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Adolfo Pacheco y lo bello de ser negro

El cantautor montemariano reivindicó en algunas de sus canciones el color de su piel. “No es negra, es morena”, escribió en una de sus piezas.
Canciones de Adolfo Pacheco sobre sus raíces negras
Foto: Señal Memoria
Jimmy Cuadros

Además de costumbrismo, poesía y profundidad, Adolfo Pacheco Anillo reveló en algunas de sus letras dardos contestatarios con los que defendió su cultura y sus raíces.

Lo hizo con la cumbia ‘La Hamaca Grande’ que tiene más de 80 versiones y que, en propias palabras del juglar, fue una crítica al Festival de la Leyenda Vallenata porque en el concurso no permitían interpretar porros ni cumbias con acordeón, ritmos con los que estaban más familiarizados los sabaneros.

Y conseguiré
a un indio faroto
y su vieja gaita que solo cuenta
historias sagradas
que antepasados recuerdos esconde
Pa’ que hermosamente toque
y se diga cuando venga
Que también tiene leyenda
cual la de Francisco el Hombre

También ocurrió con ‘El Pintor’, cuya versión más escuchada ha sido la de Diomedes Díaz. Esta composición surgió como un nuevo ‘round’ de la polémica entre los sabaneros y el Festival Vallenato, en cabeza de ‘La Cacica’ Consuelo Araújo Noguera.

“Cuando comenzó el Festival hubo esa discusión. Consuelo me dijo a mí que suprimiéramos el acordeón de la cumbia y el porro, que le dejáramos eso a las bandas. La idea era eliminar nuestra música sabanera, y yo le dije que lo nuestro era tan importante como lo de ellos”, recordó el maestro Adolfo.

Entonces, para demostrar que él era tan buen compositor como los del Cesar y La Guajira escribió este merengue:

Yo pinté ‘La Hamaca Grande’
Con magníficos colores
Y dibujé la nostalgia
Haciendo el ‘Viejo Miguel’
La dulzura pincelé
Con ‘Mercedes’ y el ‘Mochuelo’
Pero yo no sé por qué
Dicen que pintar no puedo
Si yo como Leandro el ciego
Pinto lo que no se ve
Métase donde se meta
Yo pinto mejor que usted

Muchos relacionaron a Rafael Escalona con “Pedro Pérez”, el personaje que mencionó Adolfo en la canción. Sin embargo, el mismo maestro se encargó de desmentir esta hipótesis: “La gente lo tomó así porque Escalona era el representante más fidedigno de la cultura vallenata. ¿Quién es Pedro Pérez? Uno lo utiliza en el español para hacer referencia a cualquier persona”.

Además de la defensa de su música, Adolfo Pacheco también escribió canciones que reivindican su raza negra, de la que –irónicamente- tomó conciencia cuando se fue a vivir a Bogotá.

“Yo era de estirpe conservadora como mi papá (el viejo Miguel), pero cuando fui a Bogotá me sentí atraído por la izquierda y participé en paros. Y producto de eso, mi papá dejó de enviarme plata. Un día me metí a un restaurante a comer y sin pagar me fugué. Me escondí en el baño de las mujeres y alguien me dijo: ‘negro malparido’. Eso me impactó porque yo me reconocía como una persona morena”, rememoró Adolfo.

Desde ese momento se dedicó a indagar por sus antepasados y se encontró que descendía de “una negra esclavizada y un tipo de Ocaña”. Y desde entonces emprendió la defensa de su raza que lo llevó a escribir más de 10 canciones sobre este particular, una de ellas ‘Cuando lo negro sea bello’.

Es una cumbia —grabada por Andrés Landero— que narra la historia de María, una jovencita negra que fue embarazada por el niño blanco y rico del pueblo y al que José, padre de María, obligará a casarse con ella o le aplicará su ley y se lo llevará el demonio.

Yo soy un tigre dormido que todas las noches sueña
con el mundo que dejé
y quitaré vengativo cuando lo negro sea bello
la cadena de mi piel.
Consuélate niña mía, con el ejemplo de Dios
y sueña que te pasó como a la virgen María.
Es tu destino, María, como tu piel y la mía

“Alguna vez tendrá que ser el negro bello. Así como uno ve bellos un jabalí con los colmillos afuera, o un caballo que es cabezón, así debe ser cuando empiecen a ver al negro con la estética que merece”, explicó el maestro.

Otra canción de este corte es ‘Sabor de gaita’ o, como la conocen muchos, ‘No es negra es morena’, ganadora del Festival de Cumbia de El Banco con la interpretación de Andrés Landero. También la grabaron los Gaiteros de San Jacinto y el mismo Adolfo la consideró su mejor cumbia.

Aunque nació como la reivindicación de la gaita sanjacintera, echada al olvido por algunos, Adolfo aprovechó la popularidad de ‘La pollera colorá’ y su negra Soledad para decir:

Ella no es negra es morena
como son todas las de mi tierra
y su cintura semeja los
remolinos que da la arena

Y para terminar con sus referencias, una de sus últimas composiciones fue ‘El hombre del Espejo’. Allí cantó:

¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte?
Se preguntan. Yo comento
La vida pa’l palenquero es un sufrimiento
La muerte lo pone alegre y toca el pechiche
Y yo como soy cristiano la muerte me pone triste
La vieja me trajo al mundo dicharachero y contento...
No quiero solemnidades,
tampoco me carguen luto.
Que suenen las acordeones y gaitas
para el difunto

Una premonición nostálgica de la inexorabilidad de su tiempo en la Tierra. Su funeral, de seguro, será un ritual en el que las gaitas, los acordeones los tambores le confirmarán al hombre que veía su piel en el espejo que lo negro ya es bello.

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