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Los ‘matachines’ alegran y pintan la Navidad de Santander

En Santander existe una tradición llena de máscaras y trajes carnavalescos. Cuando llega diciembre, hombres, mujeres y niños desempolvan sus trajes para darle vida al ‘matachín’.

Por: Ruth Gélvez - Radio Nacional Bucaramanga

Los ‘matachines’ son personas que se han disfrazado con máscaras de animales, personalidades y algunos rostros deformes, con traje de carnaval y otros con trapos. Todos reviven cada diciembre una fiesta que camuflaba la lepra, o el ‘mal de Hansen’, como se le conocía en 1820. Contratación fue reconocido por aquellos tiempos como el refugio para los leprosos del oriente del país, ahora es un municipio que revive la fiesta de los matachines en diciembre y es devoto de María Auxiliadora, donde los enfermos de salud llegan cada Noche de Velitas a pedir calmar los dolores a su patrona.

Pedro Pablo Rincón, conocedor de la historia de Contratación recopila los relatos sobre los matachines. “Creemos que esa tradición de ponerse máscaras viene de las familias de Italia que se quedaron en Santander, donde todos los habitantes del municipio se colocaban estos disfraces para no ser identificados como enfermos de lepra y celebrar por igual con los alentados, todos festejaban, ricos y pobres también”, cuenta.

La elaboración de las máscaras tiene un estilo especial en Contratación, por haber sido un municipio que acogió a los enfermos de Hansen (Lepra) ha estado muy ligado a la deformación y al color que producía la misma enfermedad, los trajes de los matachines en este municipio, tiene aspectos diferentes a los matachines de otras zonas como Floridablanca, Girón, Piedecuesta, entre otros, que han adoptado este festejo como propio.

Foto: Corporación de Matachines.

Las expresiones de las máscaras cuentan las historias de la región, sus mitos.

“Cuando tu compras una máscara de la China incorporas figuras que no tienen nada que ver con las historias locales, las máscaras tenían rostros con los personajes del pueblo o con los mitos de la región, eso es un poco el trabajo que algunas personas han empezado a rescatar, porque se dieron cuenta que el mercado y las máscaras de látex han ido reemplazando lamentablemente esta máscara de papel hecha a mano una por una. Cada máscara era una original”, aclara Pedro Pablo.

Foto: Corporación de Matachines.

Conocer la historia de estos personajes tiene algo místico, nos cuenta Carlos Hernández, quien es integrante de la Corporación de Matachines de Santander, sobre su experiencia con esta tradición desde hace 37 años en el municipio de Floridablanca.

“Yo a los ocho años me dediqué a perseguir ‘matachines’, los niños no tenían miedo, los perseguían y los molestaban, después a los 14 años ingresé a la corporación disfrazándome y acompañando los mismos desfiles y las fiestas que se hacían en esas épocas con nosotros”, relata.

Foto: Corporación de Matachines.

Floridablanca es uno de los municipios activos con esta tradición. La corporación congrega a cerca de 300 jóvenes (de 1500 aproximadamente del Área Metropolitana), quienes salieron el pasado 7 de diciembre a desfilar en el barrio La Cumbre con el fin de festejar y mostrar las máscaras, los disfraces y mantener la tradición viva.

Escuche la historia de por qué los matachines utilizan una bomba, hecha con vejiga de animal, para asustar a la gente y por qué muchos de ellos representan con sus acciones atípicas, la Conquista española.

Edgar Barón, gestor cultural de la Fundación Chicusán: Chirosas de La Cumbre, habla también de otro personaje que acompaña al matachín, ‘las chirosas’.

“Son personajes folclóricos y carnavalescos por los diseños y disfraces, nosotros en la fundación trabajamos con los jóvenes este personaje con zancos, percusión y viento, además de sus disfraces, máscaras y gorros”, explica.

La diferencia de ‘las chirosas’ con los ‘matachines’ es que las primeras llevan las papayeras y utilizan instrumentos para animar al público en las calles, sacar a bailar a los niños y a la gente.

“El matachín es importante porque en nuestra sociedad, ya que es un símbolo del poder de transformación del ser humano, porque somos capaces de convertir la tragedia en comedia. A través de un símbolo como la máscara podemos actuar de otra forma. La careta tiene ese poder, oculta una identidad y revela una nueva identidad, ese es el poder que tiene la fiesta. A nuestra sociedad le falta eso, un poco más de fiesta, de carnaval, para aliviar tanta polarización, tanta tensión”, concluye Pedro Pablo Rincón.

Este diciembre los matachines vuelven a hacer su conocido carnaval el 24, desde las 4 de la tarde en el Barrio La Cumbre, pero cada municipio tiene también sus representantes, que interpretando papeles de la Colonia o de algún personaje histórico de Santander, hacen parte de las Navidades de esta región.

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