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Las ofrendas, una tradición mexicana que honra a los muertos

Flores de cempasúchil, velas y fotografías de los difuntos son algunos de los elementos que conforman las características ofrenda.
Foto: Diego Teliz.
Gabriela Farfán

El Día de Muertos es una tradición que lleva miles de años, incluso existe desde antes de la llegada de los españoles a América, y marca una cultura de raíces indígenas que honra la memoria de los difuntos. Esta celebración es una de las más representativas a nivel mundial para este país pues, se ha convertido en Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. 

Uno de los elementos más icónicos de esta tradición es la ofrenda, “un reencuentro con un ritual que convoca a la memoria”, según la página oficial del Gobierno de México.

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El periodista cultural Betto Arcos, originario de Xalapa (México), cuenta en qué consisten las ofrendas y cuáles son sus elementos esenciales para la elaboración de estos altares.

“Las ofrendas son los altares que la gente crea, de una manera personal y artística, para honrar a sus ancestros. Son decoradas con flores de cempasúchil, papel picado, velas y fotografías de los familiares, amigos o seres queridos que se fueron. En ellas se ponen alimentos predilectos de los seres queridos, por ejemplo: tamales, pan, fruta, café, chocolate o una gaseosa y hasta una bebida alcohólica como mezcal o ron”, cuenta Arcos.

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Estas ofrendas cambian entre familias, estados y pueblos. Si bien la cultura y el sentido es el mismo, cada uno tiene su manera de celebrar esta tradición y honrar a sus difuntos. 

“Las ofrendas son diferentes en cada región de México. Los estados de Oaxaca y Michoacán, donde hay una gran población indígena, tienen las celebraciones más bonitas. En muchos pueblos de estos estados los cementerios se vuelven una verdadera fiesta de colores, olores y sonidos”, añade el periodista.

Esta es una tradición que desde se promueven los colegios y al interior de las familias. Sin embargo, Arcos puntualiza que es una tradición que no todos los mexicanos llevan a cabo. “En general, la tradición del Día de Muertos es transmitida de generación en generación. También es cierto que no toda la gente de México la celebra. Es una celebración que se practica más en los pueblos que en las grandes ciudades”, narra Arcos. 

En los pueblos mexicanos y algunos estados como Morelos, esta tradición se celebra de otra manera. Hacen ofrendas monumentales en donde las familias dejan la puerta abierta de sus casas para que las personas puedan ver sus altares intercambiando el tradicional pan de muerto que también tiene su significado.

“Algo esencial en la ofrenda es el llamado ‘pan de muerto’. Este pan tradicional lleva figuras de huesos como decoración y en Oaxaca lo hacen con caritas de personas en la punta del pan”, expresa Arcos.

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Las ofrendas y la celebración de Día de Muertos se han popularizado alrededor del mundo con el sentido común de honrar a los que ya no están en vida. Los mexicanos no ven la muerte como algo malo, en un sentido contrario sienten que se debe celebrar y así mismo recordar la memoria de las personas que ya no los acompañan en este plano terrenal.

“La muerte en la tradición prehispánica no se interpreta igual que en la tradición católica o cristiana. Esta se considera la extensión de la vida, una segunda parte, y, por lo tanto, la celebración del Día de Muertos es festiva, no es triste, es lúdica, no melancólica”, afirma Betto Arcos. 

Esta es una celebración que honra la memoria de los muertos de una manera alegre, no solo la de los adultos sino también la de los niños que se fueron antes de tiempo. “El 1 de noviembre se espera la visita de los niños y el 2 de los adultos”, concluye el periodista.

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