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Filigrana: Hilos que tejen historias y siglos de oro en Mompox

Verdaderas obras de arte dan cuenta de esta técnica con más de 300 años de antigüedad entre los orfebres de ‘La Tierra de Dios’ para diseñar joyas que se roban las miradas.
Miguel Ángel Cortés

Por: @MACortesL

Recorrer las calles de Mompox (Bolívar) es seguir los vestigios de nuestra historia en la que fuera una de las ciudades más importantes en la época de la Colonia. Allí se entrelazan los hilos de una tradición centenaria más valiosa que el mismo oro. Es la filigrana esa actividad ancestral que se ha extendido de generación en generación en gran parte de las familias de la ciudad.

Durante más de 300 años esta técnica ha transcendido en el corazón de quienes desempeñan este oficio, los llamados orfebres. Ellos son descendientes de una tradición iniciada desde los artesanos sevillanos que llegaron a América en el siglo XVIII, reconocidos por la habilidad especial que les caracterizaba para trabajar el oro, el elemento más valioso de la época.

Mompox se convirtió en el depósito de todos los productos comerciales de la Nueva Granada, en especial de este metal precioso, explotado y traído desde las minas de Antioquia. Fue así como esta población se consolidó como cuna de la filigrana, una práctica ancestral milenaria, que fue transmitida por los árabes a los españoles y hoy sobrevive como una de las principales actividades económicas de los momposinos.

Foto: Miguel Ángel Cortés

Esta es la historia de William Vargas Montero, tiene 42 años, de los cuales lleva más de 20 en la orfebrería. Desde su tatarabuelo, bisabuelo, abuelo y él, ya son cuatro generaciones que han dado larga vida a este mágico oficio. Su padre no lo quiso desempeñar, pero las tardes en el taller de su abuelo cuando era un pequeño de sólo 8 años, fueron suficientes para heredar un legado de tradición familiar que se niega a desaparecer.

“Yo no quise que se acabara lo que él y sus antecesores habían iniciado, quise continuar por eso, porque la filigrana es muy bella. Este arte refleja todo lo que uno quiere expresar desde su interior, uno lo esboza en joyas y piezas que se roban las miradas”, cuenta.

Foto: Miguel Ángel Cortés

La filigrana es una técnica basada en adelgazar, casi como un cabello, diferentes metales para crear piezas inimaginables, para muchos -como su nombre lo dice filos: hilos y grana: granos-.

Foto: Miguel Ángel Cortés

El proceso consiste en fundir los granos del metal a trabajar, para transformarlo en pequeñas barras gruesas, que luego se someten a un proceso de estiramiento, hasta obtener el grosor deseado y empezar a trabajar en el diseño. William asegura que la vocación y la habilidad son innatas.

Foto: Miguel Ángel Cortés

La naturaleza se convierte en la mejor inspiración de figuras tamaños y texturas para dar vida a verdadera obras de arte en collares, cadenas, pulseras, brazaletes, aretes, candongas, anillos, etc. Todos inspirados en animales, plantas, flores y formas captadas del medio ambiente.

“Esto no se puede imponer, esto tiene que nacerle a uno, tener la paciencia, dedicación y destreza de manos para hacerlo bien. Hay personas que lo hacen por ganar platica, pero las personas que hacen las cosas con amor, las hacen bien y siempre van a sobresalir”, señala.

Foto: Miguel Ángel Cortés

A medida que pasa el tiempo hay más tecnología, pero lo artesanal continúa. Lo que se ha agilizado es el proceso de estiramiento del hilo, por eso una pieza de alta calidad puede tomar 2 meses y hasta más para estar terminada.

De su abuelo Víctor Rivera, William Vargas sacó el interés y el amor por la labor de artesano para crear y vender sus creaciones. Con el tiempo adquirió la labor de empresario y de ahí que él y sus joyas han pasado a ser embajadores de la filigrana momposina a nivel mundial.

Foto: Miguel Ángel Cortés

Ha exportado a Alemania, Francia, Suiza, Inglaterra, España, entre otros países. Además ha participado en muestras internacionales en EE.UU., Brasil y Perú., donde ha podido impartir y traer conocimiento con otros orfebres.

Para Willian, “Los artesanos son artistas por naturaleza”, de su labor manual se deprende que cada pieza sea ‘única e irrepetible’. Así se sigue escribiendo esta historia única con hilos dorados que se arraigan en una fuerte tradición en la llamada ‘Tierra de Dios’.

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