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Falleció Rufino Duque Naranjo, patriarca de la guitarra colombiana

El intérprete se preocupó por dejar un legado por medio de sus discos y de sus alumnos.

A sus 93 años, en el municipio de Rionegro, falleció el día este domingo el guitarrista antioqueño Rufino Duque Naranjo, figura fundamental en el desarrollo de un lenguaje para el instrumento basado en las sonoridades del interior del país y de la música clásica. Nacido en Abejorral en diciembre de 1927, el intérprete se preocupó por dejar un legado por medio de sus discos (seis en formato vinilo más16 cassettes y 20 discos compactos) y de sus alumnos, que se cuentan por cientos en el territorio nacional.

Tras llevar a cabo estudios superiores en su poblado natal, Duque se inscribió en el Instituto de Bellas Artes de Medellín, donde estudió violín y solfeo. Su amor por las seis cuerdas nació cuando llegó a sus manos una colección de partituras de obras españolas para guitarra. Además tocaba con habilidad la mandolina, la lira, el tiple y la bandola. En buena parte de sus discos él mismo ejecutaba esos instrumentos para acompañar en la mezcla la melodía de la guitarra, proceso técnico del cual fue pionero en Colombia. En varias ocasiones fue invitado en calidad de solista por la Orquesta Sinfónica de Antioquia.

Durante ocho años fue docente del Conservatorio de la Universidad de Antioquia –donde en 1965 fundó la cátedra de Guitarra Clásica– y fue profesor de la Casa de la Cultura de Medellín. En 1970 decidió abrir su academia Rudunar, ubicada en la calle Perú con carrera Sucre, con la que tuvo gran éxito. Ello lo llevó a dejar la cátedra en la universidad en 1973 para dedicarse del todo a sus alumnos privados, que se contaron en unos 500.

Rudunar también fue el nombre de la disquera independiente con la que empezó a grabar en 1962. Su disco “Vibraciones”, que incluye arreglos para guitarra sola de música clásica y popular latinoamericana, sigue siendo muy apreciado entre los melómanos. Dentro de la música andina colombiana sobresale su disco “Hasta luego, mi don”, famoso además por su simpática portada en la que un arriero se le está escapando a San Pedro en el cielo. Algunas obras de su autoría fueron “Fantasía flamenca”, “El Patas”, “Melodía en una cuerda”, “Por qué”, “Llanto de guitarras”, “Para ti” y “El bunde”.

Desde hace un par de décadas, Duque Naranjo se había residenciado en Rionegro, donde fue docente del desaparecido conservatorio municipal. De vez en cuando seguía desenfundando el instrumento para recordar los buenos tiempos al lado de los suyos.

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