11 años.

Jacqueline Vidal, actual Directora del TEC

Una de ellas es Daniela, tiene 26 años y lleva 4 haciendo parte del elenco del TEC. “Entrar acá es como un nacimiento para uno, aquí en el entrenamiento se nace cada día, hay que aprender a caminar, a caminar, respirar, hablar e involucrarse y por eso venir a estudiar de otro lado acá no pega, uno ya entra con muchos vicios“.

Jacqueline, por su parte, nos cuenta que los primeros cinco años después del fallecimiento de Enrique fueron bastante duros. Primero una voltereta jurídica que pretendió quitar de las manos de la esposa del maestro la casa donde funciona el teatro, y por otra parte, superar todo el desbalance económico que se vino, “porque mucho del respaldo económico del teatro, era Buenaventura”, dice esta mujer menuda y ojos profundos.

En este momento, el TEC anhela hacer una puesta en escena de 8 obras escritas y montadas por Enrique antes de su muerte y traerlas a Bogotá para que la gente conozca más del “estilo Buenaventurezco”. También se trabaja en un centro de investigación que lleva el nombre del maestro, que pretende digitalizar y organizar todo el archivo de pinturas, manuscritos, ensayos, poemas, obras y cuentos de este gran hombre, que le dio una escuela al teatro colombiano.

“Felizmente en este momento estamos comenzando a tener un equipo más fuerte en el tema de gestión administrativa, para hacer esta obra tan grande y poco a poco hemos logrado ir saliendo de la penuria”, dice Jacqueline, “el TEC económicamente existe porque los que hacen teatro, los que construyen esta sala, los que cada día vienen a trabajar aquí”.

Y es un teatro bonito, con una sala remodelada, una apariencia nueva que ofrece diferentes alternativas culturales como el CineTEC, los conversatorios sobre la obra de Buenaventura y las obras del Maestro.

“Cada vez viene más gente joven a ver teatro, pero también viene gente que vio al TEC hace 50 años, lo que admiran todos es la habilidad ímpetu y la inteligencia capacidad de agradar al público de las obras y los actores” afirma Jacqueline.

Carlos Tofiño, es hoy en día uno de los encrgados junto con Irne García Motta y Mauricio Durán, del Centro de Investigación Teatral Enrique Buenaventura (CITEB), un proyecto que arrancó como una propuesta a la Biblioteca Nacional, afirma que pese a que ha existido un apoyo de parte del Gobierno, “la mayoría de entidades se quedan en ‘ese año hicimos esto… contratar investigadores, curadores,…’ pero al año siguiente nada. Si esos proyectos nacen, necesitan una continuidad”.

El árbol del centro sigue creciendo, el TEC se ve más robusto once años después del Maestro. Sigue siendo querido y foco de interés de escuelas, organizaciones y entidades, que siguen apoyando al teatro y en especial al hombre de la Historia de una bala de plata.

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